La visita a Córdoba del precandidato presidencial del Frente de Todos, Alberto Fernández, no pasó inadvertida para el radar de la Casa Rosada. Sus funcionarios preparan, al menos, otros dos desembarcos del presidente Mauricio Macri en esa provincia: un posible cierre de campaña en el Teatro Orfeo de su capital, que sería 24 horas antes del último día que permite la ley, y una aparición en la ciudad sureña de Río Cuarto para el próximo miércoles, dentro de una gira que ese mismo día incluiría actos proselitistas en Santa Fe y San Luis.
Los preparativos del aparato de marketing político del oficialismo buscan alambrar una zona de confort para Macri. Uno de los sondeos que el jefe de Gabinete, Marcos Peña, le repite a sus funcionarios más cercanos para transmitir optimismo arrojaría una intención de voto de 46 puntos a favor de la fórmula Macri – Miguel Ángel Pichetto y del 22% para la que comparten Fernández y la senadora Cristina Fernández de Kirchner.
Otros escuderos del Gobierno prefieren mostrarse cautos sobre esas proyecciones y reflejan una intención de voto cercana a los 40 puntos, pero un 10% por debajo del optimismo que Peña exuda ante los interlocutores que elige para mostrarle las encuestas que le provee el consultor ecuatoriano Jaime Durán Barba.
En esa alquimia, la fórmula del Frente de Todos tendría una intención de voto que varía entre los 22 puntos que le adjudica Peña y los 26, con una desventaja de diez puntos por debajo de Juntos por el Cambio. Dentro de ese mapa hay una incógnita en disputa. “Por ahora no sabemos a dónde irán los votos de (el ex ministro de Economía Roberto) Lavagna, que tiene una muy buena imagen positiva en Córdoba y en Santa Fe”, confió a Letra P un integrante del equipo de campaña.
En ambas provincias, siempre de acuerdo a las estimaciones que ventila el Gobierno, Lavagna acumula entre 40 y 45 puntos de imagen positiva y un nivel de desconocimiento del 20%. A la hipótesis de trabajo que barajan en la Casa Rosada todavía le falta una pieza: confirmar si esas mediciones se trasladarán a votos.
REVES PARA LA BOLETA CORTA. El tema también inquieta al gobernador cordobés Juan Schiaretti, que este jueves sufrió un revés por parte del juez federal con competencia electoral, Ricardo Bustos Fierro. El magistrado le negó al apoderado de Hacemos por Córdoba un pedido presentado la semana pasada, donde solicitó que “en el interior del cuarto oscuro” además de la boleta corta “se autorice también la incorporación de boletas que contengan únicamente la categoría presidencial de todos los partidos y alianzas que hayan sido oficializadas por el juzgado electoral con competencia nacional para hacerlo”.
Con esa posibilidad descartada por la Justicia, la estrategia de la boleta corta de Schiaretti quedará expuesta a la disputa del botín electoral que le adjudican todas las fuerzas a Consenso Federal, aunque en el Gobierno aseguran que esa tercera vía se diluirá al calor de la hiperpolarización con el kirchnerismo. En esa tensión, Córdoba aportaría un escenario favorable al macrismo, a diferencia de los demás centros urbanos y de la región pampeana. Quizás por esa razón, Macri concentrará parte de su agenda para la semana próxima en Santa Fe, Córdoba y San Luis.
La última escala del próximo miércoles sería la provincia puntana, luego de la foto que protagonizaron Macri y Pichetto junto al senador y ex gobernador de San Luis, Adolfo Rodríguez Saá, que este jueves anunció su salto a Juntos por el Cambio, como una forma de buscar su sobrevida política, en el terruño donde su hermano, Alberto, no sólo obtuvo la reelección, sino que lo posiciona como un gran elector para las presidenciales.
El vínculo de Pichetto con “el Adolfo” es muy estrecho y fue desarrollado dentro del Senado. La foto con el Presidente fue programada para este jueves en la Casa Rosada, pero fue pactada con “semanas de anticipación” dentro del goteo menguante de contactos peronistas que aportó su desembarco en el oficialismo. A pesar de la falta de votos que padece el ex gobernador puntano, y de que San Luis sólo concentra el 1,1% del padrón nacional, la escena retratada en el despacho presidencial parece más pensada para enviar gestos al electorado cordobés no kirchnerista que a cautivar a los puntanos.