ELECCIONES 2019 | LA ECONOMÍA

El Trump que salvó a Macri con el FMI lo golpea ahora con su guerra comercial

El aumento punitivo de aranceles que anunció llevó a China a responder con una devaluación competitiva. El movimiento afectó a las divisas emergentes y golpea al peso a solo seis días de las PASO.

La caída en picada de las bolsas internacionales y de las monedas de países emergentes desatada por la devaluación de la moneda china se cebó este lunes especialmente, como ya es habitual, con el peso y el resto de los activos argentinos, en un momento especialmente complejo ya que el país está a apenas seis días de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO). El dólar subió casi 2%, algo más que , por caso, en Brasil, mientras que el riesgo país superó el preocupante nivel de los 900 puntos básicos. El veranito financiero se interrumpió y devolvió a la Argentina abruptamente a la realidad gélida del calendario.

 

El desencadenante de la crisis es la decisión del Banco del Pueblo (central) de China de devaluar su moneda, el renminbi (cuya unidad de cuenta se denomina yuan), a la que dejó caer por debajo de las 7 unidades por dólar por primera vez en 11 años. Los analistas consideran el paso, que tiende a abaratar las exportaciones de ese país, es una respuesta directa a la decisión de Donald Trump de la semana pasada de imponer desde el mes que viene una nueva ronda de aranceles punitivos a las importaciones desde China, esta vez del 10% y con un alcance de 300.000 millones de dólares en comercio.

 

 

 

La movida generó temores a la que guerra comercial en curso entre los dos gigantes de la economía internacional escale, al pasar de una fase arancelaria a una de devaluaciones competitivas. De hecho, la primera reacción del presidente de Estados Unidos en Twitter (¿dónde si no?) fue urgir a la Reserva Federal, supuestamente independiente del poder político, a actual. ¿Cuál sería su herramienta? Volver a reducir las tasas de interés, esto es el precio del dólar. Que el mundo esté viendo caídas significativas pero no todavía pánico se debe a la creencia generalizada de que la autoridad monetaria estadounidense no planea por el momento subirse al tremendismo trumpista.

 

 

 

En un contexto normal, una reducción de la tasa por parte de la Fed debería redundar en una salida de capitales desde Estados Unidos hacia mercados emergentes, donde hay mayor riesgo y, por ende, más oportunidades de encontrar rendimientos superiores. Sin embargo, estos no son tiempos normales, algo que se vio la semana pasada, cuando el efecto global de la rebaja de un cuarto de punto porcentual de la tasa resultó totalmente diluido por la última bravata del deslenguado republicano, que puso de ese modo fin abrupto a la tenue esperanza que, en esos mismos días, generaba la reapertura de las negociaciones comerciales.

 

Así las cosas, en la nueva coyuntura, la amenaza de una escalada ahora cambiaria entre Washington y Pekín hace que los capitales busquen refugio otra vez en el país del riesgo cero: Estados Unidos.

 

 

 

No deja de ser una paradoja que el mismo Trump que le embarra la cancha a la Argentina a menos de una semana de las PASO sea el mismo que se erigió en el máximo garante de la gobernabilidad de Mauricio Macri al presionar para que el Fondo Monetario Internacional (FMI) le otorgue a la Argentina el mayor paquete de financiamiento de su historia, por 57.000 millones de dólares, y para que ignore diferentes líneas rojas, algo que despierta fuertes resquemores acerca de una intervención electoralista impropia por parte del organismo.

 

La paz cambiaria es acaso el único y modesto logro que puede mostrar el Gobierno en medio de una crisis en la que caen el Producto, la actividad industrial, el consumo, el salario, el empleo y lo único que crece es la pobreza. La calma en la cotización del dólar es la señal a los ciudadanos de que la Casa Rosada mantiene firme en sus manos el timón de la economía y la garantía de que la inflación, aún extremadamente elevada, puede continuar una tendencia suavemente decreciente.

 

 

 

Que la palabra “dólar” salte de nuevo a los titulares de los canales de noticias y de TV abierta, a los portales de Internet, a los diarios, a las redes sociales y a las conversaciones familiares no es para nada positivo para el Gobierno. Eso, si del interés electoral de Juntos por el Cambio se trata, no debería prolongarse. Más allá de que el Presidente llame a sus simpatizantes a manifestar adhesión sin necesidad de argumentar, los argentinos saben, incluso los que no son versados en economía, que cualquier salto del dólar deriva pronto en uno equivalente de los precios y que el hecho de que la divisa simplemente vuelva, por lo pronto, a los $46 que ya había sabido tocar no es obstáculo para que formadores de precios con reflejos de arqueros de selección vuelvan a tocar sus precios, comenzando por los combustibles… seguramente no mucho después de las PASO.

 

 

“El inicio de la guerra de monedas, como fase siguiente a la comercial, impacta en el proceso electoral nacional generando una cuota de incertidumbre adicional a la propia del ciclo político”, dijo Gustavo Reija.

 

 

El analista financiero Christian Buteler le dijo a Letra P que “una guerra comercial entre Estados Unidos y China afecta a todo el mundo y, de hecho, todas las bolsas y todas las monedas están cayendo (este lunes). Se trata de un desarrollo que nunca es oportuno, pero para la Argentina llega en un momento especialmente delicado porque estamos a seis días de las PASO. Claramente para el país, en el actual contexto, con elecciones (primarias) de por medio, una moneda debilitada y tasas por las nubes, es todavía peor”.

 

Gustavo Reija, director de la consultora Mecronomic, señaló en diálogo con este portal que “el inicio de la guerra de monedas, como fase siguiente a la comercial, impacta en el proceso electoral nacional generando una cuota de incertidumbre adicional a la propia del ciclo político”.

 

“El recrudecimiento de la guerra comercial llega en el peor momento para la Argentina. La respuesta china al anuncio de suba de aranceles formulado por Trump, con la depreciación del yuan a su menor valor de los últimos diez años, crea las condiciones para un proceso de creciente inestabilidad en monedas emergentes y, dentro de ellas, con especial impacto sobre el peso”, añadió.

 

Según Buteler, además del dólar “hay que prestarle atención al riesgo país, que está otra vez cerca de los 900 puntos cuando había bajado a unos 750 hace poco. Y también estar atentos a lo que pase con las tasas de interés: el Central necesita absorber pesos porque no cumplió con la meta monetaria de julio y por eso la hizo bimestral.  Vencen 279.000 millones de pesos de Leliq (Letras de Liquidez), que debería renovar y además retirar algo más de dinero para acercarse a la meta. En ese sentido, es posible que la tasa muestre otro salto, además de los de la semana pasada”.

 

 

 

Reija coincidió. “El Banco Central estará muy exigido esta semana para conjugar las necesidades políticas de mantener estable al dólar con el arrastre hacia la depreciación del peso provocado por la caída de las monedas de países emergentes. En su operatoria deberá conjugar ventas de dólar futuro y spot (ndr: contado) en un delicado equilibrio diario”, adelantó.

 

“En renta variable (ndr: acciones), el mercado se presentará con una tendencia a la destrucción de valor, siguiendo la tónica de las principales plazas”, dijo. De hecho, los ADR (American Depositary Receipt), esto es las acciones argentinas que cotizan en Wall Street sufrían un severo castigo.

 

¿Qué hará el Banco Central ante la escapada del dólar, que, hay que recordar, no es totalmente novedosa? De hecho, la semana pasada la divisa ya había estado más demandada y al cierre del viernes había recuperado un 7% desde su piso anual del 12 de julio.

 

“Si el Banco Central no interviene es porque entiende que el peso se deprecia al nivel de las otras monedas de la región y entiende que no es conveniente quemar reservas en ese contexto. Salvo que priorice lo político, porque esto pega a ese nivel y altera a la gente, pero eso hablaría muy mal de su conducción, que siempre dijo lo contrario”, cerró Buteler.

 

Martín Menem y Karina Milei.
Javier Milei en una exposición de maquinaria agrícola, uno de los pocos sectores industriales con expectativas

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