En el cierre de la XXII cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), de la que fue elegido presidente pro tempore para 2022, Alberto Fernández destacó que el apoyo continental a su administración es un reconocimiento de que la Argentina es “capaz de articular diálogos y consensos” ante la necesidad de profundizar los lazos bilaterales y el trabajo en común ante los desafíos que imponen la pandemia, la economía y el cambio climático. El foro, advirtió, “no nació para inmiscuirse en la vida política de ningún país”, en linea con la política de no intervención que ha defendido en sus dos primeros años en la Casa Rosada y tuvo su último hito en la abstención en la OEA acerca de la crisis política de Nicaragua, país que, pese a dudas que no disiparon hasta último momento, terminó apoyando la candidatura argentina para conducir el bloque que deliberó entre e jueves y el viernes en Buenos Aires.
“Recojo este desafío con la convicción de que somos parte una patria grande que nos une a pesar de que muchos intentan separarnos y someternos”, aseguró el jefe de Estado en el Palacio San Martín, donde el organismo que reúne a todos los países del continente, salvo Estados Unidos y Canadá, se reunió para delinear sus perspectivas futuras de trabajo en 2022.
Con un discurso que intentó retomar los lazos que la ola progresista tejió por el continente a principios de siglo, Fernández sostuvo que la CELAC “no nació para oponerse a alguien” ni para “enfrentarse con algunas instituciones ni inmiscuirse en la vida política de ningún país”. Su antiintervencionsimo, se sabe, irrita a la Casa Blanca.
En cambio, dijo que la CELAC es “un foro en favor de nosotros mismos que siempre promovió el consenso en un marco de convivencia democrática”. Este es uno de los puntos más destacados del organismo creado en 2010, ya que logra reunir a gobiernos de diferentes ideologías e, incluso, enfrentados entre sí, como, por un lado, la Venezuela de Nicolás Maduro y la Nicaragua de Daniel Ortega y, por el otro, la Colombia de Iván Duque y el Chile de Sebastián Piñera.
Fernández adelantó que centrará su presidencia en el impacto del cambio climático en la región, especialmente en el Caribe, donde sus consecuencias son más profundas a raíz de su exposición geográfica y sus adversidades económicas. “Me preocupa mucho”, sostuvo el presidente argentino y agregó: “El cambio climático en el Caribe debe ocupar el primer lugar en los problemas que enfrentamos”.
“Seremos verdaderos cuando el dolor de alguno de nosotros sea el dolor de todos y cuando el éxito de alguno sea compartido por el conjunto”, detalló y completó: “No hay límites para la integración. Nos apoyaremos en los consensos y habrá respeto por la diversidad”.