Sentado sobre el 47% de los votos que le dio el electorado el domingo 11 de agosto, Alberto Fernández intenta hacer equilibrio. El candidato del Frente de Todos respondió este miércoles al llamado de Mauricio Macri, lo contó públicamente con la seguridad de quien ya se siente a un paso de la Casa Rosada pero puso el énfasis en su discurso en un objetivo clave: que el traspaso de mando no se tenga que celebrar ni un solo día antes del 10 de diciembre y que todo "transcurra en paz" hasta entonces.
"Tenemos que hacer el esfuerzo todos los argentinos, el Presidente tiene que llegar al 10 de diciembre y hay que hacer el esfuerzo para que no nos hagamos más esta pregunta", señaló Fernández esta tarde, en la conferencia de prensa en la que detalló la conversación telefónica que mantuvo al mediodía con Macri. Acto seguido, el candidato del Frente de Todos señaló que él "ni siquiera es presidente electo" pero se refirió a este etapa como "transición", ya seguro de lo que dirán las urnas en octubre.
Según relató Fernández, el Presidente le mandó un mensaje por Whatsapp este miércoles por la mañana, mientras estaba dando clases de la materia Teoría General del Delito y Sistema de la Pena de la Facultad de Derecho de la UBA y por ese motivo no le respondió inmediatamente. Sin embargo, más tarde hablaron por teléfono. "Tuvimos una buena charla, él me planteó su preocupación sobre el estado de cosas, le di mi opinión y le manifesté mi voluntad de ayudarlo en lo que estuviera a mi alcance, teniendo en cuenta que yo soy solo un candidato a presidente, no soy el presidente electo", dijo Fernández, que remarcó la necesidad de "preservar la institucionalidad, que todo transcurra en paz".
Fernández esta mañana fue a dar clases a la UBA
La decisión de responder al mensaje del Presidente fue meditada. Desde el lunes, hubo versiones cruzadas sobre los supuestos llamados que le había hecho la Casa Rosada al ganador de las PASO. En el entorno de Fernández se dividieron las aguas entre aquellos que pensaban que debía contestar por responsabilidad institucional y quienes advertían el riesgo de que el Presidente le hiciera "el abrazo del oso", es decir, que intentara "dejarlo pegado" a la crisis. El propio candidato a presidente dijo este miércoles que "no tiene sentido" reunirse. Es decir, el llamado telefónico fue suficiente.
Los dirigentes más experimentados tenían reparos. Incluso algunos compararon la situación con la derrota electoral que sufrió Antonio Cafiero frente a Carlos Menem en la interna peronista tras darle su apoyo a Raúl Alfonsín frente a los levantamientos carapintadas. "Tuvimos una mala experiencia cuando Cafiero se acercó demasiado a Alfonsín, vino Menem y se lo devoró", le dijo a Letra P un dirigente de diálogo frecuente con Fernández, que tenía dudas sobre la conveniencia de un encuentro entre el candidato de Todos y el Presidente. Otro referente también advirtió sobre los riesgos de "revivir muertos", en referencia a una elección que ya parece resuelta. Todos coincidieron en algo: que el candidato presidencial debía, en cualquier caso, dejar en claro que la inestabilidad económica es fruto de la política económica del Gobierno y no del temor a que el Frente de Todos gobierne.
Fernández decidió dar un mensaje tranquilizador y también evitar el oficialismo lo señale como quien quiere alentar el caos. "Está claro que con Macri pensamos cosas distintas, pero me parece que fue una buena charla y una forma de llevar tranquilidad al país y a los mercados", dijo ya con el traje de presidente casi puesto. Y le pidió al oficialismo que se haga cargo de su parte: "Quisiera que la economía se tranquilice y se ordene y que todos los que estuvieron vociferando que nosotros éramos Venezuela por favor se desdigan, porque ellos fueron los que generaron este caos en el mercado internacional, sembraron dudas inexplicables. Que se den cuenta el efecto negativo que han causado sobre la economía argentina y que, en lo posible, traten de aclarar que somos lo que somos. En Argentina, en 130 años, hubo solo cinco años consecutivos de superávit fiscal y comercial, salimos del default y pagamos la deuda y fueron los míos (como jefe de Gabinete). ¿Qué tengo que ver yo con todo lo que dijeron?".
Por último, remarcó la necesidad de "llegar al 10 de diciembre". Desde que Macri asumió como presidente, la fecha del traspaso de mando obsesiona al peronismo, que esgrimió varias veces la necesidad de colaborar con la gobernabilidad para sacarse de encima el estigma de que, desde la oposición, se convierte en un obstáculo para quien está en la Casa Rosada. Está a cuatro meses de lograrlo.