Un grupo numeroso de dirigentes del socialismo, liderado por el ex gobernador Antonio Bonfatti, se desentenderá de la movida que lidera el gobernador Miguel Lifschitz y no avalará la fórmula presidencial Robert Lavagna – Juan Manuel Urtubey. De fondo, asoma la interna feroz entre los dos referentes máximos del Partido Socialista (PS) de Santa Fe, que estalla tras la derrota en las elecciones del 16 de junio pasado.
Desde el Comité Ejecutivo del PS le confiaron a Letra P que en los próximos días se hará público un documento en el cual se anunciará que será ignorada la campaña de Consenso Federal 2030. La bronca es política y personal con Lifschitz, quien designó al concejal de Rosario Enrique Estévez como primer candidato a diputado nacional en Santa Fe.
El ala ideológica del socialismo entiende que el gobernador de Santa Fe fue el principal promotor de Lavagna presidente, pero que fracasó en su accionar una vez que el ex ministro de Economía eligió al salteño como su ladero. En rigor, las bases socialistas, especialmente las rosarinas, no quieren saber nada con la idea de militar a Urtubey, a quien consideran “un conservador de derecha”.
“Es un desastre lo que hizo Lifschitz, fue una caravana de desaciertos, nosotros no vamos a mover un dedo, no participamos ni queremos avalar esa fórmula presidencial”, consideraron desde el riñón del ex candidato a gobernador del Frente Progresista.
Las fuentes aseguraron que la movida reúne a la “inmensa mayoría” del socialismo a nivel nacional, que preside Bonfatti, y solo no acompañan los sectores “muy allegados” a Lifschitz. “El conflicto es metodológico, es por la forma de hacer política e ignorar los tiempos partidarios. Lifschitz hizo todo a nivel personal y en forma inconsulta, en política nada es gratis”, exclamó una de las patas del comité del PS.
No es nueva la disputa entre Bonfatti y Lifschitz por el liderazgo del socialismo. Siempre convivieron en tensión. El ex gobernador prioriza lo ideológico en su construcción y el actual tiene un corte más pragmático. Ostentar el poder político de Santa Fe los hizo contener las diferencias, pero ahora la situación es otra.
No son tiempos calmos para el socialismo. A fines de abril perdió la intendencia de Rosario tras 30 años consecutivos de gobierno y hace unos días, el propio Bonfatti no pudo extender los doce años de gestión ininterrumpidos al perder la gobernación con el peronista Omar Perotti. Lifschitz salvó las papas al ganar en la categoría legislativa, pero le asoma un frente de tormenta interno duro de resolver.