El secretario de Obras Públicas de la Nación y primer precandidato a diputado nacional del Frente de Todos (FdT) por Córdoba, Martín Gill, lleva adelante una intensa campaña en el territorio con la bandera de “la reactivación”, haciendo eje central en las obras nacionales realizadas en la provincia y disputando las intendencias al aparato oficialista de Hacemos por Córdoba (HxC) que comanda el gobernador Juan Schiaretti.
En diálogo con Letra P, mientras espera la visita de Fernández para los últimos días de actividad proselitista y el desembarco esta semana del ministro de Economía, Martín Guzmán, Gill aseguró que “el Presidente dio vuelta la página de los desencuentros con Córdoba”. Además, sostuvo que no es dueño del “peronómetro” para afirmar cuál de las dos opciones que habrá en el cuarto oscuro el próximo 12 de septiembre para las PASO será la más representativa del justicialismo.
-¿Cómo evalúa el desarrollo de la campaña?
-Es una campaña en clave territorial, en contacto con la gente y con los sectores productivos e industriales. Con disparidad de fuerzas comunicacionales, que es parte de la lógica que se plantea en nuestra provincia, pero contentos por la confirmación de la presencia en Córdoba.
-¿Cómo está la relación con la provincia?
-Gran parte de la dirigencia de HxC son personas con las que compartimos muchas cosas desde hace mucho tiempo, con un afecto especial. Pero hoy no compartimos la mirada sobre la trascendencia de la elección y sobre elementos que permanecen en el discurso y que forman parte de una agenda del pasado, superada. El Presidente ya en campaña tomó la decisión de dar vuelta la página de desencuentros con Córdoba, pero no buscando una contrapartida: lo que propuso es lo que sucede en la realidad. Córdoba es muy importante para el crecimiento y el desarrollo del país. La Argentina la necesita, pero también Córdoba necesita de la Argentina, porque si al país le va bien, a Córdoba le va a ir mucho mejor.
-Entonces, ¿por qué se siguen marcando diferencias entre el cordobesismo y el FdT?
-Cuando la Argentina genera un modelo de industrialización, de producción y de inversión en educación, Córdoba constituye una potencia. No existe una dicotomía. No hay una provincia que se desarrolle en un país al que le vaya mal y, a su vez, el desarrollo nacional depende de cada provincia. Hoy al recorrer Córdoba vemos cómo el Estado nacional estuvo presente, aún en un contexto tan difícil. Solo en salud, en 2020 la Nación hizo en Córdoba mucho más de lo que Mauricio Macri prometió y terminó haciendo en su gobierno.
-¿Cuáles son las principales obras realizadas que demuestran la “vuelta de página”?
-Hoy tenemos 20 obras viales activas en Córdoba. Cuando asumimos, no había ninguna. Entre ellas, las autopistas 19, la Río Cuarto-Holmberg, la variante de paso 158 de Villa María. En las universidades, hay ocho obras iniciadas. Cuando llegamos, tampoco había ninguna. En saneamiento recibimos tres obras paralizadas y hoy están en desarrollo junto a 30 obras de agua y cloacas. Tampoco recibimos una sola obra activa en los municipios y hoy tenemos 340 obras en marcha. Teníamos viviendas paralizadas y hoy se reactivaron. En Salud, la Nación, además de la asistencia, pudo construir cinco hospitales en Córdoba y estamos licitando cinco más en la capital provincial, y hay 20 obras de infraestructura en el interior. Esto hace que tengamos una acción múltiple en el territorio con una agenda sostenida de intervención en Capital y en el interior.
-¿Cree que tienen un correlato político en Córdoba? ¿Se invisibilizan?
-Puede haber fallas en una estrategia comunicacional, pero esta situación no se da solo con la obra pública sino también, por ejemplo, con la Caja de Jubilaciones, que ha permitido cumplir con todas las obligaciones que adeudaba el gobierno de Macri. También puede haber confusiones con las obras que se realizan por convenio de asistencia financiera, pero el objetivo que nos marcó el Presidente es trabajar entre todos. No se trata de la extorsión institucionalizada, sino de pensar en cada cordobés.
-El FdT va a pelear en una contienda con un peronismo dividido y se ha generado una disputa por cuál fuerza es la representante del peronismo.
-El FdT ha logrado una representación muy plural en la que no importa de dónde venimos sino a dónde queremos ir. Respecto del “peronómetro”, yo no me siento con la autoridad de medir el nivel de peronismo de nadie. Pero hay dos concepciones. Y hay un peronismo que trata de ser fiel a sus principios, con un proyecto de país y una provincia trabajando juntos. Los escenarios de disputa y enfrentamiento, terminan siendo funcionales a la etapa más dañina y alejada de los principios del justicialismo, como fue el mandato de Macri. Queremos construir un país distinto, salir a la vida que queremos. Estamos saliendo de la pandemia y de la pandemia económica, en un proceso de reactivación sostenida.
-¿Cree que la fiesta en Olivos durante la cuarentena golpeó la imagen del Presidente en Córdoba?
-No. El Presidente, con enorme humildad, reconoció un error y lo hizo asumiendo su responsabilidad institucional. Lo que verdaderamente me preocupa es lo que nos dejó Macri: endeudamiento, pobreza, inflación, desfinanciamiento de la educación y la salud. Esta es la agenda de la gente. La foto pertenece más la agenda de algún dirigente que, como no puede asumir la responsabilidad de lo que hicieron, intenta ocultarlo con algún cliché de campaña.