Ariel Rivero (PJ) volvió al municipio de Campo Grande, en el límite con Neuquén y muy cerca de Vaca Muerta, luego de un par de períodos como legislador provincial. Su cercanía a Miguel Ángel Pichetto lo hizo transitar en una línea disidente del Partido Justicialista (PJ) cuando Martín Soria lo conducía. Hoy, abocado a la gestión, recuerda su paso por la Legislatura cuando se aprobó un crédito en dólares para obras, en momentos que baja la espuma por los problemas de la bancada peronista que supo integrar.
Mientras resuena la fractura del bloque del Frente de Todos ocurrida este viernes en una votación clave que respaldó la toma de deuda promovida desde la Casa Rosada y una renegociación de los pasivos, Rivero explica el impacto de la parálisis de producción energética, cómo es la relación con la gobernadora Arabela Carreras, qué le piden los empresarios y cuál es su visión sobre la situación financiera rionegrina.
“Voté a favor del Plan Castello y no estoy arrepentido. Eso trajo obras a mi distrito y a diferentes localidades”, le dice a Letra P.
-¿Cómo está el distrito, Campo Grande, en el marco de la pandemia?
-Hicimos todos los deberes. Desde el principio, nos dedicamos a la prevención. Nosotros tenemos cuatro localidades en el municipio, San Isidro, Villa Manzano, Sargento Vidal y El Labrador. Tomamos temperatura, desinfectamos los autos. Los domingos no entra ni sale nadie. Liberamos algunas disciplinas de actividad física. Buscamos respetar a rajatabla lo dispuesto desde la provincia y el gobierno nacional.
-¿Qué pedido les realiza la gobernadora?
-Ella nos informa y nosotros le contamos sobre la situación de nuestras localidades. Pero nos preocupa la situación de la obra pública, de la obra privada. Un porcentaje importante de la gente que vive en Campo Grande trabaja en Vaca Muerta y recién ahora se está reestableciendo la actividad petrolera. Hay dos operadoras que están trabajando. Por suerte, se va a mover un poco la economía, porque el Estado no puede solucionar todo.
-También hay algunas empresas frutícolas establecidas. ¿Cómo es la situación de ese rubro?
-Las empresas trabajan normalmente. Respetan el protocolo, al igual que algunas empresas de servicios petroleros. El año de la fruticultura no fue tan malo; el mercado interno trabaja muy bien a pesar de lo que sucede en Brasil.
-¿Qué le plantean los empresarios de la región?
-La mayoría de las empresas trabaja con el personal básico, con guardias. Hay una ocupación importante en la post temporada, pero está todo el mundo preocupado porque nadie se imaginaba esta pandemia y mucha gente planificó sus gastos sin esta perspectiva.
-¿Queda tiempo para la agenda política partidaria?
-La prioridad es la salud de la gente. Tratamos de no parar, pero estamos abocados a enfrentar la pandemia.
-Usted viene de ser legislador y acaba de avanzar un proyecto que permite renegociar la deuda de la provincia. ¿Lo consultaron?
-No tuve contacto con ningún legislador de mi circuito (Alto Valle Oeste) ni de la provincia. Igual, nosotros sabemos la situación de Río Negro. Este año se comienza a pagar el Plan Castello (300 millones de dólares), el cual apoyé y no estoy arrepentido. Todas las obras están en desarrollo o están por culminar. Habrá que ver la manera de pagar esa deuda. El Polo Tecnológico de Bariloche, el Gasoducto de la Línea Sur y la ciudad judicial de Cipolletti, sin este crédito, no se podrían hacer.
-¿Tienen algún retraso con la coparticipación?
-Se nos bajó en un porcentaje importante. Somos un municipio que subsiste por el precio del petróleo. Si bien hay un precio del barril sostén, las operadoras no están y, si no se produce, no se cobra.