Crisis de coronavirus

Ministro en cuarentena

Esteban Borgonovo, titular de la cartera de Gobierno de Santa Fe, se encuentra aislado en su casa. Sigue con su agenda en modo home office. WhatsApp, Skype y apps runners.

Ejercer su pasión le costó caro a Esteban Borgonovo. El ministro de Gobierno de Santa Fe participó el fin de semana de una maratón en Uruguay y, a su regreso, debió quedar aislado. El gobernador Omar Perotti resolvió que todo aquel que haya regresado del exterior, cualquiera sea el país, tiene que cumplir una cuarentena obligatoria. Caso contrario, le caerá todo el peso de la ley. Al rosarino, entonces, no le quedó otra. Con una oficina montada en su casa, continúa con sus tareas echando mano a la tecnología.

 

“Estoy a full con el home office, el celular parece un apéndice del cuerpo”, le describió a Letra P el funcionario. Borgonovo se guardó en Rosario, no tiene síntomas de coronavirus y asegura que su estado de salud es “excelente”.

 

Tenía programado el viaje a Montevideo para despuntar su vicio y visitar amigos. Fue y vino por vía terrestre y el lunes volvió al trabajo sin inconvenientes ya que no existía restricción con Uruguay. Presenció una conferencia de prensa de la vicegobernadora Alejandra Rodenas. Luego se guardó. 

 

No es el único funcionario santafesino que se ve imposibilitado de cumplir sus funciones con normalidad. El vocero de Gobierno, Leonardo Ricciardino, es paciente de riesgo y el titular de la Caja de Jubilaciones Humberto Giobergia regresó de Brasil hace unos días.

 

 

 

Divorciado, de 60 años, vive solo. No le queda otra que recurrir a sus hijas, familiares, amigos y vecinos, quienes lo asistirán a lo largo de la cuarentena de dos semanas que cumple a partir de este martes. Desde el “encierro”, así lo define, lo único que lamenta es no poder visitar a su mamá de 93 años, que también debe padecer el “encierro” al ser considerada paciente de riesgo.

 

Dice que no modificó demasiado su agenda. Se levanta bien temprano, igual que antes de la pandemia, y se recluye en una habitación que ya estaba ambientada como espacio de lectura, oficina y rosca de alto voltaje.

 

La “cantidad de medios digitales” a su mano le permiten trabajar a distancia. Se mantiene comunicado con Perotti, funcionarios y opositores a través de llamadas, chats de WhatsApp, mails y comunicaciones vía Skype. Este martes a la mañana, por ejemplo, recurrió a la llamada en altavoz para ponerse en contacto con tres secretarios del Ministerio a la vez.

 

 

 

Amante del trote, como contó Letra P, sus amigos lo llaman “el maratonista”, ya tiene en carpeta descargarse apps con distintas posibilidades de entrenamiento. Por el momento, dice que no recurrirá a una cinta para correr, pero no lo descarta.

 

Asegura que el teletrabajo tiene aún “menos pausas” que la tarea presencial, porque la actividad ahora es “casi permanente”. En ese marco, la pandemia le roba casi toda la jornada. El coronavirus se cuela “omnipresente” en todos los temas. Al cierre de esta nota, se ocupaba de diseñar un protocolo del servicio penitenciario policial, área que se encuentra bajo su tutela y no en Seguridad, para atención de presos bajo la emergencia sanitaria. Cuando finalice la jornada y llegue el momento de la cena, llamará a sus cercanos y pedirá una mano. Y si no marcará el teléfono del delivery.

 

Martín Lousteau y Maximiliano PUllaro durante el proceso electoral.
Federico Angelini y Mauricio Macri.

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