ELECCIONES 2021

Las contradicciones de Milei: a favor de la mafia y “enemigo del Estado”

El economista liberal devenido candidato también se declara en contra de  la “casta política”

El mediático economista Javier Milei radicalizó su perfil provocador en simultáneo con el crecimiento de su exposición pública y tras la decisión de presentarse como candidato a diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires para las elecciones legislativas de 2021.

 

Con un discurso violento y antipolitica que, curiosamente, lo metió de lleno en el barro de ese ámbito que dice detestar, “para sacar a los políticos a patadas en el culo”, Milei deja ver los hilos de sus contradicciones mientras instala un proyecto de sí mismo que, sin volumen de propuestas, atrae a las generaciones jóvenes, descreídas de la clase política.

 

"Entre el Estado y la mafia, me quedo con la mafia", afirmó en una entrevista en 2020 antes de su postulación por el espacio La Libertad Avanza y aclaró: “Si yo tuviera que elegir entre el Estado y la mafia, me quedo con la mafia, porque la mafia tiene códigos, la mafia cumple, la mafia no miente y, sobre todas las cosas, la mafia compite”. Sus dichos no solo se convirtieron en tendencia, sino que generaron todo tipo de polémicas y especulaciones.

 

Los antecedentes de la frase se remontan a un año antes, cuando el economista liberal  inauguró el ciclo 2019 de “Cena a la Charla” que organiza la Cooperativa Unión. Al exponer ante un auditorio de unas noventa personas, integrado en su mayoría por productores agropecuarios, esbozó: “Ustedes son explotados como nadie”, refiriéndose a la alta presión impositiva que recibe ese sector de la economía.

 

Con su habitual vocabulario plagado de insultos y exabruptos, desarrolló su posición económica y se autodefinió “anarcocapitalista”. Entre sus frases más resonantes, se escucharon “el Estado es peor que la mafia”, “los impuestos son un robo” y “vamos por la eliminación del Estado”.

 

A pesar de combatir al Estado con su discurso y considerarlo un “enemigo”, durante años fue ayudante de una cátedra de la UBA en la que no cobraba pero daba clases allí, según él, por el prestigio que tenía esa universidad pública. Actualmente trabaja en una empresa concesionaria del Estado, mientras que hace poco trascendió que la misma recibió la ayuda de los ATP del Gobierno para sostener salarios.

 

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