Los pedidos públicos del cristinismo a Alberto Fernández para que convoque a una mesa de diálogo del Frente de Todos (FdT) podrían tener respuesta en los próximos días, aunque en una versión diferente a la que esperan Cristina Fernández de Kirchner y su dirigencia más cercana. El Presidente digita el llamado a un encuentro del Consejo Nacional del Partido Justicialista (PJ), donde están representados todos los sectores del oficialismo, con la excepción resonante del renovador Sergio Massa y algunos partidos menores.
El encargado de poner en marcha la tarea es Santiago Cafiero, secretario general del partido y hombre de absoluta confianza de Fernández. El canciller viene organizando actividades en la sede de la calle Matheu desde principios de año, en línea con la promesa de reactivación que hizo el mandatario cuando asumió como titular del partido, en marzo de 2021.
Aunque había chispazos, todavía no eran los tiempos de la tensión actual que atraviesa el FdT. El acto de entronización de Fernández, que se celebró en la cancha de Defensores de Belgrano, mostró un clima de mayor concordia interna, pese a la ausencias de Cristina y de Máximo Kirchner. Con el evento, el Presidente buscó que el partido diera una imagen más renovada. En su discurso pidió “más política, más debate y más unidad” y llamó a impulsar las actividades partidarias.
La nueva ola de coronavirus, las internas cada vez más virulentas y la derrota electoral formaron un combo que terminó por congelar aquellos planes. Fernández encabezó una reunión del Consejo en mayo del año pasado y luego el partido quedó casi en el olvido. Ahora, el PJ podría ser la llave para empezar a destrabar el diálogo con el kirchnerismo. Al menos, así lo piensa un sector del Gobierno.
La lista de unidad del PJ se armó en febrero de 2021, en charlas que encabezó el Presidente y en las que intervinieron Cafiero, el ministro del Interior, Eduardo de Pedro; el exministro de Defensa Agustín Rossi y el asesor presidencial Juan Manuel Olmos. El cierre de la lista procuró sostener el equilibrio interno, con sillas para el albertismo, los gobernadores, los gremios y las organizaciones sociales y la inclusión del cristinismo. Pese a los diferentes esfuerzos, afuera quedó Massa, que se resistió siempre a volver al PJ, a cambio de mantener la identidad del Frente Renovador. A excepción del massismo y de aliados de menor peso, como Nuevo Encuentro, todo el peronismo quedó contenido en la nómina.
La cúpula quedó encabeza por Fernández y las vicepresidencias se repartieron entre la ministra de Gobierno de la provincia de Buenos Aires, Cristina Álvarez Rodríguez; el gobernador bonaerense, Axel Kicillof; la vicegobernadora de Chaco, Analía Rach Quiroga; el jefe de Gabinete, Juan Manzur, y la senadora por Catamarca Lucía Corpacci. El resto de la lista incluyó a Cafiero y De Pedro, referentes políticos del Presidente y de la vice, y un reparto entre los diferentes sectores.
En ese esquema variopinto de representación, Fernández ve ahora la oportunidad para convocar al diálogo del oficialismo; una contrapropuesta al cristinismo en un ámbito ya existente, donde el Presidente se siente más local y donde tiene más acompañamiento de su tropa. No es lo que pide Cristina, que reclama el armado de una mesa política de decisiones del FdT. En el albertismo circula una pregunta, con cierta picardía: Si CFK y sus espadas piden diálogo, ¿se negarán a sentarse en la mesa de su partido?