Cuando Juan Zabaleta asuma como ministro de Desarrollo Social de la Nación en lugar de Daniel Arroyo, en Hurlingham comenzará un proceso de doble comando. Con su partida, el municipio quedará en manos de un dirigente de La Cámpora, organización con la que el intendente alcanzó un acuerdo de convivencia tras un cierre de listas que dejó a los sectores al filo de un enfrentamiento en las PASO. En el horizonte asoma noviembre, el mes donde las aspiraciones políticas de ambos espacios pueden volver a chocar y romper pactada armonía y comenzar a diagramar otro escenario.
En este distrito, el segundo más pequeño de la provincia, La Cámpora avanzó un montón de casilleros. Así lo muestran los resultados del cierre de listas, pese a que dirigentes peronistas del distrito avisan que esa victoria no fue lograda con votos sino en los pasillos. Con su (inminente) partida al Ejecutivo nacional, Zabaleta le entregó el municipio a la organización que lidera Máximo Kirchner, sector que desde hace tiempo le disputa el control al todavía jefe comunal con Martín Rodríguez a la cabeza, subdirector Ejecutivo de PAMI, el organismo que a nivel nacional conduce otra camporista, Luana Volnovich. El dirigente aspira a conducir Hurlingham desde hace tiempo. En los últimos meses, en medio de la campaña de vacunación y en la antesala a la discusión por las listas, hizo un importante despliegue para posicionarse en el distrito. La estrategia no sólo incluyó volantes y folletería del Pami con su rostro, sino llamadas a los vacunados en su nombre contando a cargo de quién estaba el operativo.
“Juan está sufriendo las consecuencias de lo que hizo en 2017”, señaló un dirigente sobre el escenario que se le presentó al intendente. Hace cuatro años, la decisión de abandonar las filas kirchneristas y respaldar la precandidatura a senador de Florencio Randazzo profundizó la grieta con los sectores alineados con Cristina Fernández. De hecho, en aquel momento, provocó la renuncia de varios funcionarios locales; entre otros, el entonces secretario de Cultura, Damián Selci, el concejal de La Cámpora que ahora asumirá como interino.
Hay quienes afirman que el camporismo conocía de antemano la convocatoria presidencial a Zabaleta y que por eso “presionaron” con encabezar la nómina de concejales y reclamaron lugares en el gabinete municipal. Con el intendente fuera del municipio, la meta estaba cerca. En el zabaletismo afirman que “no buscaban unidad, buscaban romper”. Como contó este medio, hasta la fecha final para ratificar las listas, en Hurlingham había interna del FdT entre la nómina encabezada por el propio jefe comunal y la de La Cámpora.
Lo que sucedía en el distrito era una muestra de las tensiones en el FdT a nivel nacional; albertistas y kirchneristas no querían ceder espacio en nombre de la tan proclamada unidad. El acuerdo, como se indicó, llegó con la mediación del ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, dirigente muy cercano a Zabaleta, y del ministro de Desarrollo de la Comunidad de la provincia de Buenos Aires y secretario general de La Cámpora, Andrés Larroque, cuñado de Rodríguez.
La negociación, que terminó con la presentación de una sólo lista, incluyó la voluntad de llevar adelante el gobierno municipal en el marco de una “buena convivencia”. La idea no es sólo centrarse en la dinámica de la gestión que traía Zabaleta, sino respetar la conformación del gabinete que deja y que a partir de ahora conducirá el presidente del Concejo Deliberante, Selci, un hombre muy cercano a Martín Rodríguez y al que muchos describen como un intelectual introvertido.
Sin embargo, con el calendario en mano, en el distrito miran con desconfianza el cumplimiento de aquellos trazos de entendimiento. Advierten sobre la posibilidad de que, una vez pasadas las elecciones generales, el camporismo encuentre huecos para poner en marcha una serie de cambios con sello propio.
La salida de Zabaleta del municipio es, al mismo, una ganancia para el juego que a nivel nacional despliega el Presidente, quien se asegura llenar con alguien de su máxima confianza el hueco que dejará Arroyo. Zabaleta es, al mismo tiempo, una voz necesaria en el diálogo con los intendentes del conurbano.