Desde Perú, casi como al pasar, Alberto Fernández soltó sobre el final del miércoles el comentario que descolocó a todo el Gabinete: “Todos los que son candidatos deben dejar sus cargos”. Así, Agustín Rossi se enteraba, por televisión y poco antes de salir al aire en el canal Todo Noticias, que debía presentar su renuncia como ministro de Defensa. El santafesino quedaba de la noche a la mañana afuera del Gobierno.
La noticia alteró hasta a los propios, que vieron al Presidente soltarle la mano de pronto a una de las principales espadas políticas de su gestión. “La regla era la unidad. A dos años de Gobierno, nadie puede decir que no lo sabía”, respondieron desde la mesa chica de Fernández. Y remarcaron que “el Presidente toma las decisiones”.
“No me habían dicho que si era candidato tenía que renunciar”, dijo Rossi, una vez conocida la decisión del Presidente. La versión oficial de la Casa Rosada no lo contradice en ese punto, aunque afirma que el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, le pidió el mismo sábado, cuando venció el plazo para la presentación de listas, que bajara su candidatura. Y que le insistió en reiteradas ocasiones, hasta el mismo miércoles, momento límite para la comunicación de los nombres que integran las listas a la Justicia electoral.
Rossi no dio el brazo a torcer y terminó rompiendo la regla de unidad que la Casa Rosada había impuesto para las listas nacionales del Frente de Todos en aquellos distritos en los que hubiera una autoridad provincial o municipal con los colores de la coalición, en este caso, el santafesino Omar Perotti. Paradojas de la política, en el propio corazón del Gobierno entendían que los argumentos del todavía ministro de Defensa eran correctos.
“Tiene razón en todo lo que dice”, admitió por la tarde ante Letra P un funcionario de la Casa Rosada sobre las críticas de Rossi a Perotti. El gobernador santafesino tampoco tiene tanto crédito en el Gobierno, donde lo señalan por haberse diferenciado del Presidente con la decisión de cerrar las exportaciones de carne, restricciones relacionadas con la pandemia y, más atrás en el tiempo, hasta la expropiación de Vicentin. La confianza está lejos de ser ciega en quien, consideran, está demasiado cerca de Juan Schiaretti vía el consultor Guillermo Seita, ahora cercano a Horacio Rodríguez Larreta, tal como señala Rossi.
Con todo, el Presidente “había dado una orden”, compartida también por la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, remarcan en la Casa Rosada, y un ministro no puede desobedecer. Fernández se encargó de dejarlo claro con la decisión que horas antes no figuraba en el horizonte del gabinete, aunque algunos funcionarios deslizaban como “lógica” por lo bajo.
“Si el Presidente te da una orden y no la cumplís, tenés que presentar la renuncia”, había dicho un hombre de máxima confianza de Fernández. La decisión flotaba en el aire, aunque despertaba dudas al tratarse de Rossi. El santafesino había integrado, hasta ese momento, el círculo de confianza del mandatario, y hasta había sonado como posible candidato a ocupar la Jefatura de Gabinete en caso de que Cafiero terminara en la boleta por la provincia de Buenos Aires para Diputados.
En algunos despachos gubernamentales volvió a sonar la misma alarma que cuando el Presidente cambió a Marcela Losardo por Martín Soria en el Ministerio de Justicia, y que indica que Fernández cuida poco a “los propios”. Losardo, Ginés González García, María Eugenia Bielsa y Alejandro Vanoli integran esa lista de figuras desplazadas. “Estas cosas no caen nada bien”, apuntó un funcionario enrolado en el albertismo. “Es un error pensar en los nuestros y los suyos. Eso no va más”, dicen en otro despacho de la misma línea.
“Es una pena. Puede tener razón en lo político, pero está equivocado Agustín por todo lo que pone en juego”, le había dicho más temprano a este portal otro funcionario de primera línea del gabinete que ya respiraba aliviado por la templanza que había mostrado el Presidente para el cierre de listas y que le permitieron anotarse los puntos que se había trazado en la previa: sostener a Cafiero en la Jefatura de Gabinete, ubicar como cabezas de lista a Victoria Tolosa Paz, en la provincia de Buenos Aires, y a Leandro Santoro, en la Ciudad, en sintonía con el tono moderado que quiere imprimirse al discurso de Todos, y en las próximas horas, nombrar a su intendente de mayor confianza, Juan Zabaleta, en el Ministerio de Desarrollo Social. Después, dejó en claro que tampoco habrá lugar para la desobediencia.