Con el drama de la inseguridad, la ciudadanía le picó el boleto al gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, pero, esta vez, sufrió el descrédito en vivo y directo. En el complejo equilibrio entre asistir a una marcha en reclamo de justicia y seguridad tras un crimen resonante y evitarla con el riesgo de ser criticado por falta de empatía, eligió hacerse presente. El resultado parece haber sido más pesado que en los cálculos previos, porque el rafaelino se anotó, quizás, la noche más oscura de su carrera política. Ahora, apuesta a mantener el rumbo en la materia y no dar volantazos.
Los agravios que surgieron desde un grupo de participantes de la protesta de este miércoles fueron muy fuertes y violentos y el gobernador terminó retirándose del lugar. El intendente local, Pablo Javkin, también asistió y fue increpado, pero tuvo algunas diferencias prácticas que terminaron suavizándole el mal trago. En el entorno de Perotti explican que el mandatario sabía a lo que se exponía, pero había prometido su presencia a la familia de la víctima del crimen que desató la furia (Joaquín Pérez) y quedó en claro cuando los familiares del arquitecto asesinado fueron de los pocos que defendieron al gobernador en el tumulto. “Fue a poner la jeta”, grafica, encendido, alguien de su entorno. Cuando se hace eso en un clima caliente, lo más probable es recibir un golpe. Perotti lo recibió.
Según supo Letra P, en la Casa Gris no lo entienden como un error político, aunque saben que, en términos electorales, el oficialismo perdió. El episodio es un punto de inflexión en su gestión, como le sucedió a Miguel Lifschitz con la multitudinaria marcha Rosario Sangra en 2016: la plaza San Martín, frente a la sede rosarina de la Gobernación, inundada, una remake de las marchas al Congreso y Plaza de Mayo de Juan Carlos Blumberg en 2004.
En rigor, el incidente acorta los márgenes de error y de acción de la gestión en la materia que fue bandera en la campaña. Así y todo, el entorno de Perotti plantea que no habrá reformas en los lineamientos. Por lo pronto, removieron al jefe de policía de Rosario y bajaron a la jefa de toda la fuerza a hacerse cargo de la Unidad Regional más caliente, una suerte de intervención interna. Perottil paga carísimo su eslogan electoral de "Paz y orden".
“No cambia la manera de trabajar. Hay que seguir demostrando que estamos dando la pelea; perdiendo, pero nosotros la damos y no nos escondemos”, dijo una fuente cercana al gobernadora. Parece vigente la estrategia de contrastar con la gestión del Frente Progresista, que es cuando estalló la violencia incontrolable.
No hubo gestos de apoyo o solidaridad espontáneos en las redes sociales para con el gobernador, apenas un par de bajo renombre. Por un lado hay quienes lo leen como debilidad en un momento en que nadie quiere salpicarse. Por otro, quienes, al contrario, vislumbran un beneficio indirecto al evitar ser victimizado.
En el campamento del intendente sienten que estaban más preparados que el gobernador para la tensión. El rafaelino asistió acompañado del ministro de Gestión Pública, Marcos Corach, y el secretario de Políticas de Inclusión y Desarrollo Territorial, Fernando Mazziotta. Poco para semejante parada. Escasa custodia, policial y militancia, aunque sea silenciosa, espectadora.
Desde el javkinismo, en cambio, confiaron a Letra P que el rosarino fue cuidado y protegido ante cualquier eventualidad, como la que sucedió. No descartaban las agresiones. Contribuyó también la actitud del propio Javkin, que se quedó en el Monumento y procuró hablar con todas las familias de víctimas movilizadas.
Las soluciones no son mágicas. Javkin insistió con fiereza en los últimos días con el pedido de autonomía para Rosario, jerarquía que podría acarrear – por ejemplo – la creación de una policía municipal. El jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, presente en la ciudad el sábado, operó esa posibilidad.
Sin embargo, la autonomía necesita de una aprobación legislativa y no es para nada sencilla. En Diputados descansa un proyecto de Rubén Giustiniani, socio político del intendente. Quedan pocas semanas para el cierre del año ordinario y Perotti tiene que ver aprobado su presupuesto 2022. No hay mucho tiempo para cumplir los deseos del intendente.