EL PRESIDENTE DEL MUNDO

Lobby exprés sin política XL en la fecha local del Cada Dos Años Infantino Tour

De gira por Sudamérica para promover su reforma mundialista, el titular de la FIFA estuvo en la AFA. Pragmatismo regional, Macri no y el Gobierno tampoco.

Todo fue a las corridas, acaso para homologar su condición de “presidente del mundo”, como solía graficar Julio Grondona al status global que otorga conducir la Federación Internacional del Fútbol Aasociado (FIFA): Gianni Infantino hizo una visita relámpago a la Argentina, pero le alcanzó para dejar sus intenciones y mensajes, tanto para adentro como para afuera del fútbol argentino. 

 

El presidente de la FIFA vino al país para promover su Mundial cada dos años, una idea de su autoría que tiene mucha resistencia entre jugadores y dirigentes de muchas asociaciones, un universo al que el abogado italo-suizo intenta persuadir con una receta histórica: promesas de multiplicación de ingresos en dólares.

 

La respuesta que se llevó del fortalecido presidente de la Asociación Argentina de Fútbol (AFA), Claudio Tapia, fue un eufemismo que en su entorno imaginan más como un “no” que como un “sí”. En público, Chiqui dijo que el proyecto “debe tener su análisis” y que la AFA tomará la decisión que signifique “lo mejor para el fútbol mundial y nuestra querida Argentina”. De la opinión de la Selección de Lionel Scaloni podría salir la respuesta que se enviará a Zurich antes de fin de año. 

 

Sin conexión

En el fragor de la visita y las reuniones a las apuradas, nadie del gobierno de Alberto Fernández intentó establecer un encuentro con Infantino, siempre condicionado por aquel cargo que el presidente de la multinacional del fútbol le dio a Mauricio Macri en la Fundación FIFA tras la salida del fundador del PRO de la Casa Rosada. 

 

Ese cargo fue una prueba de la buena relación que unía a ambos, galvanizada en la Cumbre del G-20 de 2018 organizada por la Argentina, a la que Macri invitó especialmente a Infantino.

 

El expresidente de Boca lo matizó el cónclave hipervigilado de los países más poderosos del mundo con el poder del fútbol, un tema con el que siempre se sintió más cómodo, incluso durante su estadía en Balcarce 50. 

 

Todavía débil, Infantino había asumido como titular de la FIFA dos años antes como consecuencia del Fifagate, el escándalo que dinamitó la burocracia futbolera de los cinco continentes. El G-20 lo fortaleció y le retribuyó el espaldarazo a Macri con el cargo en esa fundación que, para 2022, tiene asignado un presupuesto de 18 millones de dólares. 

 

Así como no se vio con ningún funcionario del Gobierno, esta vez Infantino tampoco se reunió con Macri. En el entorno futbolero del exmandatario aluden que coincidir fue imposible por viajes cruzados, aunque también sugieren que no se hizo mucho esfuerzo para concretarlo: era mejor despegarse de la recorrida de Infantino, que, en el afán por conseguir votos de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol), aterrizó en Caracas, donde le regaló una camiseta a Nicolás Maduro y se fue elogiando el anuncio de un nuevo estadio en la capital de Venezuela. El lobby de la FIFA es bastante más pragmático que las fuerzas políticas: para Infantino, a Maduro y a Jair Bolsonaro apenas los distancia unas horas de avión.

 

Riquelme y la Liga

En Viamonte 1366, la santa sede del fútbol argentino, aseguran que la visita de Infantino casi no tuvo momentos de privacidad y que eso diluyó conversaciones que por lo general alcanzan interés de Estado. El presidente de la FIFA vino a publicitar su proyecto casi como si se tratara de una gira de rock. “Fue todo muy público y siempre concurrido, habló más en conferencia que en privado”, le dice a Letra P un influyente dirigente de la AFA. 

 

Sin embargo, en esa agenda ajustada, Infantino destinó tiempo para una reunión a solas con Juan Román Riquelme, vicepresidente segundo de Boca. El encuentro fue en el hotel donde se hospedó el italo-suizo. Hablaron, sobre todo, del otro proyecto que la FIFA tiene intención de concretar: un Mundial de Clubes extendido y con un formato muy distinto al actual. 

 

De eso mismo Infantino habló en la cena de bienvenida en el predio de Ezeiza con Rodolfo D’Onofrio (River), Víctor Blanco (Racing) y Héctor “Yoyo” Maldonado (Independiente). A ese predio, donde finalmente dio la conferencia que fue noticia en todos los medios, Infantino le destinó fondos de la FIFA para la construcción de la sala VAR en la que funcionará todo el sistema de videoarbitraje del fútbol argentino. “Es un sitio excepcional. Tiene un nivel absoluto. No hay muchos como éste. Hay magia especial aquí, del fútbol argentino, de los campeones del mundo y América. Me siento como en mi casa”, dijo sobre el predio donde entrena la Selección. Más tarde, cuando Infantino ya volaba a Brasil, un dirigente recordó la misión de su visita y le dijo entre risas a otro: “Les debe estar diciendo eso a todos los países a los que va”.

 

La clase media en la era Javier Milei
Maximiliano Pullaro y tres de sus ministros, en su encuentro con la Corte Suprema. (Foto: X @josegraells)

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