“Quiero ser la próxima gobernadora de la provincia de Buenos Aires”. Con ese anuncio que Elisa Carrió hizo por primera vez a su círculo íntimo a finales del año pasado en Exaltación de la Cruz y que más tarde reiteró en una entrevista periodística, la Coalición Cívica adoptó una nueva estrategia política que contempla tanto una modificación en la relación con los demás socios de Juntos por el Cambio como la búsqueda de la territorialidad que nunca tuvo; todo, con el objetivo de disputar más y nuevos lugares de poder. Evalentonada por el envión Lilita 2023, la tropa bonaerense trabaja en un armado provincial bajo el modelo de las tradicionales estructuras partidarias, sección por sección, y al reparo del puente que consolidan su jefa y la exgobernadora María Eugenia Vidal.
La empresa de la exdiputada nacional tiene dos principales obstáculos reconocidos en el propio equipo. Por un lado, la disputa interna en Cambiemos con otros seis candidatos que ya avisaron de su intención de pelear por la sucesión de Axel Kicillof. Por el otro, la falta de experiencia en gestión y desarrollo territorial en la porción más extensa del país, que representa nada más y nada menos que el 40% del padrón electoral.
Respecto al primer punto, una fuente de consulta constante de Carrió detalló a Letra P que no sólo pretenden armar sus propias candidaturas en 2023, sino también influir sobre todo el armado de Juntos por el Cambio. Quieren “lograr un programa de gobierno que respete los valores fundacionales” de la alianza. La pelea interna se le presenta difícil, con muchos competidores: los intendentes Jorge Macri (Vicente López) y Gustavo Posse (San Isidro), el presidente del bloque del PRO en la Cámara de Diputados de la Nación, Cristian Ritondo, y los dirigentes de extracción peronista Emilio Monzó y Joaquín De la Torre.
El primer mojón obligado lo tienen en las elecciones de medio término de este año, en las que buscarán ampliar la magra presencia que tienen en la Legislatura. “Siempre vamos a estar para discutir hacia adónde va el frente y con quiénes lo hace”, amplió otro dirigente lilito, quien, si bien reconoció la necesidad de ampliar para volver a ser un opción de gobierno, dijo que pretenden poner límites a nuevas incorporaciones, sobre todo aquellas que se tejen en el conurbano, algunas de ellas a partir de los armados de Diego Kravetz en la Tercera sección electoral y Jesús Cariglino en la Primera. “La verdad, no nos convence para nada con quiénes están trabajando”, precisó la misma voz, en tanto que otra amplió: “No nos cerramos a nuevas incorporaciones, pero seguimos de cerca el prontuario de algunos”.
Respecto al segundo punto, la Coalición Cívica pretende achicar su déficit territorial con la intención de dejar de ser un “partido de boutique”, como lo definió un hombre que almuerza con Carrió dos veces al mes, para plantar candidatas y candidatos a intendente en buena parte de la provincia. De todos modos, el despliegue de la estrategia mayor continúa en manos de un grupo reducido de otros comensales con línea directa con la fundadora del espacio.
El senador Andrés De Leo y la diputada Maricel Etchecoin Moro es el tándem elegido para manejar las cuestiones partidarias en los 135 distritos. De hecho, el representante de la Cámara alta fue reelecto presidente del partido a nivel bonaerense y se sienta a la mesa provincial de Juntos por el Cambio, mientras que su par de la Cámara baja lo hizo como congresal nacional de la Coalición Cívica y complementa su trabajo con el contacto con los demás actores cercanos al frente electoral.
Quienes también tienen una relación de estrecha confianza son el diputado Luciano Bugallo, encargado de la agenda vinculada a la producción, el agro y la industria, sobre todo en la provincia de Buenos Aires y más allá de su ámbito de influencia. El vínculo es estrecho y traspasa los límites de la política: Carrió fue testigo de casamiento de su esposa, la diputada nacional Lucila Lehman. También se sienta a la mesa otra mujer que ocupa un lugar en el Congreso de la Nación, la quilmeña Mónica Frade, que trabajó durante años como su asesora legal y mujer de consulta en temas judiciales.
Aunque con un rol más pasivo, también son parte la diputada nacional por la provincia de Buenos Aires Marcela Campagnoli, ensimismada entre los medios de comunicación, la vida pública y su camino hacia la renovación de su banca, y la senadora provincial por la Segunda sección electoral Elisa Carca, amiga personal de Carrió.
“El PRO siempre tuvo roles vinculados a cargos ejecutivos y nosotros, a cargos legislativos. Queremos equilibrar esa relación y aspiramos a ocupar nuevos lugares a partir del peso específico de Carrió y la ampliación territorial que nos proponemos”, aseguró uno de los integrantes de la mesa chica del lilismo dependiente.
Ya se anotan para pelear por algunas intendencias Juan Cravero (Roque Pérez), Rodrigo Esponda (Junín), Carla Bruno (Bragado), Jorge Villalba (Lomas de Zamora), Carolina Tironi o Victoria Borrego (25 de Mayo) y Mercedes Montanari (General Viamonte) y trabajan en la formación de postulantes en Bahía Blanca y Pilar.
En el plano superestructural, esta socia fundacional de Cambiemos sigue uniendo fuerzas con el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, al igual que con la ahijada de éste, Vidal, para enfrentar la postura más radicalizada de Juntos por el Cambio que tiene como máximos exponentes al expresidente Mauricio Macri y Patricia Bullrich.