CLARÍN VS. TINELLI

Periodismo de guerrilla

Novato crónico de la política, Marce ignoraba un dato clave: el diario, donde manda una vieja guardia que lo desprecia, se mueve como célula autónoma en el Grupo. Magnetto, verdugo por omisión.

Vuelven a chocar. Prolongado matrimonio por conveniencia, la convivencia de Marcelo Tinelli y el Grupo Clarín se tensa en los días largos de la cuarentena. Quizás sea natural. La decisión del showman de viajar a Esquel en un jet privado en los primeros días del aislamiento obligatorio y la llegada de una valija en un avión particular ubicaron al animador en un lugar incómodo y pusieron el conflicto otra vez en los primeros planos. 

 

Con abundantes entretelones, la saga suma un nuevo capítulo y las maneras de interpretar el choque son múltiples. Por decisión de la cúpula del diario, la nota del periodista Carlos Guajardo llegó a la home de Claríny tuvo un alto nivel de lecturas, como casi todo lo que rodea al creador de Showmatch y miembro del Consejo contra el Hambre. Tinelli eligió a Luis Novaresio para salir a responder con la consigna que el kirchnerismo llevó a lo más alto, “Clarín miente”, algo que no pueden dejar pasar las espadas del Grupo que ocupan la trinchera del periodismo de guerra. Además, se quejó del “ataque sistemático” de la empresa, dijo que algo similar le había pasado en 2006 y pareció reclamar una correspondencia del holding: “Nunca me ocupé de las denuncias que tuvo Clarín a lo largo de los años”.

 

LAS DOS CARAS DEL GRUPO. En los horas previas, habían fracasado todos los intentos de mediación. Los llamados de Canal 13 al diario para bajar la nota no dieron el resultado esperado. Puede resultar inverosímil desde afuera, pero Clarín y El Trece/TN no son exactamente lo mismo. En cada empresa, funcionan diferentes lógicas, se imponen egos particulares y rinden dividendos distintos negocios. Los cañones sólo disparan hacia el mismo lado, sin contradicciones, cuando el directorio que conduce Héctor Magnetto así lo decide. Mientras en el diario militan directivos encumbrados y nostálgicos de un Clarín todopoderoso que no quieren nada a Tinelli, en Canal 13 y Artear permanecen sus defensores, Adrían Suar y Pablo Codevilla. Cuando hay una colisión, tiene que intervenir una instancia superior y es Magnetto el que puede laudar, por acción u omisión. Volvió a hacerlo en esta oportunidad, cuando decidió que el “escándalo de la valija” permaneciera destacado en la home como un mensaje contra el presidente de San Lorenzo. Esperada por Suar, la orden de Su Majestad no llegó. 

 

En los horas previas, habían fracasado todos los intentos de mediación. Los llamados de Canal 13 al diario para bajar la nota no dieron el resultado esperado. Puede resultar inverosímil desde afuera, pero Clarín y El Trece/TN no son exactamente lo mismo.

Desde el diario le recitaron a Letra P el manual de estilo de Clarín: lo que primó fue el “criterio periodístico”, dijeron. Pero también dieron a entender que Tinelli debe atenerse a las reglas del juego. “Es un personaje público que hace rato salió de la sección Espectáculos, que lo trata muy bien. Coquetea con la política y es dirigente del fútbol. (Alejandro) Borensztein no recibe órdenes ni indicaciones y hace humor. Si decís ‘Clarín Miente’ por una nota que es puramente cierta, no vas a esperar que se queden callados”. 

 

Mientras Canal 13 considera a Tinelli una fuente de ingresos, los periodistas de la vieja escuela de Magnetto lo tratan como un famoso y no le conceden la credencial de político, que tramita -en distintas sedes- desde hace tiempo

 


LA HEREJÍA. Lo de Tinelli tiene cierta lógica: quiere que el Grupo lo cuide como cuida sus propios intereses y lo proteja como protege a sus socios, amigos y auspiciantes. Pero omite un detalle: la herejía imperdonable de haberse asociado con Cristóbal López en 2013, en plena batalla de Clarín con el cristinismo. Dueño de una implacable memoria selectiva, Magnetto -dicen- no se olvida. 

 

El conductor de Showmatch siempre fue un actor de peso y se movió con una lógica propia, muchas veces contradictoria con la del multimedios, en el terreno de la política y los negocios. Mientras desoiga los mandatos de la calle Tacuarí, Clarín hará lo mismo en relación a él. “Se ve que a Magnetto no le preocupa demasiado si Tinelli está o no está en El Trece. Si quería bajar la nota, lo podía hacer en dos minutos”, le dijo a este portal un empresario que conoce la lógica interna del Grupo. El animador tiene trato con Suar y, según dicen en su entorno, cultiva también un buen vínculo con Pablo Casey, el director de Asuntos Legales de Telecom y sobrino de Magnetto. Sin embargo, todo indica que hace rato no llega hasta las alturas del cuarto piso. 

 

 

 

Encerrado en su mansión de Esquel, Tinelli llegó a pensar el lunes que el “ataque” de Clarín era un intento de tapar una de las noticias del día, ya de por sí con escasa cobertura: la nota de la revista “Noticias” con los barbijos que su amigo Horacio Rodríguez Larreta le había comprado a un directivo del holding, el abogado Ignacio Saenz Valiente. Por supuesto, en el multimedios lo niegan.

 

Otros que tienen con él también una buena relación dudan entre si es naif o demasiado astuto. “Él es muy impulsivo. No siempre mide las consecuencias de lo que hace y el ego le juega en contra”. Frente a ese amateurismo, son mayoría los que piensan que la fría maquinaria de Clarín puede deglutirlo en una pelea de largo aliento. ¿Tinelli puede ir a otro canal? Quienes lo conocen afirman que está “muy atado a ese contrato” y no hay nadie en condiciones de pagarle lo que le paga hoy El Trece por la megaproducción de Showmatch. El empresario nacido en Bolívar enfrenta desde hace tiempo una dificultad notoria en su intento por trascender el mundo de la televisión y penetrar en otros territorios de poder: primero la AFA, después la política. Incluso sus amigos reconocen que se mueve como un elefante en un bazar y no está acostumbrado a que le pasen las facturas de lo que rompe. Pero está claro también que Clarín lo está esperando siempre. 

 

 

Albertismo social. Tinelli integra la mesa contra el hambre que creó el gobierno de los Fernández.

 


EN E MEDIO DEL RÍO. Con más de 30 años en la televisión, Tinelli busca desde hace tiempo -con insistencia, pero sin éxito- crecer y dar un paso más. En 2018, estuvo cerca de pegar el salto hacia la política y se largó a invertir en el invento fallido del peronismo del medio de la mano de Miguel Ángel Pichetto. Se mezcló en reuniones con Sergio Massa, Juan Schiaretti, Roberto Lavagna y Juan Manuel Urtubey, viajó a las provincias y finalmente huyó despavorido. Esos movimientos no generaron contradicción con la estrategia del Grupo, que quería cualquier cosa, salvo el regreso de Cristina Kirchner al poder. Sin embargo, Tinelli comenzó a mostrar como nunca su simpatía por el peronismo y se sumó finalmente al Consejo contra el Hambre de la mano de Matías Lammens. Preocupado por la crisis social, cercano a los curas villeros y con un trabajo importante desde la Fundación LA FLIA, que dirige Gabriela Galaretto, el animador está convencido de que Clarín hizo todo lo posible para que Macri siguiera en el poder. 

 

 

Rosqueando por el medio. Con Massa y sus exfederales Pichetto-Schiaretti-Urtubey apostó a una opción no K.

 

 

Después del fracaso del sello Alternativa Federal, Tinelli le transmitió a su entorno que estaba feliz de no haberse metido en política. Sin embargo, todavía hoy repite que tiene “vocación de servicio” y, aunque este año tiene pensado concentrarse en su ciclo televisivo, en la política son varios los que esperan que dé finalmente un paso más.

 

Como en el gran juego que incluye su sociedad con el holding y su deseo de involucrarse más en política, Tinelli se siente incómodo en Esquel. Debe esperar el fin de una cuarentena sin fecha de vencimiento para viajar a Buenos Aires y comenzar con su programa de televisión en El Trece. Aunque le dijo a Novaresio que es periodista y está autorizado a viajar, tiene miedo de que lo destrocen sus detractores, entre los que aparecen, “sistemáticamente”, los medios de Clarín.

 

Temas
Ignacio García Aresca, Daniel Scioli, Darío Capitani y Miguel Siciliano, en la Feria Internacional de Turismo.
Máximo Kirchner, presidente del PJ bonaerense.

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