ROSARIO (Corresponsalía Santa Fe) Hay un matrimonio, dos figuras políticas y un proyecto de poder. Hay un borrador que está saliendo tal como se pensó, pero el siguiente paso es de lo más complejo. La presidenta del Concejo de esta ciudad, María Eugenia Schmuck, y el rector de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), Franco Bartolacci, construyeron una vida conyugal y política exitosa al calor del radicalismo progresista y de la universidad, y ahora se internan en un camino angosto y menos amigable para llegar a la cima de la ciudad. Es física política: cuando más se pretende, más se dificulta.
Junto a Pablo Javkin militaron en la Franja Morada durante los noventa y continuaron sin tentarse con la alianza del radicalismo con el macrismo que dio origen a Cambiemos. Siempre dentro del Frente Progresista, siempre con equilibrios y alianzas, sobre todo para mantenerse fuerte en la UNR. Bartolacci se inició desde abajo en la facultad de Ciencia Política hasta llegar a ser rector, mientras que Schmuck tiene un largo recorrido como concejala de la ciudad.
La sociedad tripartita originaria cumplió su objetivo primario después de un largo camino: Javkin intendente. Ese paso se dio y cerró una etapa imaginada desde que eran jóvenes, pero ahora el matrimonio parece decir: "Nos toca a nosotros". Principalmente Schmuck, que deja expuestas por todos lados sus ganas de ser intendenta.
De hecho, la presidenta del Concejo municipal se convierte en intendenta cuando Javkin no está en funciones, como sucedió en las últimas semanas. Copa el despacho, firma papeles, alambra su rutina interina y, sobre todo, le da ruedo a su deseo personal: convertir esa tarea en mandato. El sueño de la pareja no tiene el camino allanado.
Se puede especular fácilmente que si Javkin compite por la gobernación, ella sería la continuadora natural del proceso; de hecho presiona hacia esa dirección, pero los laberintos del oficialismo en Rosario son complejos. Por empezar porque no está claro si el intendente jugará en la carrera hacia la Casa Gris. Y si así lo fuera, ¿Schmuck, directamente, se convierte en la carta del oficialismo?
Puertas adentro de Creo, el partido del intendente, no lo aseguran. La posibilidad de una interna con otras figuras no se descarta. Lo seguro es que el cierre de listas será agitado y dejará algunas heridas. Aquella sociedad pequeña de pocos dirigentes ya no es tal, se agrandó y complejizó desde que Javkin es intendente y la estructura demanda crecer.
Otro punto determinante para el futuro del oficialismo en Rosario será la conformación o no del frente de frentes opositor dentro del cual el intendente podría competir. La pregunta es qué tipo de acuerdos habrá para la candidatura a la intendencia de Rosario, qué alcance tendrá la alianza y cómo podría impactar en la suerte de Schmuck.
Mientras, continúa la gestión sostenida por los aliados. “Formo parte de Arriba Rosario, que lidera Pablo, y hablo de nuestra gestión y me hago parte de ella. Conducimos juntos la ciudad, cada uno de sus diferentes responsabilidades”, dejó en claro Schmuck a Letra P hace pocos meses.
En tanto, Bartolacci opera desde la cómoda UNR. Desde allí da soporte técnico a la Municipalidad, maneja una caja enorme, le da dinamismo a partir de variados convenios y teje vínculos nacionales de peso que le otorgan capital a sus pretensiones que no están claras para cuando termine su segundo mandato como rector. En las últimas elecciones, Nadia Amalevi, su mano derecha en la universidad, logró una banca en el Concejo.
Se podría recitar una máxima: las sociedades políticas tienen fin, los matrimonios políticos persisten, pase lo que pase. Schmuck-Bartolacci siguen construyendo y por más obstáculos o desafíos que puedan aparecer, siguen alimentando la hoja de ruta en común.