CRISIS POR CORONAVIRUS

Los roces de Axel: Kicillof volvió a quebrar la paz con sus críticas a Vidal

El gobernador rompió la concordia en la noche de Olivos. Lo cruzaron desde Bullrich hasta Abad. Todo el espectro de JxC por igual.

Una vez más, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, se diferenció como el miembro más confrontativo de la entente formada entre la Nación, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y su distrito, forzados a actuar en conjunto ante la pandemia del nuevo coronavirus. Durante la conferencia de prensa conjunta que brindaron el sábado a la noche en la Quinta de Olivos, en la que se anunció la prolongación de la cuarentena hasta el 7 de junio, el ex ministro de Economía de Cristina Fernández volvió a disparar contra la gestión de su antecesora, María Eugenia Vidal, lo que generó duras respuestas desde Juntos por el Cambio, incluso de parte de referentes moderados que venían esquivando hasta ahora el fuego cruzado.

 

Una de las primeras en mostrar su artillería desde el ámbito nacional fue la exministra de Seguridad Patricia Bullrich, pero, como era de esperarse, en la provincia de Buenos Aires se dio la principal batalla.

 

El presidente del bloque de Juntos por el Cambio en la Cámara de Diputados, Maximiliano Abad, no tardó en cruzar la línea de fuego en los minutos posteriores a las declaraciones del gobernador. Le siguieron en la Legislatura el exsubsecretario de Asuntos Municipales Alex Campbell y desde el Senado el mandamás de la bancada opositora, Roberto Costa. Por su puesto, los jefes comunales más representativos del espacio, como Jorge Macri, desde Vicente  López, y Néstor Grindetti, desde Lanús, hicieron lo propio.   

 

Después de un discurso inicial moderado del presidente Alberto Fernández y de uno eminentemente sanitario de Horacio Rodríguez Larreta, Kicillof destacó el aislamiento social establecido el 20 de marzo, al señalar que la medida le “dio tiempo para mejorar la coordinación entre Nación, provincia y ciudad”. “Ampliamos enormemente la estructura de salud, que estaba muy deteriorada”, añadió. 

 

Asimismo, arremetió contra sectores de opinión que cuestionan, tanto desde la oposición más dura como desde algunos medios de comunicación, la prolongación de esa medida.

 

"Es muy desagradable ver este ataque de manera infundada al esfuerzo y los logros de un pueblo", sostuvo Kicillof. ”¿Quién se puede enamorar de la cuarentena? Vinimos a poner en marcha la provincia y de pie la Argentina”, añadió en clave política.

 

Ante esto, lo dicho: Bullrich, la líder de los halcones del PRO, no solo cuestionó a Kicillof sino también a Fernández, a quien acusó de “cinismo”.
 

 

Sobre el cierre del segmento de preguntas, el Presidente pareció dejarse arrastrar por la combatividad de Kicillof, al señalar, junto a un Rodríguez Larreta a esa altura silencioso, que “ni Ministerio de Salud teníamos”.

 

Abad y Campbell coincidieron en recordar el legado de una larga sucesión de mandatos peronistas, línea crítica que tomó Costa al indicar que el gobernador "debería dejar para otro momento las fábulas y empezar a contar la verdad de lo que pasa en el conurbano".

 

 

 

 

 

En la misma línea, el exministro provincial de Seguridad Cristian Ritondo lo acusó de hacer campaña en medio de la crisis sanitaria y de mentir.
 

 

 

Lo llamativo fue que se sumaran a los repudios miembros del ala dialoguista de Juntos por el Cambio, especialmente intendentes del conurbano bonaerense que hasta ahora evitaban sumarse a las polémicas.

 

Uno de ellos, Jorge Macri, recordó logros de la gestión provincial anterior.

 

 


Grindetti, por su parte, se sumó a la tirria con argumentos similares.
 

 

 

Incluso el senador nacional Martín Lousteau salió en defensa de Vidal, al apuntar directamente contra el exgobernador Daniel Scioli y recomendar que es mejor “seguir trabajando juntos”.
 

 

 

La reacción opositora generó, a su vez, respuestas desde La Plata, lo que derivó en una verdadera guerra de tuits.

 

No fueron voces marginales del gobierno bonaerense las que se escucharon, sino voceros de primerísima línea que le dieron carácter oficial al contragolpe. El jefe de Gabinete, Carlos Bianco, recordó que sus propias denuncias sobre el mal estado de la provincia al último 10 de diciembre y reclamó que nadie se sorprenda ahora por los dichos de su jefe político.

 

 

 

En tanto, Jesica Rey, ministra de Comunicación Pública de Kicillof, disparó contra “funcionarios y exfuncionarios muy preocupados en defender una gestión totalmente deficiente en salud pública”. “Los y las bonaerenses conocen muy bien la realidad y así lo demostraron", añadió. 

 

ALGUNOS ANTECEDENTES. La concordia en la noche de Olivos se rompió luego de una extensa tensión a lo largo de las últimas semanas. Es más, la Plaza San Martín, que divide la Gobernación y residencia de Kicillof del edificio de la Legislatura, fue testigo de los proyectiles silenciosos que se lanzaron de uno y otro lado durante los últimos días. 

 

Bianco fue el encargado de marcar, cada vez que pudo, la dura postura del oficialismo. en medios de comunicación y a quien lo haya solicitado; algo que, por supuesto, no dejaron pasar en la oposición. Ya en los primeros días de abril, en diálogo con este medio, la diputada Alejandra Lorden había sugerido que el gobernador estaba "totalmente tomado" por la situación crítica de la pandemia y que eso le impedía una buena relación con ellos. Algo similar expresó su par del PRO Daniel Lipovetzky al asegurar que Kicillof "centraliza todas las discusiones" y suma a la grieta.

 

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