En plena campaña mediática de ceos para discutir una reforma laboral, Polka, la creadora de decenas de los éxitos televisivos más resonantes de las últimas décadas, se encamina a transformarse en el campo de disputa para la reconversión de ese mercado. A imagen y semejanza de la puja entre el sindicato de Camioneros y el gigante Mercado Libre, la emblemática productora quiere generalizar la contratación eventual como forma de deshacerse de buena parte de las obligaciones laborales contempladas en el convenio del sector.
A diferencia de la empresa de Marcos Galperín, donde se habilitó un sindicato de empresa y un convenio propio, el nudo gordiano del conflicto es la intención de la productora de TV de pasar de una modalidad basada en la relación de dependencia, el tipo de contratación en la que hoy tiene encuadradas a las 300 personas que integran su plantilla, a una eventual: "por proyecto", en la jerga de la producción. El cambio implicaría desligarse del compromiso, entre otros, del pago de 13 salarios anuales contemplados por la ley de Contratos de Trabajo y disponer del personal de manera temporal, sólo cuando haya producciones.
Para poder conseguir ese objetivo, Polka inició una campaña silenciosa entre sus empleados y empleadas, a quienes les ofrece un retiro voluntario del 200%, el doble de lo que correspondería en una situación normal. La estrategia es achicar lo más posible la nómina y relanzarse con una nueva sociedad que funcione exclusivamente con contratos eventuales. Es un movimiento riesgoso, ya que está vigente el decreto que prohíbe los despidos y cualquier desvinculación, incluso una acordada entre partes, podría ser desactivada en la justicia.
"Con la excusa del parate por el aislamiento, Polka busca imponer una matriz de producción audiovisual flexible, similar a la que está vigente hoy en México y Colombia. Argumenta que es la única forma de competir con otros mercados, pero hasta ahora no le había ido mal", resume Gerardo Prado, delegado del Sindicato de Televisión (SAT) en la compañía cuyo mayoría accionaria controla Artear, del Grupo Clarín, con el 55%, en tanto Adrián Suar posee un 30%.
Para Suar, devenido vocero de la empresa, es necesario reconvertirla por los efectos de la cuarentena pero, sobre todo, por los cambios en el mercado publicitario y audiovisual. "Hace ocho años yo tenía 260 horas de aire, incluso un poco más, con un staff de 300 personas más los contratados. ¿Qué cambió para la industria? El negocio. Ya no tengo esa cantidad de horas y sí tengo la gente”, se quejó y dijo que la productora "hoy está cerrada".
El convenio de la actividad televisiva contempla la posibilidad de contrataciones temporales, un recurso al que suele apelarse si la producción de una tira precisa más personal que el que tiene contratado de manera permanente la productora. Sin embargo, su utilización recurrente está limitada en la ley de Contratos de Trabajo, que ordena efectivizar a los trabajadores y las trabajadoras después de seis meses consecutivos de prestar servicios a una misma empresa.
"Implementar este mecanismo de forma definitiva, intentando llevar las condiciones de trabajo de nuestra industria a las que existen en otros países, resultaría un claro perjuicio para los trabajadores, porque pondría fin a derechos históricos como vacaciones pagas y aguinaldo y afectaría a la representación gremial", señaló Prado.
La preocupación de los sindicalistas es, además, el previsible efecto derrame que podría tener sobre el resto de las productoras que la empresa más grande del sector lograse transformar la lógica de contratación.
Cuando aún no habían transcurrido siquiera diez días de cuarentena, los administradores de Polka ya habían empezado a insinuar que no estaban en condiciones de pagar los sueldos de marzo, que finalmente abonaron pero fuera del plazo legal. En abril, el escenario fue otro: abonaron el 70% con la promesa de que completarían el 30% en septiembre, cuando se supone que se reactivarán las producciones.
En ese marco, el SAT-SAID presentó dos denuncias en el Ministerio de Trabajo por el incumplimiento en el pago de los salarios y otra por el supuesto vaciamiento de la compañía. Por la primera, pactó enmarcar la situación de la productora en el artículo 223 bis, que habilita a considerar el parate como suspensiones, y recortar un 25% los sueldos de los meses de mayo, junio y julio. E
relación al eventual vaciamiento de la compañía, en las últimas semanas los representantes gremiales advirtieron avances en la estrategia de Clarín y de Suar de desactivar la sociedad actual. Como anticipó el portal Infogremiales, Suar creó una sociedad de responsabilidad limitada sugestivamente llamada "Etapa II".