Horacio Rodríguez Larreta está decidido a dar batalla en 2023 para ser el próximo presidente, aun si tuviera que enfrentar, en una eventual interna, a su exjefe Mauricio Macri. Mientras tres jugadores del primer tiempo de Cambiemos diseñan un plan económico, el jefe de Gobierno porteño analiza las medidas de política exterior que tomaría en caso de llegar a la presidencia para "recuperar la confianza internacional". El encargado de delinear esa hoja de ruta es el secretario general y de Relaciones Internacionales de la Ciudad, Fernando Straface.
Cuando Larreta dijo, ante los empresarios en el Foro Llao Llao, que "el próximo gobierno no tendrá 100 días, sino 100 horas para llevar adelante medidas urgentes", no sólo se refería a lo económico, sino también a la cuestión internacional. De hecho, en Uspallata ya tienen en claro las cuatro medidas iniciales de política exterior.
“Hay que relanzar la relación con Brasil, promover activamente la ratificación del Acuerdo Unión Europea-Mercosur, impulsar una serie de tratados bilaterales de inversión que están en el Senado y acelerar el ingreso de la Argentina a la OCDE”, enumeró Straface ante la consulta de Letra P. El objetivo de esos cuatro puntos es "recuperar la inserción y credibilidad internacional que la Argentina había logrado entre 2015 y 2019”, señaló.
La relación con los países de la región, pero en especial con Brasil como principal socio comercial, tiene que estar despojada de cualquier tipo de inclinación ideológica a tal punto de ver con mejores ojos una posible victoria de Luis Inacio “Lula” Da Silva. Ese es el análisis que hacen en el entorno de Larreta a la hora de analizar el vínculo con el país vecino. Eso irá acompañado de una posición bien clara de denunciar la violación a los Derechos Humanos en Honduras, Nicaragua y Venezuela.
El larretismo explica que es necesario que la relación con Brasil este "bien aceitada" para intermediar en el vínculo que el país vecino tiene con Francia y, así, acelerar el acuerdo Mercosur-Unión Europea. Los mandatarios de ambos países, Jair Bolsonaro y Emmanuel Macron expusieron desde 2019 sus reparos con el pacto.
Otro de los objetivos de la Cancillería que imagina Larreta será conseguir que el Senado dé vía libre a los tratados con Qatar, Emiratos Árabes y Japón, que duermen en la Cámara Alta desde la salida del expresidente Mauricio Macri.
Por último, la mesa chica del alcalde también destaca la necesidad de “pasar a nafta” el proceso de ingreso de la Argentina a la OCDE, que supondría integrarse a un grupo de países que representan cerca del 80% del comercio y de las inversiones mundiales.
Los motivos del shock
La preocupación de Larreta por la agenda internacional se intensificó a raíz de dos situaciones: la reunión con Bill Clinton en 2021 y el reciente encuentro con embajadores del G7 en Buenos Aires.
En septiembre del año pasado, el alcalde porteño se reunió con el expresidente de Estados Unidos, quien le recordó que George W Bush le pidió su colaboración para que la administración de Fernando de la Rúa reciba la asistencia de el Fondo Monetario Internacional (FMI). Las gestiones prosperaron pero, aun con esa asistencia inicial, todo desencadenó en la crisis de 2001. “No hay enojo con la Argentina, hay cansancio”, remarcó Clinton, según reconstruyó este medio, sin hacer más alusión a la cuestión doméstica.
La segunda llegó recientemente en diferentes encuentros que mantuvo con los embajadores del G7 en Buenos Aires, donde llamó a “recuperar la confianza internacional”. Una frase sobrevoló todos los encuentros: “Alberto Fernández le dice a cada uno lo que quiere escuchar”, reflexionó uno de los diplomáticos extranjeros que dialogó con el alcalde porteño.