LA PLATA (Corresponsalía Buenos Aires) Diego Santilli es consciente de que el alto conocimiento que su imagen tiene en la población, el manejo de una agenda pública que horada parte de la base electoral del Frente de Todos e incluso el respaldo explícito de Horacio Rodríguez Larreta no le alcanzan para llegar como favorito indiscutido a las elecciones. Es decir, sabe que le da una base importante, pero no la seguridad de ganar la Gobernación y empujar, de la forma que pretende hacerlo, la carrera presidencial de su jefe político, franqueada en los últimos meses por el regreso a la centralidad de Mauricio Macri. Es por eso que el diputado nacional decidió darle un giro a su estrategia electoral: tras consensuar su salida de la mesa nacional larretista, ahora concentra toda su atención en Buenos Aires, mientras sopesa los consejos de sus estrategas que lo impulsan a tender puentes y trazar un gran acuerdo político con la Unión Cívica Radical que comanda el diputado Maximiliano Abad. Los promotores del acercamiento empuñan un racimo de razones que desembocan en la pregunta: ¿habrá fórmula?
A micrófono apagado, lo dicen sin vueltas. “Una fórmula ganadora podría ser Santilli-Abad”, asegura ante Letra P una persona que sigue a diario el trabajo del exvicejefe de Gobierno de la Ciudad. La propuesta coincide con varios argumentos que se discuten en las mesas de decisiones amarillas: la necesidad de hacer acuerdos amplios para regresar al poder, la de revalorizar los armados territoriales y la de tener en las listas a personas que no estén asociadas con la “casta”, una figura que instaló muy bien el ultraderechista Javier Milei y que amenaza con quitarles una porción de sus votantes. Creen que Abad reúne las condiciones necesarias para alcanzar los tres objetivos, sobre todo teniendo en cuenta que detrás suyo está la estructura de intendentes que ya demostraron que son capaces de traccionar votos en aquellas regiones donde el PRO llegar con menos fuerza que en el conurbano.
Quienes en el campamento amarillo piensan en una fórmula que suprima la interna en Juntos destacan las “ventajas” que tiene el PRO con un (en rigor, varios) candidato instalado frente a la UCR, que aún no lanzó a nadie para competir por la sucesión de Axel Kicillof.
La apertura política que le presentan sus equipos trasciende incluso la conformación de listas. De hecho, hay equipos del PRO que hacen borradores sobre los organigramas ministeriales. En este sentido, un armador destacado de El Colorado adelanta a quien quiera oírlo que, de llegar al gobierno, la estructura ejecutiva la piensan completar con los alcaldes de Juntos. Quizá atento a esto es que Ezequiel Galli aseguró en diálogo con Letra P que le “gustaría ser ministro en un gobierno de Santilli” y Diego Valenzuela, si bien no lo dice, es probable que esté en un esquema similar si se tiene en cuenta que está como uno de los asesores destacados del proyecto presidencialista de Larreta.
Además del intendente de Olavarría -uno de los favoritos en la usina santillista- y el de Tres de Febrero, hay otros incondicionales y aliados que se alinean a los intereses del diputado sin poner peros. Entre los primeros se cuenta a un grupo de dirigentes sin tierra como Gastón Di Castelnuovo, quien en Ituzaingó le ganó al histórico peronista Alberto Descalzo; Lucas Delfino, concejal de Hurlingham y funcionario porteño; Pablo Alaniz, concejal de Florencio Varela; Julián Amendolagine, edil de Berazategui y secretario de Hacienda de Valenzuela, y Martiniano Molina, el exintendente de Quilmes que compitió contra la estructura de su sucesora Mayra Mendoza, quien le había ganado en las dos últimas oportunidades. Entre los segundos, anotan a jefes comunales que responden a Jorge Macri, con quien tienen un acuerdo de pacificación en la provincia, como Pablo Petrecca (Junín) y Mariano Barroso (9 de Julio).
Como sea, en el arranque de la campaña electoral, el candidato a gobernador sabe que tiene que acelerar su armado e incluso sus recorridas en el territorio que concentra el 40% del padrón electoral. En base a esto es que, sólo en junio, visitará distritos de seis secciones electorales, entre el conurbano y el interior bonaerense, y prevé caminar por La Matanza cada quince días hasta fin de año.
En la vereda de enfrente de la avenida de la alianza opositora, lo observan de cerca algunos de sus competidores internos, no sólo los radicales, que todavía no escucharon ninguna oferta concreta y que se muestran entusiasmados con la figura de Facundo Manes, sino también los duros de su propio espacio que quieren retomar el protagonismo. Néstor Grindetti, el jefe de campaña de Santilli en 2021, parece que ya eligió: “Macri merece un segundo tiempo si la gente le da la chance”, dijo en entrevista reciente con Clarín. El escenario opositor aún no está claro.