CRISIS POR CORONAVIRUS

¿Por qué no es una cuasimoneda la cuasimoneda cordobesa?

El bono de Schiaretti servirá para cancelar deudas con el fisco, pero será transferible. Rasgos ambiguos y el recuerdo de 2001. El tándem del peronismo núcleo. Solo cuestión de tiempo.

Agobiado por la caída de los ingresos de la provincia, que, llovido sobre mojado, suma, como todo el país, dos años de recesión y ahora los efectos de la cuarentena por el COVID-19, el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, anunció el lunes el lanzamiento de un bono para el pago de deudas vencidas al 29 de febrero con los proveedores de su administración. La noticia se conoció cuando varios mandatarios provinciales reiteran el pedido de mayor asistencia al presidente Alberto Fernández en forma de Aportes del Tesoro Nacional (ATN) lo que, hasta ahora, encontró como respuesta la transferencia de 6.000 millones de pesos, insuficientes dadas las necesidades. Así, algunos, en particular dos con muy buena sintonía política como el cordobés y el santafesino Omar Perotti, amagan con lanzar cuasimonedas como el Patacón y las Lecop, entre otras, que circularon en la crisis de 2001-2003. ¿Hasta qué punto el nuevo bono de Schiaretti es una cuasimoneda?

 

 

 

Omar Perotti y Juan Schiaretti.

 

 

En concreto, el cordobés señaló el lunes a través de su cuenta de Twitter que “la provincia de Córdoba lanzará un título para cancelar deudas con proveedores. Será transferible y podrá utilizarse para cancelar deudas tributarias vencidas hasta el 29 de febrero de este año”. “Esta herramienta permitirá aliviar en algo la gran caída de la recaudación que afecta a las finanzas públicas y, al permitir compensar deudas y acreencias, tendrá un impacto positivo en el sistema económico cordobés”, añadió.

 

El Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF) recordó en su último informe que “la recaudación tributaria nacional estaba transitando una caída real no menor en los primeros meses del año. En efecto, si se acumulan los meses de enero y febrero, la recaudación cayó un 5,2% en términos reales respecto a 2019. Si esto se traduce a pesos, la pérdida del primer bimestre habría sido de $55.000 millones. Si se divide esta última según destinatarios, se tiene que el Tesoro Nacional habría perdido 10.000 millones de pesos, las provincias 10.000 millones y la ANSES, 35.000 millones”.

 

En marzo se desató el capítulo local de la pandemia y el aislamiento social preventivo y obligatorio, que desaceleró más la economía y la percepción de impuestos. Así, “la coparticipación federal a las provincias fue de 136.848 millones de pesos, lo que implicó un crecimiento nominal del 30,4%. Si se considera la inflación, eso representa una caída del 11,3% de la coparticipación en términos reales”, le explicó a Letra P el titular del IARAF, Nadin Argañaraz.

 

 

 

En tanto, “las transferencias del Gobierno Nacional a las provincias crecieron un 37,8% nominal, lo que, en términos reales, significa una pérdida de recursos del 8,2%. Todas las provincias vieron reducida la coparticipación recibida en el primer trimestre del año”, señaló. “La situación compromete la capacidad de los gobiernos de financiar su gasto, en momentos en que el gasto en salud y de asistencia a la población va a crecer por efecto del virus. Seguramente se tendrán que reducir otros gastos, dado que no hay crédito disponible”, cerró. De hecho, el gobernador cordobés anticipó hace pocos días la posibilidad de reducir los salarios de los empleados públicos por la escasez de recursos.

 

 

 

“Este hecho responde claramente al impacto que la crisis del coronavirus está ejerciendo sobre las administraciones provinciales, con caídas importantes de los recursos tributarios ante el cese de la actividad por la cuarentena”, le dijo a Letra P el director de la consultora Mecronomic, Gustavo Reija. “Hay que tener en cuenta la importancia que el impuesto sobre los Ingresos Brutos, uno de los más afectados por el cese de actividades, tiene sobre las recaudaciones provinciales”, siguió.

 

Lo que anunció Schiaretti, valuado en 9.000 millones de pesos, no es un simple bono de cancelación de deudas con proveedores, una práctica recurrente en la Argentina. Al ser transferible, circulará, como pago de bienes y servicios, entre diferentes manos hasta dar con quien lo utilice para lo que hasta ahora es su finalidad: el pago de compromisos tributarios. Así, en tanto herramienta limitada de pago, excede el estatus de título de deuda pública.

 

“El título de Córdoba constituye el inicio de la emisión de una cuasimoneda provincial. En caso de generalizarse su emisión a través del tiempo, comenzará a circular, dado su carácter de transferible, y será utilizado para saldar deudas, no solo con el estado provincial, sino entre particulares”, anticipó Reija.

 

Por el momento, como aclaró el gobierno cordobés, no puede ser considerado una cuasimoneda. Por un lado porque no está diseñado para la realización de pagos en el circuito comercial. Por el otro, porque para ello le falta, además del aval oficial, soporte físico: el bono de Schiaretti nació solo virtual.

 

La cuestión es que las crisis tienen su propia dinámica y la actual está aún lejos de su culminación.

 

“El inicio de las cuasimonedas en la crisis de 2001 tuvo un origen idéntico: fueron títulos emitidos para cancelar deuda del Estado que, a su vez, podían usarse para pago de tributos”, recordó el director de Mecronomic. En efecto, así nacieron con Fernando de la Rúa, pero fue al año siguiente, ya con Eduardo Duhalde en la Casa Rosada y una economía quebrada, que su uso se generalizó cuando el Estado comenzó a pagar salarios y planes sociales con Lecop (Letras de Cancelación de Obligaciones Provinciales), algo que se replicó en diferentes provincias.

 

 

Decreto de 2002 por el cual la provincia de Córdoba de aceptó las Lecop.

 

 

“La duración de la crisis determinará la generalización o no de la utilización de este instrumento. Sería deseable que esta situación no pase de ser transitoria y circunscripta solo a Córdoba ya que, como se vio luego de 2001, recomponer el orden monetario con la existencia de varias cuasimonedas provinciales representaría un problema crítico que se sumaría al ya complejo panorama que le espera a la economía en la poscrisis”, cerró Reija.

 

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