LA CRISIS DEL GOBIERNO

Optimismo obligado: intendentes confían en que el FdT supere la zozobra

La crisis en la superestructura derrama a los pagos chicos, donde arrasó la ola roja-amarilla. Necesitan recursos y presencias para encarar la campaña.

A pesar de la tormenta que expuso las diferencias de forma y de fondo entre el presidente Alberto Fernández y la vice Cristina Fernández, el intendentismo bonaerense se abraza al optimismo. “No habrá ruptura”, repetían jefes de pago chico este viernes en La Plata, cuando, 60 kilómetros al norte, empezaban a cocinarse los cambios en el Gabinete de ministros para comenzar a encauzar el desmadre. El mensaje era –sigue siendo– una expresión de deseo y una necesidad al mismo tiempo: derrotados en los distritos a manos de la UCR o el PRO, las intendencias necesitan del buen vínculo entre las dos facciones –el albertismo y el kirchnerismo, la Nación y la Provincia, Alberto y Axel Kicillof, fiel representante K– para garantizarse recursos y presencias en campaña.

 

Para los intendentes e intendentas de cualquier espacio político el mejor escenario para desarrollar la gestión es la sintonía partidaria entre las distintas jurisdicciones. Para los encolumnados en el Frente de Todos (FdT) bonaerense esa ecuación se dio a fines de 2019 con la asunción de AF en el gobierno nacional y AK en la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, la reciente derrota electoral y las exposiciones públicas de las diferencias entre dos socios de la alianza gobernante encendieron las alarmas en la Buenos Aires profunda.

 

Pese a la crisis, entre la tropa de territoriales oficialistas hay optimismo y vaticinan que más tarde o más temprano se volverán a juntar los pedazos de la coalición de gobierno y emparchar las heridas, un escenario que les da tranquilidad ante la necesidad de recursos y de presencia de funcionarios de cara a lo que resta de la campaña.

 

El intendente de Alberti, Germán Lago. (Foto: Ignacio Amiconi- AG La Plata)

“No voy a desconocer la situación que estamos atravesando, pero me parece que el frente no se va a romper. Vamos a hacer todo lo que está a nuestro alcance para seguir fortaleciendo del Frente de Todos”, señaló a Letra P el intendente de Alberti, Germán Lago, uno de los representantes que este viernes llegó a La Plata a reunirse con el gobernador bonaerense, en el marco de las reuniones que se establecieron post derrota electoral. En esa línea, consideró que hay que tomar “los resultados del domingo como una oportunidad para corregir cosas y empezar a tomar rumbo en las decisiones”.

 

También Cecilio Salazar (San Pedro) fue optimista sobre el desenlace de la crisis. “Naturalmente estamos preocupados, pero vemos que se están analizando algunos cambios en el gabinete y esperamos que en las próximas horas esto se resuelva”, señaló en diálogo con este portal y descartó una ruptura de la coalición. “No, no se va a dar eso”, dijo. Los vaticinios comenzarán a concretarse cerca de la medianoche, cuando dos funcionarios de comunicación de Presidencia entraron a la sala de periodistas en la Casa Rosada con el listado de nombres del nuevo gabinete.

 

El intendente de San Pedro, Cecilio Salazar. (Foto: Ignacio Amiconi- AG La Plata)

Ya se había expresado en la misma línea el tigrense Julio Zamora, quien había pedido “confianza” en el Presidente y había desestimado la posilidad de una ruptura. El tigrense, de relación distante con el massismo que lo parió, fue uno de los primeros en salir a bancar al jefe de Estado, tras la andanada de renuncias kirchneristas inaugurada por el ministro de Interior Eduardo de Pedro, quien finalmente seguirá en el cargo. Y rego optimismo: los cruces “no complican la situación electoral, sino que fortalecen la figura” del presidente, había dicho.

 

Marcelo Santillán (Gonzales Chaves) consideró, por su parte, que era necesario llevarle claridad y tranquilidad a la sociedad. Y había pedido “aclarar si va a continuar la unidad o si surge un nuevo espacio político”. Pidió que Fernández hablar por cadena nacional para poner paños fríos, para atemperar el fuego volcánico que se había desatado con el comunicado del Presidente y la posterior carta-bomba de la socia mayoritaria de la alianza oficialista. Había analizado, además, que no debía haber ganadores ni perdedores. A la luz de los hechos, acaso haya dado en la tecla.

 

Que el gobierno nacional supere la tormenta y se vuelva a ordenar la tropa es condición sine quanon para encauzar la campaña en el territorio, en una avanzada que tiene por objetivo dar vuelta una elección que, por los números, parece difícil. Los y las dueñas de los votos empujan para ganar la elección en el tramo nacional y seccional, pero están desvelados por la contienda legislativa municipal, esa que, según el resultado, condiciona sus dos restantes años de gobierno.

 

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