Después del acto que encabezó Alberto Fernández por sus primeros tres años de gobierno, debajo del escenario se alimentó el entusiasmo. "Es el candidato natural", reinterpretaron los últimos párrafos del discurso presidencial. "Les garantizo que voy a ponerme al frente para ordenar nuestra fuerza, para que incluya a todos y no excluya a nadie; donde todos tengamos lugar, donde todos somos necesarios", fue la promesa del mandatario. El acto de reivindicación a su gestión, atravesada por la pandemia y la guerra, terminó siendo una suerte de relanzamiento electoral, con el renunciamiento de Cristina Fernández de Kirchner a la competencia en 2023 como telón de fondo.
Esa fue la línea desplegada por la Casa Rosada, lo que no implica que sea compartida por el resto del Ejecutivo. "¿Convoca a la unidad en un acto al que no fue ningún kirchnerista?", se preguntó con ironía uno de los asistentes. Hubo un indisimulado faltazo masivo K a la celebración del tercer aniversario del Frente de Todos en el poder, fecha que, en rigor, se cumplió el sábado 10, empezando por la vicepresidenta, la socia mayoritaria de la coalición, y pasando por las principales piezas ministeriales, como Eduardo de Pedro (Interior), Fernanda Raverta (ANSES) y Luana Volnovich (PAMI). El otro accionista, Sergio Massa, cruzó del Ministerio de Economía al Parque Colón cuando el evento había terminado.
Dos días después de haberse congregado para presentarse como polo de poder en la discusión 2023, la Liga de las provincias también aportó poco -prácticamente nada-. Sólo estuvo el tucumano, Osvaldo Jaldo, sentado al lado del jefe de Gabinete, Juan Manzur. "Bien el mensaje, pero mal la organización: a la mañana, después del partido de la selección y con poco aviso a los gobernadores para que pudieran asistir", se quejaron en un ministerio cuyo titular dijo presente. "Celebrás tres años un día antes de dar la inflación (por el índice del IPC que dará a conocer este jueves el INDEC", fue otra reflexión en el oficialismo.
Más allá del contexto, el fervor por la Scaloneta le dio un poco de respiro a una Casa Rosada habituada a vivir a la defensiva. Casi 13 meses después del desafío de Fernández de reclamar unas PASO para Todos, algo que marcó el distanciamiento definitivo con su excompañera de boleta, cómo mínimo, el jefe de Estado se plantó como moderador de lo que viene. "Voy a ser el más solidario con los compañeros y las compañeras injustamente perseguidos y voy a ponerme al frente del reclamo de libertad de los que están siendo injustamente perseguidos”, agregó ante el micrófono. ¿Hubo nuevos mensajes subterráneos a CFK? En el Senado se llamaron a silencio y apenas se limitaron a informar que la convocatoria del Grupo de Puebla auspiciado por Fernández en solidad con la vice, luego de ser condenada en la causa Vialidad, pasó para marzo. Ya se había pospuesto una semana por el covid positivo de la exmandataria. La foto del reencuentro público se encamina a quedar para el año que viene.
"Ratificó lo que viene diciendo, que hará todo lo necesario para que gane el peronismo", fue otra interpretación en el anillo albertista, menos desafiante. "No hay protolanzamiento ni nada de eso si la inflación no baja al 3 por ciento. Recién ahí veamos candidatos, las listas, las estrategias de campaña...", completó la fuente. "Muchos dicen que soy un presidente timorato, que no ejerce el liderazgo, pero el liderazgo no se ejerce gritando ni golpeando la mesa, sino convenciendo a todos", afirmó este miércoles Fernández. La mesa, siempre presente.
No hace mucho, un confidente de Fernández llegó a admitir que la salida del mandatario al laberinto frentetodista era Massa, cuando, por aquellos mismos días, el ministro pedía una mesa colegiada para la coalición. El mismo Presidente desestimó el planteo. Un análisis que circuló, resignificado ahora con el discurso de este miércoles, es que el mandatario no quiere que lo dejen afuera de la discusión antes de tiempo, no sólo por una cuestión de gobernabilidad, sino para administrar su salida con sus tiempos. "Recién hace tres meses, con la llegada de Sergio, se generó algo parecido a un gobierno peronista en que sus tribus no se critican en público. Estuvimos dos años y medio rompiendo todos los puentes y toda la confianza", se lamentó un eximio analista de una coalición anómala, prematura al momento de acceder al poder, por lo que la que califica de "seismesina".
Ya sin mirar atrás, parte del planteo del evento por los tres años, en la Casa Rosada miran hacia 2023. En los últimos días comenzaron a circular estudios que le generan más emoción que la Messimanía en Qatar: franquicia contra franquicia, el sello del FdT compite cabeza a cabeza en las encuestas con Juntos por el Cambio (JxC), con los libertarios de Javier Milei detrás. "La moneda está en el aire", reflexionan quienes vieron estos trabajos, con cierta esperanza. Los escenarios cambian cuando entran en juego nombres y apellidos.