Juntos en el Barro

Pacto de Happening II: Bullrich firmó la paz, pero no ofrece garantías

La cúpula PRO se juntó de nuevo. Fue el almuerzo más tenso. Macri se mantuvo al margen. El enojo de la exministra. Temporada de huracanes, de Lilita a Patricia.

En apenas 18 días, el PRO firmó su segundo “Pacto de Happening”. Este martes, la exdiputada Elisa Carrió fue desplazada del centro de la escena y fue reemplazada por la pelea pública entre la titular del partido, Patricia Bullrich, y el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, un cortocircuito de primetime derivado del operativo policial desarrollado en el barrio de la Recoleta, en los alrededores de la residencia de Cristina Fernández de Kirchner.

 

Sin imaginar el Vallas-gate, la cita había sido pactada hacía dos semanas cuando el PRO se puso como objetivo retomar esos encuentros de forma periódica, luego del terremoto que generaron las acusaciones de la líder de la Coalición Cívica. Originalmente iba a discutir cuestiones vinculadas a la coyuntura nacional y al impacto de la crisis económica en el Frente de Todos (FdT), pero el tópico central terminó siendo otro. Las intenciones de los popes del macrismo, encolumnados detrás de la frágil unidad de Juntos por el Cambio (JxC) ante el abroquelamiento peronista para defender a la vicepresidenta en la causa Vialidad, quedaron eclipsadas por el enojo sin disimulo de Bullrich y Larreta. El factor CFK no alcanzó para mantener la paz.

 

Cuando las agujas del reloj marcaron las 13, el alcalde llegó al restaurante ubicado en Costanera Norte con un único objetivo: hacer público su enojo contra la exministra de Seguridad y reclamar el fin de todo tipo de cruces por la forma en la que gestiona la Ciudad, bastión del PRO desde 2007. Bullrich, por su parte, llegó con la idea de exponer su coherencia en su dura postura contra los piquetes y cortes de calles.

 

Mientras ambos discutían a la vez, confiaron testigos a Letra P, también buscaban de Mauricio Macri una señal de complicidad que nunca llegó. Visiblemente molesto -se los hizo saber a dirigentes de JxC con los que estuvo antes del almuerzo-, el expresidente evitó tomar posición en la confrontación de sus alfiles. Junto con su primo, el ministro de Gobierno porteño, Jorge Macri, rápidamente se ubicó más como un conciliador silencioso que como el dueño de la pelota.

 

La única vez en la que salió de ese guión, apuntaron las fuentes, fue cuando la diputada María Eugenia Vidal reprochó la falta de timming de Bullrich para reavivar la interna, al punto de acusarla de sacar del centro de la escena la crisis económica que golpea la administración de Alberto Fernández. “Simpre es mejor que estas discusiones pasen ahora y no a seis meses de una elección”, le aclaró el exmandatario, según reconstruyó Letra P.

 

Así pasaron las horas de la sobremesa, siempre con la pelea entre Bullrich y Larreta como eje del debate, hasta que se acordó dejar atrás la controversia. Fue una decisión consensuada para salir del paso, después de no poder ponerse de acuerdo en las formas de dirimir los conflictos internos. No por nada, para toda la concurrencia a Happening, fue "el peor de los almuerzos" que realizó el PRO hasta la fecha.

 

La intensidad del enfrentamiento entre el jefe de Gobierno y la exministra, ambos aspirantes a la presidencia, fue tal, que acaparó el 100% de la agenda del cónclave. Las miradas volvieron a posarse en Macri, ya que, mientras sigue jugando al misterio con respecto a su eventual postulación, no niega que aspira a ejercer el rol de “gran elector” en los próximos comicios, lo que lo obligaría, de mínima, a ordenar las discusiones internas en el PRO.

 

Después de una semana en la que, en diferentes encuentros reservados con autoridades partidarias, se quejó de la forma en la que se administran las internas en ciertas provincias, Macri evitó las definiciones entre dos de las potenciales ofertas presidenciales. “El problema es que no ordena. Es el dueño de la pelota y no baja una línea clara”, lamentó uno de los dirigentes que participó del almuerzo.

 

Cuando el reloj avisaba que casi eran las 16, en la mesa se decidió que fuera Vidal quien enfrentara los micrófonos primero. Ante la guardia periodística, la exgobernadora sostuvo que la interna partidaria “no es ni por asomo el principal problema del país”, a lo que agregó que el PRO ya “dio por cerrada” la discusión entra la exministra y el jefe de Gobierno. Una sentencia más aspiracional que con sustento. 

 

Luego llegó el turno para que los diputados Diego Santilli y Cristian Ritondo salieran juntos frente a las cámaras de TV, en una muestra de unidad en la otra potencial interna explosiva, con ambos caminando el territorio bonaerense en precampaña. Con un horno que no estaba para bollos, se impuso la idea de mostrar que el PRO puede sobrellevar una discusión amena.

 

La última en hablar fue Bullrich, que limitó sus quejas de la previa del almuerzo pero avisó que se mantendrá “siempre coherente” con sus declaraciones y hasta lanzó un palito contra Larreta al reclamar respeto a los acuerdos que se cierran en JxC.

 

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