La fotografía general que dejó la Asamblea Legislativa el último lunes mostró equilibrio casi total de género: hubo 23 legisladoras y 26 legisladores que escucharon de manera presencial el discurso del gobernador Axel Kicillof. Pero la imagen hubiera sido otra de no ser por la gestión de las mujeres para romper el patriarcado que continua nítidamente plasmado en los cargos institucionales de mando y decisiones políticas trascendentes. Sin embargo, ese movimiento del lunes es apenas el registro de una avanzada subterránea de las legisladoras, tanto del oficialismo como de la oposición, para alcanzar la equidad permanente, más allá del instante que capturaron las cámaras fotográficas. Ahora, van por las presidencias, vicepresidencias y jefaturas de bloque, casi en su totalidad en manos de los hombres.
La Asamblea Legislativa escucha el discurso del gobernador
En el Frente de Todos dijeron presente de manera física 12 diputadas y tres senadoras: Micaela Morán, Fabiana Bertino, Florencia Saintout, Susana González, María Cristina Vilotta, Viviana Guzzo, Agustina Propato, Ana Devalle y Gabriela Demaría. Por Juntos por el Cambio lo hicieron 5 representantes de la Cámara baja y siete del Senado: Gabriela Besana, Sandra Paris, Vanesa Zúccari, Susana Lázzari, Carolina Barros Schelotto, Carolina Tironi, Flavia Delmonte, Lorena Petrovich, Aldana Ahumada, Lucrecia Egger, Felicitas Beccar Varela y Florencia Barcia. La diputada que completó la nómina de la Asamblea Legislativa fue la legisladora del Partido Fe Natalia Sánchez Jaúregui, la única presidenta mujer de un bloque político… un monobloque.
Tal como publicó Letra P a mediados del año pasado, hoy existe una paridad del 50% en la administración pública en general en las posiciones iniciales y no jerárquicas que desaparece a medida en que se asciende en la carrera profesional, ejecutiva y de mayores responsabilidades. Conclusiones que se desprenden de un informe de la Secretaría de Gestión y Empleo Público, a cargo de la socióloga e investigadora del Conicet Ana Castellani, y con el cual se podría explicar también los distintos roles que ocupan las mujeres en la Legislatura de la provincia de Buenos Aires.
De las once autoridades que hay en Diputados, solo una es mujer. Está el presidente, cuatro vicepresidentes, cuatro secretarios, un prosecretario y solo una prosecretaria, la vidalista Fernanda Antonijevic. El Senado, que está presidido por la vicegobernadora Verónica Magario, sucede algo similar. Hay un jefe de Gabinete, cuatro vicepresidentes, dos secretarios y dos prosecretarios, todos hombres. Las presidencias de los bloques están a cargo de hombres.
Ese mar de masculinidad habría quedado aún más en evidencia en la apertura del 149º periodo de sesiones ordinarias, pero Juntos por el Cambio decidió equilibrar la fotografía general del Senado. Algunos de los hombres con cargos institucionales y políticos cedieron sus lugares a algunas de sus compañeras, lo que permitió la presencialidad de Delmonte y Tironi, y mantener el cupo de Egger, que estaba previsto para la peronista opositora Claudia Rucci. Pero este equilibrio transitorio pretenden volverlo permanente y trasladarlo al ámbito institucional, a lo que, según pudo saber este medio, se comprometieron los presidentes de bloque Maximiliano Abad y Roberto Costa.
“Las mujeres estamos reclamando más lugares representativos. La política en general es muy machista, y si no lo planteamos todas juntas va a quedar en la nada”, remarcó a Letra P una senadora de la oposición, quien, si bien reconoció el avance de sus derechos con la Ley de paridad y distintas agendas de género, lamentó la brecha actual que –dijo– perjudica a mujeres de todos los frentes políticos. Es por eso que para cerrar la grieta destacó tanto la trascendencia histórica que tuvo María Eugenia Vidal, al convertirse en la primera gobernadora de la historia de la provincia, como la de Cristina Fernández, al ocupar la Presidencia de la Nación.
En el oficialismo coincidieron con parte de esta lectura. Una diputada del kirchnerismo lo dijo así a Letra P: “Si bien la Ley de paridad de género vino a mejorar un poco las cosas para la participación y representatividad política de las mujeres, está claro que las estructuras patriarcales continúan operando y, de algún modo, negándole a las mujeres los espacios de decisiones”.
La agenda está instalada, y ante una ronda de consultas de este medio, diputados y senadores reconocieron la desigualdad, aunque destacaron un avance a lo largo de los años. En Diputados, por primera vez el reparto de las autoridades de las comisiones se hizo de manera equitativa, por género y espacio político. El resultado arrojó 22 presidentas y 24 presidentes; 26 vicepresidentas y 20 vicepresidentes; y 31 secretarias y 15 secretarios. En el Senado, las mujeres presiden cuatro comisiones y en el Frente de Todos valoran también que, de las ocho senadoras que tienen, cinco ingresaron en las últimas elecciones.
Un repaso rápido por alguno de los últimos proyectos presentados permite advertir la influencia de la marea verde en la agenda legislativa. La diputada peronista María Laura Ramírez presentó una inciativa con la que se busca visibilizar la lucha contra los travesticidios y transfemicidios. La senadora de raíz sindical María Reigada propuso crear un protocolo de intervención ante denuncias de violencia de género. La radical Delmonte presentó un proyecto para modificar un artículo de la ley de violencia familiar para que la Justicia actúe en menos de 24 horas ante casos de violencia.
También se cuentan otras iniciativas convertidas en ley, como la que impulsó Propato para instituir el 10 de enero como el Día de la Mujer Policía, aunque también lo hicieron algunos hombres, como el diputado Nicolás Russo, que impulsó la implementación de la Ley Micaela en instituciones deportivas.