Lesa humanidad

Murió el genocida Miguel Etchecolatz

Fue uno de los símbolos del terror de la última dictadura. Nueve veces condenado. “Hasta el último día mantuvo el pacto de silencio”, lamentaron las Abuelas.

El torturador y genocida Miguel Etchecolatz, uno de los símbolos bonaerenses del terror ejecutado por la última dictadura cívico-militar, murió este sábado a los 93 años. Condenado por crímenes de lesa humanidad en nueve oportunidades, el nombre del exdirector de la Policía Bonaerense también está ligado a la desaparición en plena democracia de Jorge Julio López, víctima de sus torturas y testigo clave en 2006 en una de las causas contra el expolicía.

 

Etchecolatz murió a las 5.30 en la Clínica Sarmiento de la localidad bonaerense de San Miguel, donde se encontraba internado con custodia policial. El genocida cumplía sus condenas en una cárcel común. pese a que a principios de junio había sido beneficiado nuevamente con la prisión domiciliaria por diversos problemas de salud.

 

En 1986 se asentó la primera condena al represor. Fue por la denominada "Causa Camps", referida a la participación policial en el aparato represivo. Allí, Etchecolatz fue sentenciado a 23 años de prisión por 95 hechos comprobados de tormentos. En 1990, fue beneficiado por los indultos del entonces presidente Carlos Saúl Menem. Tras la derogación de las leyes de obediencia debida y punto final, en agosto de 2003, el excomisario fue condenado a siete años de prisión por la supresión de la identidad de Carmen Sanz, hija de desaparecidos, en una causa por robo de bebes. Luego, se sucedieron condenas por múltiples causas en 2006, 2014, 2016, 2018, 2020, 2021 y la última en 2022.

 

Esa novena condena a cadena perpetua le llegó en mayo de este año cuando el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata dictó sentencia por los secuestros y torturas de siete personas en el excentro clandestino de Pozo Arana, entre ellas Jorge Julio López, y los asesinatos de cuatro de esas víctimas, entre ellas Francisco López Muntaner, uno de los estudiantes secuestrados en La Noche de los Lápices.

 

"Hasta el último día mantuvo el pacto de silencio. Se lleva la verdad sobre el destino de nuetrxs hijxs y nietxs, pero logramos justicia y memoria para sostener el #NuncaMas", marcaron este sábado en sus redes las Abuelas de Plaza de Mayo.

 

Rubén López, hijo del albañil desaparecido, lamentó la muerte del represor "porque faltaban varios juicios por llevar adelante y porque se murió sin decir nada" sobre el caso de su padre y la desaparición de Clara Anahí, la nieta de la fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo Chicha Mariani.

 

Vale recordar que el 24 de octubre de 2014 el exdirector de la Policía Bonaerense y otros 14 exmilitares fueron condenados por delitos de lesa humanidad cometidos en el centro clandestino La Cacha. Mientras se leía esa sentencia, Etchecolatz tenía en sus manos un papel donde se leía el nombre de Jorge Julio López, desaparecido el 18 de septiembre de 2006.

 

Etchecolatz fue director de Investigaciones de la Policía de la Provincia de Buenos Aires entre marzo de 1976 y fines de 1977, cargo desde el cual coordinó los grupos de tareas así como los 21 centros clandestinos de detención que integraban el Circuito Camps, donde luego se comprobó que existió la mayor cantidad de detenidos desaparecidos del país. "Por mi cargo me tocó matar y lo haría de nuevo", fue una de sus provocativas declaraciones en el marco de los numerosos juicios que enfrentó.

 

Llegó a escribir un libro donde cuestionó el trabajo de la Conadep, bajo el título "La otra campana del Nunca Más", y siempre que pudo se ufanó de haber participado de la "guerra contra la subversión".

 

Hasta el 2006 contó con el beneficio de la prisión domiciliaria lo que en ese año le fue revocado por poseer armas de fuego. No obstante en el 2017 volvió a contar con ese beneficio -que se hizo efectivo solo dos meses- hasta que en el 2018 fue revocado nuevamente. Ese mismo año sufrió un escrache en su casa del bosque Peralta Ramos, en Mar del Plata, cuando la asociación de vecinos del bosque, se movilizó y se apostó en su casa, en una recordada protesta de la que participó la referente de Madres de Plaza de Mayo, Línea Fundadora, Taty Almeida.

 

El excomisario tuvo una hija, Mariana D. quién se cambió el apellido y marchó en 2018 junto a 500.000 personas contra el 2x1, pidiendo que su padre cumpla la condena en una cárcel común. "Es un ser infame, no un loco", subrayó la joven en aquel momento.

 

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