Aunque su base de operaciones está en suelo santafesino, Vicentin, la agroexportadora intervenida esta semana por el Gobierno, también tiene su radio de acción en la provincia de Buenos Aires, no tanto por su nivel de comercialización con productores sojeros del noroeste, que es escaso, sino por el creciente margen de acción que venía registrando hasta el año pasado en uno de los puertos cerealeros por excelencia, el de Quequén.
En la era Cambiemos y mediante Renova S.A. –joint venture con multinacional Glencore-, Vicentin acentuó marcadamente sus giros al exterior desde esta terminal portuaria. El paso trascendental para esta consolidación se había dado a finales de 2018, cuando Renova tomó las riendas de la planta de procesamiento de girasol y soja de Cargill en Quequén.
En este esquema, Renova es propietaria de las instalaciones pero no de los productos (aceites y pellets de soja y girasol) que luego se exportan por separado: Oleaginosa Moreno (controlada hace más de veinte años por Glencore), por un lado, y Vicentín, por el otro, de acuerdo a su grado de participación en la sociedad. Cabe señalar que, en el marco de la crisis que desencadenó en el default, Vicentin se había desprendido de un tercio de sus acciones de Renova, por lo que Glencore posee actualmente casi 67% del control de la compañía.
Como había detallado Letra P, es fuerte la posición de Oleaginosa Moreno (Glencore) en Quequén, donde registró exportaciones récord en el primer cuatrimestre de 2020 –pandemia mediante–, operando más de 222 mil toneladas de productos. Con la absorción de la planta de Cargill –con quien compartía el predominio en la exportación de aceite de girasol– Glencore se consolidó en este nicho y le abrió la puerta a su socia Vicentin, que en 2016 solo había exportado desde allí 1.500 toneladas de este producto, mientras que en 2019 alcanzó las casi 66 mil toneladas.
Según consignaron a Letra P voces del entramado portuario, en la sociedad integrada por Vicentin se tenía en vista avanzar sobre la compra de una planta en el puerto de Bahía Blanca, bajo una modalidad similar a la realizada con Cargill en Quequén: un comienzo de trabajo a fasón –acuerdo mediante el cual una empresa procesa durante un periodo en su planta el grano que le remite otra– para luego hacer una oferta de adquisición. Precisamente, en este tipo de contrato había avanzado Vicentin a principios de año con cuatro gigantes del sector para que muelan granos en sus instalaciones, mientras se sondeaba interesados en comprarla –varios de ellos multinacionales.
Durante la última década, Oleaginosa Moreno mantuvo un trabajo a fasón de molienda en la fábrica de Cargill en Bahía, donde también tenía su terminal portuaria. De la mano de este socio asentado en los puertos bonaerenses, Vicentin comenzaba a profundizar sus exportaciones.
En 2019, Vicentin exportó en Quequén casi 210 mil toneladas de productos, posicionándose por primera vez dentro del top ten de exportadores en este puerto. El plato fuerte fueron las 65.989 toneladas de aceite de girasol. Aquí, su socia en Renova, Oleaginosa Moreno, aumentó en más de 40% sus exportaciones de aceite de girasol desde la compra de la planta a Cargill. El predomino en este producto hacía que el precio de referencia en esta zona sea fijado entre las firmas socias.
El resto de las exportaciones de Vicentín fueron 4.500 de aceite de soja, 59.627 toneladas de pellets de girasol y 18.043 de pellets de soja. Completaron 56.483 toneladas de maíz.
Actualmente, el panorama es incierto en lo relativo a Renova. Por lo pronto, el Gobierno no vería con malos ojos una permanencia de la sociedad con Glencore en el nuevo esquema que se consolide de aprobarse en el Congreso la expropiación, según lo que se desprendió de declaraciones públicas recientes del ministro de Producción Matías Kulfas.
Pero, en el mientras tanto, en Quequén aparecen escenarios de conflictividad, como el que se dio con la Asociación de Transportistas Cereales (ATCADE) que denunciaron a Renova y Oleaginosa Moreno por pagar tarifas por debajo del 40% de su valor. Según consignó el portal local Noticias de Necochea, el presidente de ATCADE, Miguel Aguilar, remarcó que en caso de no tener respuesta a la brevedad, “la institución se mantendrá en alerta y movilización permanente”, incluso pudiendo realizar un quite de colaboración, previo notificar a todos los organismos correspondientes municipales, al consorcio del puerto y al centro de acopiadores.