Mientras este domingo el país esté votando en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), habrá un grupo de personas que pulirá detalles de la defensa que la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) debe presentar el lunes ante la FIFA. En la lujosa sede de Zurich empezará a resolverse el Brasil-Argentina que duró apenas cinco minutos y se convirtió en una potente usina de roscas, maniobras políticas y disparates de repercusión mundial.
En esa presentación trabajan el asesor legal de la AFA, Andrés Paton Urich, y los abogados especialistas en derecho deportivo Ariel Reck y el español Juan de Dios Crespo. La contratación de este último es también una manera de cuantificar el grado de importancia que le da la AFA al expediente que se abrió en Zurich: su última participación para defender los intereses del fútbol nacional ocurrió en 2017, cuando logró reducir una suspensión de cuatro partidos a Lionel Messi, quien había insultado a un juez de línea.
Por muchas razones, la batalla actual es distinta a aquella. La suspensión a los empujones de un partido global le otorga, por transición, trascendencia jurídica al caso. En el departamento de Legales de la AFA, saben que un error podría ser mucho más grave que una derrota deportiva.
Lo que también saben el presidente Claudio Tapia y su entorno es que el proceso legal, en la FIFA, nunca está disociado del político. Se encuentran en desventaja en ese aspecto: después de aquella semifinal de la Copa América 2019, también contra Brasil, en la que los acusó de corrupción con un comunicado, Tapia dinamitó puentes con la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol), la organización que conduce Alejandro Domínguez, y, en consecuencia, con la FIFA de Gianni Infantino, quien encima meses después convocó a Mauricio Macri para que presidiera la Fundación de la multinacional del fútbol.
Casi sin diálogo con la Casa Rosada actual, Tapia rompió los viejos acuerdos con la anterior, por los cuales llegó al tercer piso del edificio de Viamonte 1366. La salida de Boca de Daniel Angelici, principal artífice de ese matrimonio por conveniencia, terminó de configurar el mapa de una ruptura. Reconstruirlo, al menos para esta coyuntura, es una de las misiones de estas semanas.
¿Habrá una llamada a Macri para fortalecer la posición argentina en Zurich? “No tenemos contacto con Tapia ni con (el secretario ejecutivo de la AFA, Pablo) Toviggino. Creo que no se animarían a pedirle un favor, aunque tampoco sé si lo van a necesitar”, le dice a Letra P uno de los alfiles de Macri en el fútbol. En el entorno inmediato del líder de Juntos por el Cambio y presidente de la Fundación FIFA consideran que, ante los hechos, la organización internacional va a sancionar a Brasil por incumplimiento como organizador del evento: podría sacarle la localía y darle los tres puntos a Argentina.
Hay otros dirigentes que estiman que nada será tan rápido como se presagia. Por más de que la presión mediática haga que la FIFA fuera sea expeditiva de que costumbre, existe cierto consenso en que el expediente será apelado y llegará hasta otra ciudad suiza, Lausana, donde funciona el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS), el órgano máximo para dirimir litigios de esta índole.
Expediente electrónico
Rotulado con la sigla FDD-8953, el expediente que inició la Comisión Disciplinaria de la FIFA estará abierto hasta el lunes para cargar información, descargos y datos que ayuden a determinar de quién es la responsabilidad de que el partido haya terminado como terminó.
En estos días se supo algo: antes del show montado por funcionarios de la Agencia Nacional de Vigilancia de la Sanidad (Anvisa), el gobierno de Jair Bolsonaro, a través del Ministerio de Salud, envió un documento electrónico a la Conmebol para rechazar el tratamiento excepcional a los cuatro jugadores de la Selección que habían estado en el Reino Unido (Emiliano Martínez, Emiliano Buendia, Giovani Lo Celso y Cristian Romero).
El mail se envió a las 15.09, 51 minutos antes de que empezara el partido, con los futbolistas ya precalentando en el Neoquímica Arena de Sao Paulo. La casilla de destino no fue la oficial del presidente del organismo continental ni la de su secretaría general, sino [email protected]. Todo se hizo mal. Sobre la hora, a un mail genérico y al organismo incorrecto: si bien la Conmebol regula el fútbol sudamericano, las Eliminatorias son organizadas directamente por la FIFA.
Todos los organismos deportivos avalaron la participación de los cuatro argentinos que venían de Inglaterra, dado que la Conmebol y la FIFA aseguran un corredor sanitario para que los países los eximan de realizar cuarentenas. Eso lo sabe la Confederación Brasileña de Fútbol, que a su crisis institucional le suma ahora una guerra con Anvisa, que hizo valer la norma sanitaria por sobre la deportiva de manera tardía y cayera quien cayera.
La trama tiene más alcances. En una de las semanas más convulsionadas de su mandato, Bolsonaro se valió del escándalo en el clásico del fútbol continental para profundizar su discurso. En estos años, la pelota fue para el presidente de Brasil también eso, una manera de vehiculizar su radicalización. La privatización de algunos clubes insignias es apenas un ejemplo.
En otro plano, Paton Urich, Reck y Juan de Dios deberán argumentar la posición argentina en el marco de una investigación que estará centrada en dos artículos FIFA: el 14 del Código Disciplinario (partido no disputado y suspensión definitiva de un partido) y el 5 del reglamento de Eliminatorias (retirada, partido no disputado y suspensión definitiva). Cuentan que trabajarán hasta el domingo a la noche. Con el país pendiente de los resultados electorales, nadie estará atento a esos últimos detalles.