El gobernador de Neuquén, Omar Gutiérrez, y el titular del Sindicato de Petroleros Privados, Guillermo Pereyra, dieron una muestra de unidad en el Movimiento Popular Neuquino (MPN) al recorrer este martes una obra del gremio en la ciudad de Centenario. En medio de la avanzada opositora que incluyó visitas importantes a la capital provincial como la del ministro de Educación, Nicolás Trotta, o el secretario nacional del PRO, Eduardo Machiavelli, el mensaje es concreto: no es momento para las diferencias y es primordial retener en las elecciones de este año el único lugar que le queda en el Congreso, la banca en Diputados que defiende Alma “Chani” Sapag.
Esta elección de medio término es fundamental para que el provincialismo de Neuquén no vea esfumarse su peso parlamentario. Los comicios de 2019, que se polarizaron entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio, dejaron a Pereyra fuera del Senado. Por eso el MPN pondrá todo para no quedarse sin nada. Son tres los lugares que se renovarán; los de Sapag, Alberto Vivero (FdT) y David Schlereth (JxC).
A la espera de que comience la campaña, dos de las principales figuras del MPN se mostraron juntos en un predio de la región capital de Neuquén. Si bien fue una imagen que graficó la gestión del gremio, desde el entorno de ambos resaltaron el gesto de otra foto juntos. “Es un mensaje para adentro, debemos estar unidos”, analizaron ante la consulta de Letra P.
“Son tiempos de unirnos, con nuestras trayectorias, con nuestras ideas”, resaltó el gobernador. El mensaje, encuadrado en la diversa matriz del MPN, convoca a todas las vertientes a encolumnarse por la compleja tarea de tener capacidad de negociación más allá de los recursos naturales y la joya energética nacional.
Gutiérrez, enrolado en la línea del exgobernador Jorge Sapag y la lista Azul, no siempre mantuvo sintonía con el líder sindical. Pereyra, con la lista celeste y blanca, llegó a imponerse como candidato en 2013 cuando ganó la interna ante la entonces vicegobernadora Ana Pechen. Hoy, con la necesidad de salvar la representatividad, vuelven a demostrar que el mejor negocio es la unidad y no la interna, que siempre revitalizó a una fuerza que gobierna la provincia desde los años 60.
Tablero
Así comienzan a llenarse los cuadros en el tablero de la agenda política neuquina, que estuvo movida en los primeros días del verano. Tanto el Frente de Todos como el macrismo demostraron interés por la provincia de Vaca Muerta. Trotta se encontró con Gutiérrez y con el gremio docente ATEN en su ronda de viajes parar negociar la vuelta a las aulas. También se hizo un tiempo para fotografiarse con el secretario de Energía nacional, Darío Martínez, quien suma adeptos para una eventual candidatura a la gobernación en 2023.
“Para los que somos del interior del país, es fundamental ver que el Gobierno está presente donde las cosas pasan. Es el espíritu que Alberto Fernández le quiere dar a este proyecto nacional, una Argentina mucha más federal y equitativa”, remarcó el secretario de Energía.
Del lado del PRO, el armador de la campaña presidencial del jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, pidió terminar con la hegemonía del MPN. Eso cayó mal en la administración provincial, que alguna vez aprovechó la teoría del voto útil –en 2019– para imponerse ante el kirchnerista Ramón Rioseco y el radical devenido macrista Horacio “Pechi” Quiroga.
Con ese antecedente, las nuevas caras de Juntos por el Cambio aprovecharon el vuelo de Machiavelli para avanzar en un acuerdo con el exgobernador Jorge Sobisch. En un asado en la casa de quien fuera candidato a presidente en 2007 sirvió de excusa para ampliar la coalición. La idea, argumentaron a Letra P, es incorporar a la Democracia Cristiana que responde al sobischismo a la alianza que también competirá por la renovación del Concejo Deliberante en Neuquén capital.