LETRA P EN SAN PABLO

El bolsonarazo que Lula quería evitar

El líder del PT ganó, pero el presidente dejó en ridículo a las encuestas y va al ballotage más fuerte de lo esperado. Polarización total, pocos votos sueltos.

SAN PABLO (Enviado especial) El Partido de los Trabajadores (PT) preparaba, para la noche de este domingo, una fiesta en la Avenida Paulista y, si bien Luiz Inácio Lula da Silva tenía pensado participar de los actos que su militancia desarrollaría en una de las principales arterias de esta ciudad, el sabor que le quedará en la boca al exlíder sindical será semiamargo: ganó, pero el presidente Jair Bolsonaro consiguió un resultado mejor que el pronosticado y quedó bien posicionado para dar pelea hasta último momento en una segunda vuelta que se anticipa impredecible.

 

Una vez más las encuestas fallaron a lo grande y otra vez Bolsonaro demostró ser un líder popular y de masas de talla similar a la de Lula, el hombre que durante los últimos años dominó las calles y la escena nacional. Al cierre de esta nota, el metalúrgico alcanzaba el 48% de los votos y el jefe de Estado arrimaba hasta el 43,5%, lejos de lo que anticipaban los sonidos de opinión, que otorgaban -en promedio- un 51% y un 37%, respectivamente.

 

Como relató Letra P en la previa de estas elecciones, el PT apostaba a ganar en primera vuelta para evitar la unión del voto antipetista en un solo candidato en un mano a mano a todo o nada y, también, para limitar la maniobra de desconocimiento de los números por parte de Bolsonaro y la posibilidad de un golpe de estado. No lo logró: Bolsonaro hizo una elección mejor de la esperada y partirá, para el ballotage del 30 de octubre, de una diferencia de cuatro puntos y medio, es decir, con vida y dispuesto a resucitar de una muerte errónea que anticipaban estudios fallidos.

 

Los resultados de San Pablo sirven como una pequeña muestra de lo que ocurrió a nivel nacional. El candidato bolsonarista a gobernador, Tarcísio Freitas, quien nunca vivió en este estado y en la previa no supo responder en qué barrio votaba, se imponía sobre el elegido del PT, Fernando Haddad, que se encaminaba, de esta manera, a una derrota segura y un probable final de su carrera política. Además, el presidente conquistaba los otros dos estados fundamentales. En el paulista, donde supo nacer el PT y extenderse hacia el resto del país, el oficialismo realizaba una elección que ningún sondeo de opinión había anticipado. Además, en Minas Gerais y Río de Janeiro, los otros dos estados más importantes del país, conquistaba los gobiernos subnacionales en primera vuelta con Zema y Cláudio Castro, respectivamente.

 

Con este escenario, la apuesta de Lula de nombrar a su exadversario Geraldo Alckmin como candidato a vicepresidente no dio los resultados esperados. La jugada le brindó el apoyo de algunos sectores concentrados de la economía y la industria paulista para desprenderse de las denuncias de promover el "comunismo" que realizaba el oficialismo, pero no traccionó la cantidad de votos que ansiaba en la previa. En la última elección presidencial del PT -en uno de los momentos más duros de la historia del partido-, el candidato del PT, Haddad, llegó al 44% y hoy, cuatro años después, araña el 47%, es decir, poca diferencia para lo arriesgada que resultó la jugada en las bases militantes de la izquierda. 

 

A partir de este lunes, los dos hombres más importantes de la política brasileña de las últimas décadas saldrán a buscar los votos que les faltan para ganar la segunda vuelta, pero con este escenario no aparecen muchos espacios a los que recurrir. Las candidaturas de Lula y Bolsonaro se comieron el 91% de los votos. La polarización es extrema y total. En el tercer puesto quedó Simone Tebet, la mujer del Movimiento Democrático Brasilero (MDB), con el 4,19% de los votos, y cuarto salió Ciro Gomes, el candidato del Partido Democrático Laborista (PDT), con el 2,59%. En este aspecto, las encuestas también se equivocaron, porque les brindaban números más altos, lo que permite dilucidar que parte de sus electorados ya viraron en forma de "voto útil" hacia otras propuestas, especialmente a la de Bolsonaro, quien fue el que creció más de lo que se pronosticaba. 

 

Los casi 800 mil votos que suman estas dos candidaturas parecen un número menor ante los millones de Lula y de Bolsonaro, pero en un mano a mano a vida o muerte se volverán fundamentales y la decisión que tomarán a la hora de manifestar sus nuevos apoyos es una incógnita. En 2018, Gomes viajó a Francia para no apoyar a Haddad. ¿Qué hará esta vez? Tebet pasó parte de su campaña denunciando la corrupción del PT. ¿Cómo reaccionará su base ahora? Ante la falta de respuestas a estas preguntas, un dato le sonríe al partido rojo: el voto bolsonarista de este electorado ya se fue y se manifestó este domingo, lo que permite pronosticar una mayor tendencia hacia Lula. 

 

Además, la buena primera vuelta que hizo le permitirá al presidente reafirmar dos aspectos de su candidatura. El primero, que es un hombre de masas y un fenómeno político que logra dar pelea a pesar de tener en contra a los grandes medios de comunicación, a la Justicia y a la mayoría de los partidos políticos, es decir, al sistema. Segundo, que podrá reafirmar su círculo de poder y de influencia que no cree en las encuestas ni en la televisión ni en los diarios porque "mienten". Durante estos días, Letra P relató cómo su base militante no se informa a través de los canales habituales y prefiere las redes sociales. Con este crecimiento, las denuncias del jefe de Estado de que "mienten" en su contra se reafirma.

 

Este domingo, el PT ganó y quedó mejor posicionado que el presidente para el ballotage porque conquistó el primer puesto, pero no fue la jornada que esperaba ni la que vaticinaba. El escenario sigue abierto y el final sigue siendo incierto.

 

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