Los encuentros bilaterales que mantuvo el presidente Alberto Fernández esta semana, primero con su par de Chile, Gabriel Boric, y este jueves con su homólogo de Bolivia, Luis Arce Catacora, dejaron buenas noticias en la Casa Rosada en materia energética para afrontar de una mejor manera la temporada de invierno que se avecina. Además, a la espera de los comicios de Colombia y Brasil, le permitieron al mandatario argentino apuntalar su proyecto progresista regional luego de los últimos cambios políticos en el continente.
Luego de varias postergaciones, la llegada de Arce Catacora dejó la novedad más sustanciosa en materia económica: un reacomodo en el acuerdo del gas bilateral que permitirá aumentar las importaciones argentinas durante el invierno ante la crisis internacional, producto de la invasión rusa a Ucrania, y las limitaciones de la propia industria local. Fuentes oficiales confirmaron a Letra P que el acuerdo suscripto este jueves garantizará la importación de 14 millones de metros cúbicos diarios con “posibilidad de volúmenes adicionales en invierno” y la prioridad argentina frente a posibles excedentes futuros en la producción boliviana.
Al cierre de esta nota, el precio final todavía era motivo de negociación a raíz de la subida internacional de los combustibles, pero Fernández logró adjudicarse dos beneficios simultáneos. El primero, el suministro para enfrentar de una mejor manera la demanda interna que comenzará a crecer a medidas que las temperaturas desciendan. El segundo, hacerlo con menos fondos de lo previsto ya que las compras a Bolivia serán más baratas que hacerlo a través de licitaciones internacionales que llegarían por barco a un costo considerablemente superior.
“Argentina tiene garantizado el suministro de gas. Muchas veces uno tiene deseos de hacer más para ayudar, pero, cuando se trata de apoyar al hermano, se trata de dar lo que se tiene y no lo que sobra”, aseguró Arce durante su conferencia de prensa para confirmar el reacomodo temporal del acuerdo bilateral que data de 2006 y es rediscutido entre las partes desde diciembre de 2021, cuando venció su quinta adenda.
La aclaración del mandatario surgió a raíz de la necesidad de definir los detalles finos con una tercera parte: Brasil. El gigante sudamericano goza de prioridad en el mercado boliviano por un acuerdo suscripto por el gobierno de facto de la expresidenta Jeanine Añez, pero, durante los últimos días, registró un aumento de las lluvias que le permitiría potenciar sus centrales hidroeléctricas y prescindir del mercado boliviano, que se redirigiría hacia la Argentina. Para confirmar la tríada, este viernes, el ministro de Economía, Martín Guzmán, viajará a Brasil para reunirse con su par, Paulo Guedes, en el marco de una visita que también busca arrimar posiciones dentro del Mercado Común del Sur (Mercosur).
Si los anuncios más sustanciosos a nivel económico llegaron desde Bolivia, las novedades políticas más fuertes partieron de Chile. En su primer viaje al exterior desde que asumió, Boric evidenció en la práctica el cambio histórico que vive su país. “Si bien durante mucho tiempo estuvimos en otras direcciones, ya sea en el Norte o el Pacífico, nuestra base es América Latina”, aseguró en conferencia de prensa.
Su llegada al Palacio de la Moneda logró derrotar al modelo neoliberal dominante desde el golpe de Estado de 1973 contra Salvador Allende, que siempre mantuvo al país alejado del resto de la región para profundizar sus lazos con los Estados Unidos. Su proyecto político generó entusiasmo en el oficialismo argentino desde un primer momento por representar una nueva voz en el proyecto regional que busca recrear “la Patria Grande” a partir de visiones comunes en materia económica, de derechos humanos, de género, medioambiental y de inserción mundial, entre otras. Por eso, se identificaron mutuamente como “socios, cómplices y amigos”.
Otra noticia del nuevo Chile agiliza este camino. En el marco de su visita a la Argentina -un gesto de por sí- anunció su salida del Prosur, un organismo de una fuerte impronta de derecha ideado y liderado por el expresidente Sebastián Piñera que tenía, como principal objetivo, destronar al chavismo en Venezuela. “El Prosur es un ejemplo de sobreideologización de la política exterior”, explicó la canciller Antonia Urrejola.
Para Alberto Fernández, son dos buenas noticias. Primero, se retrae un organismo en el cual también se sintió muy identificado el expresidente Mauricio Macri; segundo, Boric reafirmó su estrategia de abordar la crisis venezolana a través del Grupo Internacional de Contacto, lo que permitirá robustecer la estrategia argentina de no interferencia y negociaciones pacíficas. A esto se suma la salida de Perú del Grupo de Lima, otro organismo de características similares que ya abandonó Buenos Aires.
Estas visitas le permiten a Fernández engrosar su respaldo continental a su proyecto de liderazgo regional a partir, principalmente, de la presidencia pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), desde donde pretende llegar a acuerdos que permitan una inserción internacional del continente desde una visión progresista.
La afinidad ya conocida con Arce y la novedad de Boric abonan este camino, que busca actualizar la Patria Grande de principios de siglo. No por casualidad, este jueves habló “como presidente de la CELAC” para exigir que la región realice “un tipo de expresión más clara en favor de preservar la institucionalidad” en Perú, donde la crisis política y social amenaza al presidente Pedro Castillo.
A esto se suman las posibles buenas noticias que podrían llegar a partir de las elecciones presidenciales de Colombia y Brasil, en las cuales Fernández apuesta, respectivamente, por Gustavo Petro y Lula da Silva.