La suba del mínimo no imponible en el impuesto a las Ganancias que anunció este viernes el Gobierno mostró varias aristas de la tensión que existe entre el camino de la economía, regentada por el Fondo Monetario Internacional (FMI), y las necesidades domésticas que imponen los socios del oficialismo todista. El reclamo epistolar que inició el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, tuvo un significado fiscal, uno político y otro simbólico. Mientras que el incremento del piso beneficiará a la porción de la clase trabajadora que cobra hasta $280.000, la resurrección del caballito de batalla del Frente Renovador sirvió para subir a la escena pública al partido del tigrense. La tercera pata responde a la importancia del debate interno, con solución incluida. Pero esa jugada mostró las marcas del plato resquebrajado, aun cuando la rotura entre los socios de la coalición y el ministro de Economía, Martín Guzmán, había comenzado con antelación.
La pulseada por la fecha de la actualización de la línea en que un trabajador paga o no Ganancias mostró a Massa como vencedor gracias a la intervención del presidente Alberto Fernández. El ministro de Economía quería tener los números finos para dar el visto bueno definitivo y que esa ecuación no pusiera en duda el cumplimiento de la meta acordada con el Fondo. Guzmán sabe que su objetivo no solo es el cierre de las cuentas públicas que muestre una marcada baja del gasto público, sino que debe enviar señales que contengan la expectativa inflacionaria: cuanto más gasto, la asistencia al Tesoro nacional de parte del Banco Central (BCRA) es mayor y eso genera incertidumbre en torno a los precios, analizan en el mercado.
El jefe del Palacio de Hacienda logró sortear los duros cuestionamientos del kirchnerismo, iniciados por la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y continuados por casi toda la tropa K, con el diputado y presidente del PJ bonaerense, Máximo Kirchner, a la cabeza. La disputa en el escenario público le permitió al ministro, incluso, respaldos explícitos del Círculo Rojo, de sectores aliados de la coalición gobernante y hasta una imagen pública ascendente por ser "el moderado" en medio de una guerra interna. No obstante, en la Casa Rosada quedo claro que el poder de fuego de Massa fue contundente y congeló los movimientos de Guzmán, que se mostró sonriente en público, pero "enojado" en privado, según admitieron a Letra P fuentes del Gobierno.
"La orden para que se modificara de manera urgente el piso de Ganancias fue del Presidente. No podía perder otro aliado más en la discusión política", admitió una fuente consultada. Tal fue la injerencia de Massa que en la mañana del viernes se volvió a cambiar el número del piso, que inicialmente iba a ser de 275.000y terminó traspasando la barrera de los $280.000. "No puede quedar ningún trabajador afectado por el pago de Ganancias ante el beneficio del adelantamiento de las paritarias", fue el razonamiento que hizo el jefe de la Cámara de Diputados para elevar en $5.000 la propuesta de Guzmán.
El ministro sintió que la jugada de Massa, que utilizó cartas públicas, mensajes a través de los medios de comunicación y diálogo directo con Alberto Fernández, sólo buscó lesionar su imagen. En el Palacio de Hacienda se lamentaron por "la falta de seriedad" en el análisis técnico del escenario que impuso el presidente de la Cámara baja ante la urgencia planteada. "Trata de proteger su menguada clientela: la clase media no antiperonista", se quejó una fuente consultada del entorno más cercano al ministro de Economía.
Al funcionario económico le "cayó mal" que Massa haya "operado" en distintos ámbitos para ponerlo a "entre la espada y la pared". "Acá se trabaja seriamente", argumentaron en el quinto piso del Palacio de Hacienda para contrarrestar las críticas por el "atraso" en la aplicación de la medida. La urgencia estaba en la aplicación o no del cobro de Ganancias en el medio aguinaldo de junio. Si el decreto salía publicado en julio, el cobro se habría efectuado. Si bien correspondía la devolución, en las cuentas públicas ese diferencial tenía peso en los números que debe presentar Economía en la segunda revisión del acuerdo con el FMI.
Cerca de Massa quieren dejar atrás la pelea con Guzmán. La orden de Alberto Fernández para agilizar el decreto fue un gesto que el líder del Frente Renovador quiere devolver como gesto de debate, respuesta y unidad del Frente de Todos. "La coalición da soluciones, resolvió el problema que había", rescatan en el entorno del tigrense. El cuidado es a favor del jefe de Estado, pero no necesariamente del ministro de Economía. A diferencia del kirchnerismo, que avisó que no tiene intenciones de tomar nuevos cargos en el gabinete, el FR tiene una batería de nombres que podrían suceder a Guzmán, como el titular del Instituto Nacional de Estadística y Censo (INDEC), Marco Lavagna; el expresidente del BCRA Martín Redrado y el exministro de Economía del kirchnerismo Miguel Peirano, entre otros.
En la Cámara baja le reprochan a Guzmán una tardanza inusitada en las medidas consensuadas. A tal punto, que lo comparan con el ilusionista René Lavand, que decía "no se puede hacer más lento". En el despacho de Massa se quejan por los cuatro meses que llevó la reglamentación de la ley de Ganancias. Desde ahí que el líder del Frente Renovador apuntó contra Economía, porque esas "trabas" apuntaban a horadar su vínculo con la clase media, que puede ser parte del universo electoral del peronismo siempre y cuando obtenga beneficios en sus aspiraciones de crecimiento económico.
"Cabe recordar que el piso de Ganancias no es afectado por el cobro del medio aguinaldo ya que la Ley N° 27.617 y su reglamentación por Decreto N° 336/21 establecen taxativamente que no debe incluirse este cobro a los fines de contemplar si la remuneración supera o no el piso. Tampoco el aguinaldo es alcanzado por el Impuesto a las Ganancias en forma plena, sino que al ser un impuesto anual se adiciona una doceava parte a cada mes a fin de calcular la retención", aclaró Economía en un comunicado de prensa, casi en respuesta a la desconfianza del massismo sobre las intenciones de Guzmán. "Pretendía comerse el aguinaldo", alertaban desde la Cámara de Diputados.