Luis Palma Cané, especialista en economía internacional y director de la consultora Fimades, le dijo a Letra P que “esta situación se genera por la decisión abrupta y unilateral de Trump, que decide, a través de su cuenta de Twitter y en medio de las negociaciones que debían retomarse este miércoles en Washington, subir desde el próximo viernes los aranceles a las importaciones desde China del 10 al 25% para un universo de productos por 200.000 millones de dólares. Para peor, si no se arregla todo, dijo que ‘muy pronto’ va a extender esos aranceles a los 325.000 millones de dólares restantes de las compras estadounidenses a ese país”.
“Con esto amenaza con romper una negociación de casi un año y medio, poniendo más presión sobre los chinos, que ahora deben definir si van o no a Estados Unidos para la ronda final de las negociaciones”, añadió.
La situación, que enfrenta a las dos superpotencias comerciales, genera una fuerte incertidumbre global y siempre que este sentimiento se impone en el ánimo de los inversores, el reflejo es el mismo: el llamado “vuelo a la calidad”, que no es otra cosa que correr a refugiarse en instrumentos que se considera tienen cero riesgo de default: los bonos del Tesoro estadounidense. Eso desencadena una salida masiva de capitales de otros mercados, lo que se observó este lunes en los de Asia y Europa. Pero la fuga afecta especialmente a los emergentes y, dentro de esto, principalmente a sus eslabones más débiles. La Argentina actual encabeza esa lista triste.
¿Por qué ocurre eso? “Porque el país tiene cuatro debilidades: desequilibrio de balance de pagos (ndr: saldo de divisas en todo concepto con el exterior), déficit fiscal, inflación y recesión. Todos los emergentes tienen alguno de esos elementos, pero ninguno los cuatro juntos. Si a eso le sumamos la incertidumbre política del momento electoral, las debilidades económicas se exacerban y e impactan, a su vez, también sobre lo político”, indicó Palma Cané. “Esto explica que el riesgo país de la Argentina triplique el promedio de América Latina”, completó.
En efecto, si bien la rueda cambiaria no trajo este lunes el vendaval temido, y las pérdidas del peso se fueron recortando conforme avanzó la rueda. Ante eso, el Banco Central se permitió incluso recortar levemente la tasa de las Letras de Liquidez (Leliq, instrumentos que coloca entre bancos a 7 días) en la primera licitación del día, pasando del 73,76% del viernes a 73,57%.
Así, pasado el mediodía, el dólar subía en Buenos Aires algo más del 1% (en el tramo minorista, 0,5% en el mayorista) contra 0,35% en Brasil. Algo más, es cierto, pero no demasiado desalineado. Un consuelo adicional era que la lira turca, la divisa de otro país con problemas severos, se desplomaba más del 2,5%.
Operadores del mercado consultados por Letra P coincidieron en que el Banco Central no intervendrá agresivamente en tanto las oscilaciones no sean demasiado bruscas y en tanto no sean endógenas, es decir mientras estén en línea con lo que pasa en el mundo.
“Mientras la evolución del dólar sea similar a la de la región, el Banco Central va a guardarse munición para cuando realmente sea necesario usarla”, explicó el analista financiero Christian Buteler.
Leandro Ziccarelli, coordinador del Observatorio Monetario-Financiero del CEPA (Centro de Economía Política Argentina), señaló en diálogo con este portal que “el mercado global tiene hoy dos asuntos que sigue mucho: la posibilidad de un acuerdo comercial entre China y Estados Unidos y el brexit”, esto es el traumático proceso de salida del Reino Unido de la Unión Europea. “Cualquier noticia sobre esos dos asuntos que vaya en la línea opuesta a lo que se espera provoca una búsqueda de refugio en dólares”, añadió.
Operadores del mercado coinciden en que el Banco Central no intervendrá agresivamente en tanto las oscilaciones no sean demasiado bruscas y en tantoestén en línea con lo que pasa en el mundo.
Tanto es así, continuó, que esa tendencia se da “a pesar de que la Reserva Federal (el banco central de Estados Unidos) viene enviando señales dovish (paloma) desde enero” en materia de tasas de interés.
“Si, para colmo, estos eventos se dan cuando el mercado estadounidense está en niveles máximos o cercanos a ellos... cualquier noticia sirve para corregir decisiones de inversión y volar a Estados Unidos”, completó Ziccarelli.
Pensado en el futuro, Mariano de Miguel, presidente del Capítulo Buenos Aires de la Sociedad Internacional para el Desarrollo (SID), estimó ante la consulta de Letra P que “estamos ante una deriva previsible en función de distintas señales que venían dando China y, sobre todo, Estados Unidos, que marcan un momento particular de la economía internacional. La etapa actual de la economía internacional es diferente a la que empezó después de 2000, sobre todo desde 2005 a 2011, y específicamente desde el advenimiento de Trump, que trajo un nivel de tensión económica y comercial creciente”.
La tirria entre Estados Unidos y China es tendencial, explicó, ya que “en casi todos los pronósticos se venía analizando como la principal a nivel político, económico y cultural del siglo XXI”.
Pensado en su impacto sobre la Argentina, lo crucial pasa por la posibilidad de que el recrudecimiento de la crisis sea de corta duración, esto es apenas una amenaza del jefe de la Casa Blanca para cerrar en términos más favorables las negociaciones en curso. En el caso contrario, la Argentina tiene mucho para perder en una coyuntura en el que, de por sí, a la autoridad monetaria le cuenta mucho mantener al dólar bajo control. “Suelo pensar que los chinos son bastante renuentes a negociar bajo condiciones de ese tipo”, dijo al respecto con cierta preocupación De Miguel.
Pero, más allá de las urgencias, se puede pensar en el mediano plazo. “El de hoy es un mundo con crecientes disputas económicas y comerciales, y con un proteccionismo cada vez más alto. En ese contexto, pensando en el próximo período de gobierno, la Argentina podría sacar alguna ventaja para maximizar en todo lo que pueda la gestión de los dólares y las divisas, así como una política comercial administrada”, proyectó el hombre de la SID. “Hasta hace pocos años era muy difícil de solventar ese tipo de políticas debido a la presión de las grandes potencias, pero ahora tal vez se encuentre un margen mayor”, cerró.