El martes a la noche, un funcionario del Ministerio de Hacienda se comunicó por teléfono con directivos de las petroleras grandes, entre ella YPF, Shell y Axion. Les avisó que la decisión oficial era congelar los precios de las naftas por tres meses y que eso sería anunciado por Mauricio Macri como una de las medidas para intentar recuperar votos post PASO. “Pero nosotros queríamos negociar, estamos dispuestos a aumentar menos, un 4%, o hasta 2%, pero algo”, le respondió uno de los empresarios al funcionario de la cartera que conduce Nicolás Dujovne. Gustavo Lopetegui, el secretario de Energía, se mantuvo al margen y asumió la orden suprema.
La medida puso a los CEOs del petróleo en alerta y situación de furia. Debieron explicarles a sus accionistas lo inexplicable: que por primera vez en casi diez años, el gobierno de Cambiemos debía repetir una práctica del kirchnerismo para paliar una situación de crisis. “Nos cambiaron las condiciones de manera inconsulta”, contó a Letra P otro de los empresarios del sector.
Cambiemos utilizaría la Ley de Abastecimiento para lograr imponer algo que hoy es impracticable dada la condición de libre mercado que el propio oficialismo le garantizó al sector de los hidrocarburos. La norma, elaborada en 1974, fue la espada del ex secretario de Comercio Guillermo Moreno para presionar a empresarios. El viernes volvería al ruedo de la mano del oficialismo, dado que sin ese instrumento u otro tipo de resolución, las empresas volverían a subir los combustibles.
Para las compañías, los precios ya venían atrasados un 10% y ahora se suma otro 25% de la devaluación post PASO. Desde los años previos a la llegada de Axel Kicillof al ya extinto Ministerio de Economía que no se usaba el congelamiento. Una vez llegado a YPF, el entrerriano Miguel Galuccio trabajó junto al ex ministro del kirchnerismo en una fórmula de actualización trimestral de precios que eran autorizados por el Estado. No había congelamiento pero sí una negociación. “Capitalismo conversado”, fue la descripción que usaron en aquel entonces los petroleros.
Hoy la situación es compleja porque, aducen las empresas, el congelamiento está pegando en los estacioneros y en el gremio. “(Guillermo) Pereyra está prendido fuego”, dicen en relación al titular del gremio de petroleros de la Patagonia y senador nacional. Es que es probable que el congelamiento derive en desabastecimiento, que primero le pegue a la mixta YPF, la que corre con el precio más bajo y con la mayor cantidad de bocas de expendio.