Cual estampida de pájaros antes del vendaval, la puesta en escena de la presentación de la norma anticipó la crisis institucional que se desataría minutos después del mediodía. El jefe del bloque del Frente de Todos (FdT) en Diputados, Máximo Kirchner, había sido invitado para el acto, pero decidió estar ausente.
El ministro de Economía, Martín Guzmán, repartió flores para Cristina Kirchner y Axel Kicillof, algo que sonó muy forzado. A la vicepresidenta la nombró al menos en tres oportunidades. Desde la primera fila, seguían sus palabras las gobernadoras Alicia Kirchner (Santa Cruz) y Arabela Carreras (Río Negro), y los gobernadores Mariano Arcioni (Chubut), Gustavo Melella (Tierra del Fuego) y Omar Gutiérrez (Neuquén).
Uno de los trasfondos de la crisis institucional tiene que ver con el Presupuesto 2022 que ingresó al Congreso este miércoles. Sus lineamientos están atados al acuerdo con el FMI, negociación que no está cerrada pero que el organismo ya dejó entrever en unos de sus últimos informes globales que la Argentina necesitaría realizar “reformas estructurales”.
Fue el propio Fernández quien ratificó que la suerte del Presupuesto está atada al acuerdo con el Fondo. Por otro lado, el discurso macro prudencial de Guzmán, en un escenario post PASO que demanda la inyección de recursos masivos hacia la ciudadanía, habría reforzado el momento de la eclosión.
Lo cierto es que la tan esperada ley de inversiones para el sector quedó envuelta no solo en la incertidumbre electoral que se inició el domingo pasado sino en la crisis política institucional de este miércoles.
Varios legisladores patagónicos levantaron la voz hacia el jefe de bloque de Diputados del FdT por no haber sido convocados al evento. “Si los diputados que tenemos que acompañar nuestro gobierno no somos invitados, es una cosa seria”, fue el mensaje que le hicieron llegar.
-¿Qué dicen los gobernadores y gobernadoras de este proyecto de ley?-, le preguntó Letra P a Pablo González, presidente de YPF. - ¡Gobernador!-, gritó el titular de la petrolera de bandera. El que estaba por ingresar al Museo del Bicentenario era Gutiérrez.
- Dijeron que no iba a venir, y vino-, acotó González.
Sin embargo, el neuquino ratificó que no había visto el proyecto de ley. De hecho, las autoridades provinciales que hablaron luego de la presentación de la norma, Melella y Carreras, ratificaron la idea de que deberían analizar su letra chica, ya con el texto en la mano, porque hasta el momento no lo habían hecho.
Por su parte, Ariel Kogan, mano derecha del secretario de Energía, Darío Martínez, y asesor presidencial, uno de los autores de la norma junto a Demian Panigo de YPF, sostuvo que en el proceso de elaboración del texto dialogaron con todos los sectores y escucharon sus pedidos, pero que ninguno leyó de manera completa la totalidad del articulado. En este sentido, Kogan desmintió al propio gobernador neuquino: “(Alejandro) Monteiro, secretario de Energía de Neuquén, estuvo dos horas en mi casa. Con Omar estuvimos dos veces, incluso fuimos a su quinta con Martínez para explicarle la ley”.
Letra P consultó al asesor presidencial cuál es el reclamo puntual de las provincias cuando sus autoridades dicen públicamente que no vieron el proyecto y plantean dudas. "Algunos dicen que se les quita facultades en términos de impuestos. No es así. De hecho, podrán opinar y evaluar cada uno de los proyectos especiales que se presenten en sus provincias", dijo Kogan.
Sin embargo, Daniel Funes de Rioja, titular de la UIA, fue muy enfático en sostener que los equipos técnicos de la entidad fabril sí pudieron ver la letra de la ley y que fue analizada por los distintos jugadores sectoriales.
Por el lado empresarial, estuvieron presentes Marcelo Mindlin (Pampa Energía), Eduardo Eurnekian (CGC) y Carlos Ormachea (Tecpetrol). También hubo representantes de Transfigura, Chevron, Petronas, Exxon y Shell.
No fue el mejor día para presentar una ley de inversiones. Sobre todo porque su suerte está atada al Congreso de la Nación, cuya composición cambiará en noviembre, a lo que se suma el clima de incertidumbre de las últimas horas.