ROSARIO (Corresponsalía) El 20 de junio, para los y las rosarinas, es un día central. Se homenajea con ganas a la bandera y Rosario, valga la redundancia, se embandera con orgullo. Pero también lo es para la política. Al pie del Monumento se erige un acto de relieve y rebote hacia fuera. La vicepresidenta Cristina Fernández, por ejemplo, soltó un 20 de junio el icónico “vamos por todo”. Fue en 2012, pero las tres palabras quedaron para la posteridad. En ese marco, el gobernador de Santa Fe Omar Perotti prepara para esa fecha un puntapié, un disparador para su futuro político. Convocatoria a gobernadores y discurso tallado con orfebrería.
Será el primer 20 de junio no pandémico para el rafaelino. El primero que le permitirá organizar un acto como Rosario se merece, con invitaciones a la dirigencia, a entidades, escuelas, con un desfile interminable de una bandera argentina interminable. Asado a la estaca y show de Soledad, para amenizar. Un día popular, al pie del Monumento.
Pero el centro del acto serán los excombatientes de Malvinas. Al cumplirse 40 años de la guerra, Perotti aprovechará el 20 de junio para preparar un homenaje y reconocimiento a los soldados, a los caídos y a los que volvieron de las islas. Pero no solo a los excombatientes santafesinos, el mimo alcanzará a los de todo el país.
Y ahí es donde Perotti empezó a jugar. El gobernador, con la excusa malvinense, entró en contactos con gobernadores de las provincias donde reside la mayor cantidad de soldados, Buenos Aires, Córdoba y Entre Ríos. Y aguarda, el rafaelino, que Axel Kicillof, Juan Schiaretti y Gustavo Bordet lo acompañen el próximo lunes feriado. Es su expectativa de máxima.
Con el aval de sus pares, Perotti cranea una puesta en escena y un discurso – mensaje al poder central. Una suerte de “acá está el interior”. A la altura de las críticas que ensaya sin cesar desde hace un tiempo: desequilibrio en la entrega de subsidios al transporte, poca protección a las economías productivas y una agenda porteño céntrica que no le aporta nada valioso al Frente de Todos.
Perotti volvió de Kuwait hace una semana, donde selló una obra estratégica para la zona núcleo junto a Schiaretti. Ingresa ahora en un terreno decisivo, de decisiones. Para el inicio del mundial, cuando la agenda pública se apague casi a cero, faltan poco más de cinco meses. Luego las fiestas, el enero vacacional y en febrero habrá cierre de listas en Santa Fe.
Por ese motivo, al rafaelino no le queda otra que mostrar sus cartas de cara al futuro. A él, que les gusta guardarlas hasta el final, le llegó la hora. Y en la Casa Gris sostienen que el lunes feriado del 20 de junio será un día clave para los intereses del gobernador.
Al mismo tiempo, desde Presidencia le confiaron al gobierno santafesino que Alberto Fernández tiene intenciones de participar del acto. Nadie le puede decir que no al presidente, pero la Casa Gris no quiere delegar la organización del acto. En todo caso, coparticipar, pero no entregar toda la movida.
El vínculo entre el gobernador y el presidente es esquivo. Atraviesa una calma chicha, pero el mar se puede embravecer en cualquier momento. O por alguna medida nacional inconsulta con Santa Fe que repercuta en los intereses de la provincia o por la decisión eventual de Fernández de darle aún más juego a la oposición que tiene Perotti dentro del PJ santafesino. Léase Agustín Rossi, el flamante jefe de la Agencia Federal de Inteligencia. La paz, entonces, es solo momentánea.