Silvina Batakis deberá enfrentar, a priori, dos pesadas herencias de Martín Guzmán que le marcan una cancha incendiada: inflación y desabastecimiento. La noticia del recalentamiento de precios registrado en junio, un golpe para el que no estaba preparado el renunciante ministro de Economía, elevó el clima de inestabilidad e incertidumbre entre actores de la economía que le echa nafta al fuego desatado en la primera quincena de julio, cuando la zozobra quedó en evidencia en la reposición de mercaderías y en el festival de remarcaciones, que promete acelerar el índice de Precios al Consumidor (IPC) a un ritmo récord.
Como anticipó Letra P, los economistas comenzaron a confirmar las correcciones a la suba de la inflación anualizada en 2022, con un nuevo techo del 90%. El Gobierno busca pactar con fabricantes de productos de consumo masivo para lograr que el programa Precios Cuidados sea una verdadera referencia para el mercado. En el sector privado, no descartan negociar una suerte de acuerdo de palabra para que los precios por fuera de la canasta básica de casi 1.000 productos que tiene el plan antiinflacionario no se despeguen y evitar, así, una brecha entre los productos protegidos y "la realidad" restante en las góndolas, como señalaron fuentes empresarias a este medio.
Para eso, el Gobierno tiene en manos un plan que permitirá afinar el lápiz en torno a las importaciones y el financiamiento, de modo que las empresas puedan acceder con mayor facilidad al Mercado Único y Libre de Cambio (MULC). La idea de Guzmán de cerrarle más el cepo a las grandes empresas para que utilizaran sus dólares para la compra en el exterior de los insumos chocó contra una realidad: el encarecimiento de los créditos generó más inflación y el desabastecimiento apunta al corazón de Precios Cuidados, porque son las grandes firmas las que tienen la capacidad de estar dentro del programa. El Banco Central (BCRA) deberá flexibilizar el acceso a los dólares escasos o construir herramientas para multiplicar el financiamiento barato para pagar las importaciones a 180 días.
El director de Research for Traders, Darío Epstein, alertó a Letra P que, ante el escenario heredado, Batakis enfrenta un "margen de acción acotado". "No tiene bajo su órbita sectores de la economía claves, como la producción, la recaudación y la entrada o salida de divisas. La Argentina sigue sin consolidar un ministerio que tenga el poder suficiente para solucionar los problemas de la gente. En ese marco, hay señales respecto a los próximos pasos. Según definiciones de la propia ministra, no habrá devaluación, pero sí más controles y acuerdos de precios. Todo esto, dentro del marco de la lucha contra la inflación", sostuvo.
"Ante la demanda para importar cualquier cosa, nos quedamos sin divisas, restringiendo así la importación en forma desordenada. Entonces, miles de empresas que dependen de insumos importados paralizan su producción, sus ventas y, en un segundo paso, probablemente se achiquen. El faltante de oferta de productos, sumado a la permanente emisión monetaria, alimenta la inflación. Los cepos y los torniquetes a la producción son siempre, en el largo plazo, perjudiciales. Aun cuando el modelo económico elegido fuera desarrollar la producción nacional, sustituir importaciones y aumentar las exportaciones, la política económica y los incentivos a la gente, los comerciantes y los empresarios, grandes o pequeños, están al revés", argumentó Epstein, que será orador del Latam Economic Forum, que se realizará en septiembre en Buenos Aires.
En tanto, Daniel Adler, especialista en educación financiera y emprendedurismo, sostuvo ante Letra P que "la pérdida del salario real y del consumo afecta lo más profundo del ser humano", porque "cada mes tiene que trabajar más y le alcanzará para cada vez menos y eso es desesperante". "Por eso, la inflación es el peor de los 167 impuestos que tiene la Argentina, ya que es el que más daña a los más necesitados”, aseguró.
Además, el analista advirtió que, desde el punto de vista macroeconómico, se profundizará el desincentivo al ahorro y a la inversión. "En cifras de hoy, un salario promedio solo cubre el 65% de la canasta básica de una familia, el 51% de los hogares argentinos sobrevive con menos de $ 79.000 mensuales y 19 millones de personas en nuestro país están debajo de la línea de pobreza, con más de cuatro millones en la indigencia”, señaló.