SAN PABLO (Enviado especial) Uno de los principales desafíos que enfrentará el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, electo presidente en el ballotage de este domingo, será la economía. Luego de los cuatro años de gobierno de Jair Bolsonaro y a raíz del impacto internacional de la guerra en Ucrania, el país sufre una alta inflación junto a un desaceleramiento del crecimiento que impacta con fuerza sobre los sectores más vulnerables. En diálogo con Letra P, Guilherme Mello, uno de los asesores económicos más cercanos al líder del Partido de los Trabajadores (PT), aseguró que el contexto es “desafiante” y advirtió: “El escenario es mucho peor que el de 2003”, el año en el que Lula asumió por primera vez la presidencia.
“El principal objetivo es combatir el hambre, reducir la miseria y la pobreza y reactivar el mercado de trabajo”, agregó y anticipó un período de discusión interna de las medidas económicas del nuevo gobierno entre las distintas tribus que componen la coalición que derrotó a Bolsonaro.
Con la victoria asegurada por parte del PT, los mercados y la política brasileña esperan el nombre de la persona que comandará el Ministerio de Economía, pero Mello sostuvo que todavía no está definido. “El único que lo sabe es Lula y no se lo dijo a nadie”, completó.
-¿Cómo describiría la situación económica?
-Desafiante. Desde el punto de vista internacional, hay una desaceleración económica, un escenario de mucha incertidumbre y de inflación. A la vez, Bolsonaro deja como legado una serie de desafíos fiscales porque hizo un conjunto de gastos con fines electorales que deberán ser honrados. El panorama para el año que viene es de desaceleración. También hay oportunidades: Noruega anunció el desbloqueo de los fondos para la Amazonía, que estaban bloqueados con Bolsonaro, y otras inversiones pueden ser anunciadas ahora, con Lula. El desafío no es pequeño, es peor que cuando asumió en 2003.
-¿Cuáles serán las metas del gobierno de Lula?
-El principal objetivo es combatir el hambre, reducir la miseria y la pobreza y reactivar el mercado de trabajo con puestos de calidad y salarios más altos. El crecimiento fue muy bajo en estos años y hay que aumentarlo de manera innovadora, con una economía baja en carbono, más digitalizada y competitiva.
-¿Cuáles son las principales diferencias entre este nuevo gobierno de Lula y los que ya encabezó?
-El legado de Bolsonaro es mucho peor que en 2003, porque destruyó las instituciones. Lula tendrá que fortalecer la democracia, lo que en 2003 no era necesario porque había un gran fortalecimiento de la democracia. Aquella transición fue transparente, cosa que no se repetirá ahora. Es una tarea compleja, pero es necesaria.
-¿Cómo hará Lula para reducir la inflación?
-El primer paso es recuperar la credibilidad y la previsibilidad que se perdió con (el ministro de Economía) Paulo Guedes. También necesitamos transparencia. Se creó un escenario de inestabilidad macroeconómica que perjudica el trabajo del Banco Central para estabilizar la inflación. El rol importante de Brasil a nivel internacional para atraer inversiones también ayudará. Necesitamos invertir en la pequeña agricultura y aprovechar a los pequeños productores para aumentar la oferta y reducir los precios. También tenemos que controlar los combustibles.
-¿Cómo será la discusión interna del gobierno teniendo en cuenta la gran diversidad de partidos que lo componen?
-Práctica. Los acuerdos serán construidos a base de diálogo. Los partidos están dispuestos a contribuir para alcanzar los consensos necesarios para generar desarrollo económico y social. Va a haber diferencias, que serán negociadas y sobre las cuales Lula tendrá la última palabra.
-¿Quién será el ministro de Economía?
-Si alguien lo sabe, es Lula y no se lo dijo a nadie.