Después de 35 años de trayectoria al frente de noticieros de los gigantes El Trece y TN, el 22 de marzo de 2019 el por entonces periodista Luis Otero anunciaba un cambio de rumbo y su incursión en la política. Rápidamente se integró a la Unión Cívica Radical (UCR), aprendió el lenguaje al otro lado del mostrador y se presentó ese mismo año como candidato a intendente de Avellaneda, donde enfrentó a Jorge Ferraresi. El desenlace es conocido: perdió por casi treinta puntos y expuso en los meses siguientes su impericia política. A una semana del cierre de listas y en el arranque de la campaña electoral, pegó el portazo al histórico partido. Salió de la política partidaria denunciando “diferencias esenciales e inaceptables con las altas autoridades del partido” en la provincia y denunciando “rosca” y “conspiración permanente”. Lo hizo a través de una carta en la que, además, advierte con iniciar acciones judiciales a quienes difundan el texto de la misma, es decir, intentando cercenar la tarea de sus excolegas de contar las razones de su salida.
En definitiva, en los dos años y medio que intentó sumar estructura en Avellaneda no logró capitalizar su rol de figura taquillera. Pese a ello, definió su salida con un perfil bajo y sin personalizar las numerosas críticas de su carta de renuncia, en las que argumentó “diferencias esenciales, acumuladas e inaceptables” con la conducción del histórico partido que encabeza Maximiliano Abad.
“Desde hace un poco más de dos años que estoy sumergido en cuestiones internas partidarias, peleas personales irreconciliables, que se mantienen a pesar de que hoy tenemos lista única (que no es lo mismo que lista de unidad) y lo que menos he podido hacer es ocuparme de la gente, que es mi vocación verdadera”, dijo el experiodista en el documento al que accedió Letra P.
Además, alegó ser desplazado de la estrategia electoral y de cuestiones partidarias, e incluso sostuvo que fue tratado como un “muñeco para la foto”. “En pocas cosas pude contribuir al cambio que este partido necesita para ser más grande y más competitivo; más participativo y moderno, más abierto y convocante”, bramó.
Aun así, y con un retorno empantanado al ámbito periodístico, dejó abierta la posibilidad de incursionar en política en otro tiempo. “Hemos llegado al cruce de esos caminos y es aquí donde nos separamos, al menos hasta que esos caminos vuelvan a juntarse algún día, si fuera esto posible porque se dan las condiciones adecuadas”, agregó.
La carta de despedida cierra con su firma de puño y letra y una “advertencia legal” para todas aquellas personas con las que alguna vez compartió oficio. “El contenido de este documento no está destinado a su publicación, reenvío, cita textual o reproducción por ningún medio de comunicación, incluso mensajes de texto, de audio o cualquier medio de comunicación social o interpersonal”, aclara Otero y advierte que, de lo contrario, podría iniciar “acción penal correspondiente”.
De esta forma, la salida del exconductor de televisión se enmarcó también en la cruda pelea sin código de la oposición, en la que se enfrentan Propuesta Republicana (PRO), la Coalición Cívica (CC) y la UCR, de cara a las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) del 12 de septiembre. Diferencias que, incluso, motivaron una reunión de emergencia de la cúpula de Juntos por el Cambio, en la que los principales socios intentaron pactar una tregua de no agresión.
Tal como dio cuenta este medio, la escena que se llevó acabo en las últimas horas fue virtual y contó con los representantes de cada espacio, pero desnudó que los niveles de acuerdo sólo llegan a controlar las tensiones en forma provisoria a partir de la nueva pelea de fondo entre el gobernador jujeño, Gerardo Morales, y el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.