PLANO CORTO | HANS HUMES

El excéntrico de la bicicleta: de la guerra con Kirchner a aliado de Fernández

Lidera Greylock, el fondo que rompió con BlackRock y pide ir a un acuerdo. Inició su carrera siendo un duro en 2005 y hoy banca hasta el “no plan” económico.

Lo que hoy es habitual, en 2005 era una rareza. Hans Humes, un joven que recién desembarcaba con una asesoría en el fondo Greylock, solía llegar en bicicleta a las reuniones con el gobierno argentino en Nueva York. De comportamiento excéntrico y ganas de hacerse conocido, fue un duro en la negociación de canje de Néstor Kirchner. Hoy, se hizo conocido públicamente como el bonista que, en solitario, rompió con BlackRock y el pelotón de acreedores que elevaron una nueva propuesta al Gobierno cuando el Ejecutivo ya aclaró que no habría más margen para más dinero.

 

Humes no era, más allá de sus estridencias, un personaje de relevancia central en aquellos tiempos en los que el Ministerio de Economía y Finanzas, con Roberto Lavagna y Guillermo Nielsen al frente, llevaba adelante una negociación no sólo ardua en volumen (82.000 millones de dólares), sino en territorio, con conversaciones con bonistas en Alemania, Estados Unidos, Italia y Japón.

 

En 2004, la cartera económica le armó un perfil a cada uno de los bonistas con los que trataba. El de Humes hablaba, precisamente, de su incipiente nivel de audacia y lobby. Pasó por Lehman Brothers, luego en Van Eck, un fondo que buscaba activos a precio basura, y luego saltó a la fama como el segundo de Nicola Stock en el Comité Global de Bonistas de la Argentina, representante de tenedores por unos 38.000 millones de dólares. Allí arrancaba a ser asesor de Greylock, con Stock, un bon vivant del negocio especulativo con manejo de los bonistas italianos.

 

Humes, en 2005. 

 

 

Entre ambos, armaron una gira por Suiza, Frankfurt, Roma, Milán y los Estados Unidos llamando a los bonistas a no acordar, dado que consideraban que Argentina podía pagar más. La discusión, cuentan, fue salvaje y costosa para llevarla a buen puerto. Junto a Stock, fue uno de los destinatarios de aquel mensaje/ultimátum de Kirchner: “Acá no hay segunda vuelta, toman la oferta y, si no, mala suerte”.

 

De aquel personaje, hoy queda poco más que su excentricidad. Ya sin la bicicleta, Humes se volvió un aliado impensado para el Gobierno, con una comprensión de la realidad que parece ir más allá de la deuda. A Alberto Fernández, Humes lo conoce de cuando era jefe de Gabinete de Kirchner. Luego, en 2019, con las PASO cumplidas, viajó a la Argentina para reunirse con quien sería el presidente. En este contexto y luego de varios viajes al país, ofrece una mirada amplia y estratégica.

 

 

 

En una entrevista con Clarín, dijo que “hay que acordar ya, (porque) si no se va a un default duro”, y dio vuelta una pregunta. Al requerimiento de si el hecho de estar tan cerca de un acuerdo no obligaba, también, al Gobierno a subir más la oferta, contestó que “no, (…) en las últimas semanas mejoraron sustancialmente la propuesta y dan muchas otras señales en lo legal”. Naturalmente, las posiciones más favorables a un acuerdo son, siempre, de los bonistas con menos volumen de bonos, entre ellos, Greylock. Este caso es aplicable al mexicano David Martínez, del fondo Fintech, muy afecto a la política y al acuerdo, pero con poco peso sobre el total a cerrar.

 

 

Lavagna y Nielsen, los negociadores de Kirchner. 

 

 

Pero hay caprichos. Los que siguen la negociación no se explican cómo se habla todo el tiempo de BlackRock, cuando el mayor peso de los títulos está en manos de Pimco, otro de los objetivos a convencer. Fuentes del mercado contaron a Letra P que Humes se ha vuelto una especie de gurú global del arreglo con Argentina y de la oferta final de Martín Guzmán y que recomienda, al que puede, cerrar, cobrar y “empezar a ser un poco más creíbles” ante el gran público.

 

Inclusive, su oficialismo circunstancial también va sobre el “no plan económico” de Fernández. “Desde mi perspectiva, es casi imposible manejar una economía nacional dentro de una crisis como la actual. Puede haber un ejemplo en Alemania, pero recurren a inmensos paquetes de ayuda”, concluyó en el reportaje con Clarín. No será un peso fijo en el momento de la definición de los que hoy no quieren acordar, pero es una señal de hacia dónde conviene ir en un contexto de pandemia y recesión global. 

 

Temas
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