Nada puede salir mal. Por una cuestión de salud pública pero, sobre todo, por supervivencia política. Por eso, las reuniones interministeriales, los dibujos y bocetos en las pizarras blancas de las oficinas y los borradores de protocolos ultimados contra reloj. Si algo faltaba para vender el retorno a cierta normalidad era ver público en los estadios y eso sucederá este jueves 9, cuando la Selección reciba a Bolivia en el Monumental por las Eliminatorias para el mundial de Qatar. Con tribunas celestes y blancas, el equipo de Lionel Scaloni estrenará allí, como local, su condición de campeón de América a tres días de las PASO. Justo a tiempo.
El Gobierno planea ese día desde hace meses. Es una tarea que lideran desde julio el ministro de Turismo y Deporte, Matías Lammens, y la ministra de Salud, Carla Vizzotti, a la que ahora, en el último tramo, se le sumaron dirigentes de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) y los encargados del área de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires.
El único dato que está confirmado es que el Monumental tendrá 21 mil hinchas que podrán comprar sus entradas, de acuerdo a lo que le adelantó la AFA a Letra P, desde este sábado a través del portal autoentrada.com. A la venta, en rigor, se pondrán 17 mil tickets. Los otros cuatro mil serán de protocolo (dirigentes, familiares, prensa) y destinados a las empresas auspiciantes.
Nadie –ni en AFA ni en los ministerios– sabe precisar si las personas que asistirán a esta prueba piloto en el Monumental tendrán que llevar, además de su entrada, el certificado de vacunación y/o un PCR negativo, como en algún momento se especuló. Todo indica que no y hay que hurgar en las declaraciones de Vizzotti para que la teoría tome cuerpo. La ministra dijo el 26 de agosto: “Al aire libre y con un aforo del 30% no es un requisito sine qua non tener PCR ni la vacunación, porque tampoco es requisito para ir a un restaurante y pasar dos horas”.
Lo que sí sucederá es que, además del uso del barbijo y el distanciamiento de dos metros, las personas deberán contar con la aplicación Cuidar para eventuales pedidos.
El legado Bullrich
En las oficinas de la Avenida Regimiento de Patricios, donde funciona el Ministerio de Justicia y Seguridad de la Ciudad, ya diseñan el retorno de Tribuna Segura, el programa que el gobierno de Mauricio Macri nacionalizó durante su gestión y que ahora, en principio, volverá a circunscribirse solo al territorio porteño.
Agentes de prevención y de tránsito y la Policía de la Ciudad controlarán el ingreso al Monumental a través de este dispositivo, que se nutre de las bases de datos del Registro Nacional de las Personas (Renaper), el Sistema Informático de Seguridad en Espectáculos Futbolísticos (SISEF), que registra a las personas alcanzadas por el derecho de admisión y restricciones judiciales) y el Sistema Federal de Comunicaciones Policiales (SIFCOP), que contiene los pedidos de capturas de la Policía Federal.
Las personas vedadas para ingresar a estadios aumentó sideralmente con el macrismo en la Casa Rosada. Antes esa lista solo la hacían los clubes, pero durante la gestión de Patricia Bullrich en el Ministerio de Seguridad podía editarla también el Estado. En 2016 había mil personas; en el final de su mandato, 5.000.
La ministra de la mano dura había pedido que ese número alcanzara los 10.000 nombres. Era parte de una política que aquel Ministerio de Seguridad había trazado como uno de sus ejes para mostrarle a la sociedad, pero el 30% de las personas que figuraban en esos listados no son necesariamente violentas o barras: están por motivos irrisorios, como vender choripanes sin autorización o intentar entrar a la cancha con el carnet de un amigo. Después de un año y medio sin hinchas en las canchas, ¿esas listas continuarán tal cual estaban a fines de 2019 o principios de 2020? Es una pregunta que nadie en la Seguridad porteña quiere contestar.
El futuro llegó
Si la prueba piloto funciona, el regreso del público se extenderá hacia otros estadios, otras provincias y otros deportes. En una relación cada vez más tensa con Lammens en particular y con el Gobierno en general, la dirigencia de la AFA debe dejar atrás el enojo por no haber sido invitada a diseñar el plan y definir algunas reglas claras para el retorno a la presencialidad en las tribunas.
En la Liga Profesional saben que tras el Argentina-Bolivia habrá una reunión con la AFA y los diferentes ministerios para trasladar esa experiencia al torneo doméstico. Los clubes asumen eso como una realidad inexorable. En los chicos y los medianos como Banfield, Lanús o Vélez, el retorno de hinchas representará un ingreso que hasta aquí no tenían. En los cinco grandes y en varios del Interior, como Newell’s y Rosario Central, no representa mayores ingresos sino un desafío para conformar a toda la masa societaria, que en algunos casos es superior a la capacidad de sus estadios, y en todos es superior a lo que el aforo permitirá. Será cuestión, con lo difícil que es en el fútbol argentino, de estar a la altura de lo que demanda el contexto.