El estruendo por el pedido del fiscal Diego Luciani de una condena de doce años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos para Cristina Fernández de Kirchner y el sermón exculpatorio de la vicepresidenta en el marco del juicio por la causa Vialidad, repercute en toda la escena nacional, incluida la eclesiástica; donde las referencias religiosas han optado por el silencio ante un clima social que definen “efervescente” y cargado de compuestos que pueden hacer que desborde.
Ese silencio monástico no impidió que algunas voces de los credos consultadas por Letra P enumeraran, en voz baja, elementos que consideran que no contribuyen a la paz social e institucional: ausencia de división de poderes, amenazas de muerte a Alberto Fernández, indulto presidencial como idea y descarte, juicio político al primer mandatario, brechas partidarias que se ensanchan, aclaraciones oficiales y oficiosas que oscurecen, movilizaciones para “sacralizar líderes” y un largo etcétera.
El mutismo religioso contrasta con el análisis que se hizo puertas adentro de los claustros tanto del alegato acusatorio del representante del Ministerio Público como de la ampliación de indagatoria on demand de la expresidenta, tras la negativa del Tribunal Oral Federal 2 de concedérsela por ir contra las instancias procesales. En el marco del juicio por la obra pública durante la administración kirchnerista, una y otra prédica apelaron, con matices, a la doctrina de Jorge Bergoglio en materia judicial. También subyació en la acusación del otro representante fiscal, Sergio Mola.
CFK evitó el uso explícito de la letra doctrinal del pontífice, pero la interpretó a gusto y piacere. "La Argentina es un lugar muy particular, en esta farsa de hoy que es el lawfare cuando hay un partido judicial, acá no se trata solamente de estigmatizar y confundir a los gobiernos populares con asociaciones ilícitas, sino que protegen a los que roban en el país”, esgrimió la expresidenta. Precisamente una coincidencia Alcoyana-Alcoyana con su compatriota el papa Francisco.
La definición del término anglosajón lawfare (o guerra judicial) es muy difícil de entender para las personas legas, pero el pontífice lo ha explicado fácil; y no una, sino varias veces desde que llegó al Vaticano. En 2019, ante miembros de una Asociación Internacional de Derecho Penal, Bergoglio se refirió al uso de instrumentos judiciales y legales contra quienes ejercen la función pública en América Latina, para inhabilitarlos, aunque sin especificar casos. “Se verifica periódicamente que se hace recurso a imputaciones falsas contra dirigentes políticos, avanzadas junto a medios de comunicación, adversarios y órganos judiciales colonizados”, apuntó.
Luciani fue menos sutil en la selección de versículos de pronunciamientos papales para fundamentar su alegato sobre corrupción en la causa por el supuesto direccionamiento de obra pública nacional en Santa Cruz. "La escandalosa concentración de la riqueza global es posible a causa de la connivencia de los responsables de la cosa pública con los poderes fuertes”, citó al recordar que esa afirmación papal fue sugerida por el hoy embajador argentino en Italia, Roberto Carlés, y el exministro de la Corte Raúl Zaffaroni. “El corrupto no puede aceptar la crítica, descalifica a quien lo hace, trata de disminuir cualquier autoridad moral que pueda ponerlo en tela de juicio, no valora a los demás y ataca con el insulto a quién piensa de modo diverso. Si las relaciones de fuerza lo permiten, persigue a quien lo contradiga”, invocó al referenciarlas con el comportamiento de CFK.
Fernández de Kirchner hace tiempo que no comulga con los ritos católicos, pese que se reconcilió con Bergoglio tras años de tensión relacional; pero desde su entorno íntimo aseguran que en estos momentos se aferra a sus “santos y devociones”, aunque sin más detalle. Luciani, de fe católica, optó por buscar contención espiritual en la comunidad parroquial del Espíritu Santo, en San Isidro, de la que es habitué. Parroquianos han contado en las redes sociales que el fiscal participa de las misas y también de momentos de oración guiados por el sacerdote Pancho Peña, en uno de los cuales –a principios de agosto– se rezó particularmente por él y su tarea judicial.
Esta vez el mutismo eclesiástico ante cuestiones coyunturales tampoco fue roto por el obispo Sergio Buenanueva, de San Francisco (Córdoba), quien habitualmente usa sus redes sociales para hacer comentarios sobre la realidad nacional. Apenas un posteo en Twitter con la frase “No a la corrupción” y un video del papa sobre el tema, de febrero de 2018, se interpretó como una aparente toma de posición ante el juicio contra CFK. La contracara posicional fue otra publicación en las comunidades virtuales de Paco Olveira, integrante de los Curas en la Opción por los Pobres, quien escribió “Todxs con Cristina. Para vivir hay que soñar”, junto a otro video alusivo.