CÍRCULO ROJO

Inversiones en alerta por el impacto de la grieta recalentada

El establishment cree que las denuncias cruzadas desalientan los negocios a corto plazo. El looby buscará reposicionar intereses para el escenario electoral.

El Círculo Rojo recalculó, desde temprano, sus planes de negocios y de relaciones de poder de cara a un 2023 que lo encuentra con incertidumbre en la sucesión presidencial y con conflictos institucionales que trascienden la tradicional trastienda de verano preelectoral. En el aire de las charlas y en el tono de los mensajes que se cruzan a horas del nuevo año, el clima se enrareció con el embarre de la justicia en las discusiones de la arena política y promete dejar sin lugar seguro a un mundo cuyo refugio seguro está basado en la máxima del “respeto de las instituciones de la República”.

 

Las inversiones ya protagonizan una dinámica segmentada, con sectores que prometen arrastrar a toda su cadena de valor y que serán el horizonte de las medidas a las que el equipo económico de Sergio Massa apostará para mostrar resultados de gestión. Allí se inscriben las empresas energéticas, especialmente las vinculadas con la producción y servicios en torno a la joya gaseosa de Vaca Muerta, que serán las encargadas de salvaguardar a la Argentina de la salida de dólares del Banco Central para la compra de gas en el exterior, pero también estará un sector de la minería, la economía del conocimiento y lo que sobreviva de la sequía que impacta al complejo agroindustrial.

 

El resto está en stand by. Según confiaron fuentes empresarias consultadas por Letra P, en el último semestre de 2022 hubo un reajuste de las proyecciones para el año próximo, con congelamiento de inversiones “hasta que aclare” el panorama electoral. Nacionales y multinacionales tienen, inevitablemente, un plan de continuidad de sus negocios, pero desactivaron ampliaciones, a excepción de que tengan un “rédito vinculado con sectores dinámicos que tengan su propia movilidad, a pesar del contexto”. Por eso, dentro de una misma empresa, habrá áreas paralizadas y otras en pleno funcionamiento.

 

El problema está por venir. El nuevo escenario mundial de las relaciones económicas puso la lupa sobre los países con recursos energéticos y alimentarios, de modo de convertirlos en una opción sustentable de abastecimiento en tiempos de guerra y de achicamiento de la cadena de globalización. Esas posibilidades abrieron una puerta de inversiones que sobrepasaron las expectativas iniciales, pero ese entusiasmo comenzó a menguar a medida que el establishment local comenzó a dar diagnósticos negativos sobre lo que vendrá: una profundización de la grieta política, con esquirlas que impactarán en las condiciones de negocios y la estabilidad de los procesos productivos y servicios.

 

Según el análisis de las empresas más poderosas de la economía local, que son consultadas por multinacionales con planes de recalar en el país, 2023 será un “año de transición”. “No están dadas las condiciones para inversiones inmediatas, porque el clima de conflictividad en las instituciones es inédito. Se ha involucrado a la justicia en temas de discusión política, lo que no deja a ningún actor que garantice estabilidad por fuera de la tremenda grieta que sólo le da réditos a los que viven de ese enfrentamiento”, sentenció el dueño de una empresa argentina con negocios en todo el mundo.

 

Las condiciones económicas son centrales en las empresas, pero no son las únicas variables que tienen en cuenta a la hora de salir a la cancha de los negocios. A pesar de que invalidan las peleas de cúpula del poder e, incluso, piden el fin de la grieta con la jubilación de sus máximos referentes, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y el expresidente Mauricio Macri, el mundo empresario profundizará, durante este verano, sus relaciones con los líderes del peronismo y de Juntos por el Cambio para garantizarse a algún representante en la silla de las decisiones del diseño económico después del 10 de diciembre de 2023.

 

Según confiaron a Letra P, el Círculo Rojo multiplicará sus apariciones en el año electoral. Un grupo, más ligado a lo productivo, buscará que el Grupo de los Seis (G6), que integran la UIA, la Construcción, el Comercio, el campo, los bancos nacionales y las finanzas locales, vuelva a ganar centralidad en los debates. De sesgo ideológico más ligado a JxC, ese sector del establishment, sin embargo, permitiría “condicionar los debates económicos en torno al crecimiento de la actividad sin pensar en la primarización o en una recesión como un factor de resolución de las restricciones externas del país”.

 

Otros sectores empresarios creen que retornará el alto perfil de la Asociación de Empresarios Argentinos (AEA), que supo ser activo durante el macrismo. Ahí están sentados los dueños de las empresas más poderosas del país, mezcladas sin distinción de negocios. Es el poder real de la economía, pero durante el gobierno de Alberto Fernández perdió terreno. “Es un lobby que busca debatir en la mesa política las necesidades de un sector concentrado, donde pretende que haya libertades para las empresas y un crecimiento de la rentabilidad, pero con menor incidencia del costo de la mano de obra”, se quejó un funcionario massista consultado por este portal.

 

En esta situación, un sector del establishment comenzó a desalentar inversiones, se quejó por las críticas a la justicia y apuntó contra el Gobierno por desobedecer el fallo de la Corte Suprema que lo obligó a devolver puntos de coparticipación a la Ciudad de Buenos Aires. Es un poder de reclamos que empuja por hacerse un lugar en la mesa electoral, pero sin la necesidad de meter los pies en el barro de la política.

 

Javier Milei, Kristalina Georgieva y Toto Caputo.
Las importaciones de maquinaria agrícola usada preocupa a las pymes

También te puede interesar