Jorge Lagna quería más poder. En el Judicial o el Ejecutivo, pretendía más fogueo. Concursó para el cargo de fiscal regional en Venado Tuerto y rosqueó para ser secretario de Gobierno de Omar Perotti. En ninguna de las dos chances metió un pleno, pero se sacó la grande este jueves, al ser elegido para reemplazar a Marcelo Sain en la cabeza del Ministerio de Seguridad. Abogado, peronista clásico, exrreutemista y casi jugador profesional de fútbol, el venadense arranca este viernes, a los 60 años, su primer partido en las grandes ligas.
Lagna era de los pocos no sainistas en la conducción de Seguridad, donde revestía como secretario de Gestión Institucional y Social. Viejo conocido de Perotti, acompaña al rafaelino desde hace rato. No califica como perottista, pero es un hombre de confianza del gobernador. Tiene un vínculo aún más estrecho con el senador nacional Roberto Mirabella, con quien compartió dos mandatos en la Cámara de Diputados provincial. Sain, pese a todos sus pergaminos, no dejaba de ser una apuesta del gobernador, Lagna, en cambio, es una persona cercana al corazón del perottismo.
No tiene experiencia en política de Seguridad, salvo el trato de legislación penal desde su profesión. No es un cuadro técnico, es meramente político y un conocedor a fondo de la rosca interna del PJ. Tuvo una extensa carrera en su Venado Tuerto, donde llegó a secretario de Gobierno, pero siempre a la sombra de los intendentes Roberto Scott y José Freyre. Nunca un primera línea.
Antes de la política, despuntó el vicio del fútbol, tanto como para considerarse “goleador” en su BIO de Twitter. Efectivamente, quienes lo vieron patear le destacan sus dotes mortíferos en el área rival. Es el artillero histórico de Unión y Cultura de Murphy en la Liga Venadense y llegó a la Tercera de Central en 1978, pero una lesión le truncó la carrera.
Fue ladero histórico del exdiputado nacional Ricardo Spinozzi, uno de los primeros peronistas santafesinos en pegar el salto al PRO. Lagna lo pensó, pero le tiraron los colores del PJ y mantuvo las patas en la fuente.
Lagna, a la derecha, con la camiseta de Unión de Murphy
Tiene todo el anti socialismo que a Perotti le gusta. En 2006, escribió el libro “La secta socialista” junto a Sergio Battistoni para denostar al partido que se aprestaba a gobernar la provincia de la mano de Hermes Binner. Casualmente, el excandidato a presidente se presentó de sorpresa en el acto de lanzamiento del libro. Se sentó en la cuarta fila, callado, a escuchar los detalles de “un libro para la militancia”.
Lagna estaba en el radar de Perotti desde hace rato. Cuando el rafaelino le comunicó al ministro de Defensa, Agustín Rossi, que pensaba en Roberto Sukerman para el Ministerio de Gobierno, el Chivo pidió por Facundo Olivera para la Secretaría de dicha cartera. Perotti dijo no y le confió que contaba con el Movimiento Evita, Eduardo Toniolli, o el propio Lagna para el cargo.
Finalmente no designó funcionario, pero Lagna, por su lado, movía fichas. Nunca para desbancar a Sain, del que herederá todo su equipo, pero sí para crecer en visibilidad y peso dentro de la estructura del PJ. Lets get ready to rumble.