ARGENTINA Y ESPAÑA

Pedro Sánchez pone sordina a los ruidos de la relación bilateral

Una vieja promesa. Empresarios felices, empresarios infelices. La reyerta por las tarifas también complican los vínculos externos. Las pymes, nuevo foco.

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, arribará este martes por la noche a Buenos Aires para realizar una breve visita que ratificará la alianza entre ambos países, buscará avanzar en lo que se pueda en una agenda económica largamente trabada por la inestabilidad nacional y apuntará a presentar un buen semblante a pesar del arrastre de problemas que las empresas de ese origen instaladas en el país no dejan de denunciar.

 

El visitante y el anfitrión, Alberto Fernández, le pusieron fecha al viaje en la reunión que mantuvieron el 11 del mes pasado en Madrid, parte de la gira europea en la que el argentino salió a pedir apoyo para la refinanciación de las deudas con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Club de París. La relación entre ambos es muy buena, lo mismo que la que se da entre los dos países, lo que no quita que haya temas irresueltos de larga data que ya causan fatiga en la contraparte.

 

En verdad, la visita estaba comprometida hace mucho tiempo, pero quedó frustrada por la pandemia. Así, lo que debería haber ocurrido en abril o mayo del año pasado, se dará ahora, por un solo día y en aprovechamiento del viaje que el mandatario socialista español realizará a continuación a Costa Rica.

 

Sánchez arriba escaldado por problemas de política interna, al igual que le ocurrió al argentino en su visita reciente. En su caso, por el avance de la derecha y el retroceso de su Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en las recientes elecciones en la Comunidad de Madrid y por la polémica que desata su proyecto de indultar a los líderes del separatismo catalán que permanecen presos o exiliados.

 

Acompañado de una comitiva de funcionarios, funcionarias y referentes del empresariado, Sánchez concentrará su actividad en este miércoles, antes de partir, por la tarde, hacia Costa Rica.

 

La agenda contempla dos reuniones con empresarios: una encabezada por Sánchez y otra, por su ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto. La división de tareas se vincula, respectivamente, con la apertura de oportunidades y con la atención de quejas.

 

Reyes Maroto escuchará a los empresarios junto al ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, y a los líderes de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), Antonio Garamendi, y de la Unión Industrial Argentina (UIA), Daniel Funes de Rioja.

 

La economía argentina, cuya recuperación tras el Gran Confinamiento de 2020 avanza con cierta lentitud y cuya inflación se encamina a superar el 45% en el año, no da para grandes anuncios de inversión, pero la decisión de ambos gobiernos es trabajar en el mundo pyme, más abierto y a esta altura menos maduro e incluso menos conflictivo que el de las grandes corporaciones. Con todo, más allá algún anuncio concreto que en Madrid dicen que podría producirse, lo que más resaltará será la firma de acuerdos marco y la decisión de ampliar el conocimiento del país de más hombres y mujeres de negocios a la espera de tiempos más propicios. Todo, en el contexto de la alianza estratégica entre los dos países y de la nueva ola de internacionalización de compañías que encara Madrid, especialmente en América Latina.

 

España pondera la reinstalación de la empresa Indra como encargada de realizar el escrutinio provisorio en las próximas elecciones primarias y legislativas a cambio de 13,8 millones de euros, una larga tradición que se había interrumpido durante el macrismo en beneficio de la compañía de capitales venezolanos Smartmatic. En esta ocasión, la oferta de la filial de Indra, Minsait, no solo fue más baja que la de su competidora, sino que resultó un 30% menor que la aceptada hace cuatro años, dicen en el Gobierno.

 

Sin embargo, habrá también espacio para las quejas, que quedarán confinadas a la reunión paralela con la ministra española. Se trata de los reclamos de compañías prestadoras de servicios públicos que ven cómo la inflación sube por el ascensor y las tarifas lo hacen por la escalera, además de bancos y otras grandes firmas impedidas de girar utilidades a sus casas matrices por la vigencia del cepo cambiario.

 

Entre las primeras, las más disconformes son Telefónica –a las reyertas por las tarifas, suma las quejas por las ventajas que obtuvo el Grupo Clarín en el mercado nacional de telecomunicaciones durante el macrismo, que incluyeron el diseño del marco normativo tras la derogación por decretos de la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual–, Abertis –mantiene peajes viales– y firmas vinculadas al sector energético.

 

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