ELECCIONES 2019

Perotti quebró el invicto de los oficialismos: el PJ le arrebató Santa Fe al socialismo

El peronista, que compitió con apoyo del kirchnerismo, superó los 40 puntos y le sacó cuatro de ventaja a Bonfatti, el candidato del gobierno provincial. Cambiemos, otra vez tercero y lejos.

ROSARIO (Corresponsal) Tras 12 años, el peronismo hizo realidad su fantasía de arrebatarle Santa Fe al socialismo y volver al poder provincial. Omar Perotti, quien unificó detrás de sí al PJ y al kirchnerismo provincial, es el nuevo gobernador. Superó el 40% de los votos, le sacó más de cuatro a Antonio Bonfatti, el candidato del gobierno progresista y, para completar el combo, condenó a Cambiemos a un nuevo y lejano tercer puesto: José Corral, que compitió con el sello de la Casa Rosada, fue la gran decepción en las elecciones generales.

 

Escrutadas el 92% de las mesas, Perotti alcanzó el 40,5% de los votos contra el 36,3% de Bonfatti. Corral, mientras tanto, se quedó con el 18,9%.

 

“Ya en el escrutinio provisorio hay una leve ventaja del frente Juntos”, advirtió Bonfatti en un breve discurso en el Mercado del Patio, en el macrocentro de Rosario. “De confirmarse, felicitamos a quien ha sido triunfador”, agregó.

 

 

Acompañado de todos los integrantes de la primera plana del Frente Progresista excepto el gobernador Miguel Lifschitz, el senador agradeció primero a los santafesinos por “otra muestra de civilidad”, pese a “todas las conjeturas que se venían haciendo” sobre que “se iba a hacer trampa electoral”.

 

“Una vez más, Santa Fe demostró que tiene una mejor calidad institucional y que la boleta única papel es un ejemplo a seguir en todas las provincias y el país”, indicó. Y tras felicitar a “todos quienes han obtenido el triunfo” para su fuerza, “como Pablo (Javkin) en Rosario y Jatón en Santa Fe”, reconoció su derrota en manos de Perotti con equilibrio discursivo y sin nombrar a su rival.

 

“Somos respetuosos de la voluntad popular. Ya el escrutinio provisorio está alrededor del 70%, hay una leve ventaja por parte del Frente Juntos, por lo tanto, de confirmarse la tendencia en minutos, horas, felicitamos a quien ha sido triunfador en esta contienda electoral y (queremos) decirle que estamos a disposición para seguir trabajando por esta querida Santa Fe”.

 

Bonfatti partía en la elección con una herramienta clave: el aparato de gobierno que puso a su disposición su aliado y gobernador, Lifschitz. El candidato socialista se colgó de la buena imagen con la que termina su gestión el mandatario y participó de una extensa lista de obras presentadas. En las semanas previas a las elecciones, estuvo en cada corte de cintas de rutas y hospitales. Bonfatti-Lifschitz fue la foto repetida con un solo objetivo: reflejar entre los dos la línea de continuidad.

 

 

 

Sin embargo, así como capitalizó la gestión provincial también pagó sus puntos flacos. La inseguridad y el avance del narcotráfico, sobre todo en las grandes ciudades, registró un fuerte impacto en su campaña. De hecho, el presidente de la Cámara de Diputados hizo una muy buena elección en las ciudades del interior, pero en las dos localidades más importantes de la provincia, Rosario y Santa Fe, no estuvo a la par de los candidatos locales. Por ese motivo, la tónica fue pegarse a las figuras del vencedor de la interna rosarina, Pablo Javkin, y el capitalino Emilio Jatón, que arrasó en las PASO.

 

En ese pase de facturas, Bonfatti no solo tuve que ponerle la cara a la gestión de Lifschitz sino a los antecedentes propios. Durante su gobierno, entre 2011 y 2015, Santa Fe tuvo su mayor tasa de homicidios. La violencia en la provincia está al frente de los reclamos del electorado en casi todos los sondeos de opinión.

 

En la batalla híper polarizada que se gestó luego del escenario que dejó planteado las PASO, con Corral fuera de competencia, fue Perotti quien hizo de los puntos débiles del socialismo como propuesta política su propia ganancia. Pegó sin caer en golpes bajos, y, al igual que Bonfatti, se vendió ganador desde el primer lunes posterior a las primarias.

 

 

 

Contaba para formarse ese traje victorioso con un cuadro inédito por detrás: el peronismo en plenitud detrás de su candidatura. Además del PJ orgánico, por orden de Cristina Fernández de Kirchner englobó el respaldo del kirchnerismo, Sergio Massa le anotó al Frente Renovador y a ellos se sumaron los sindicatos locales.

 

No hubo grietas ni siquiera después de las PASO, cuando su victoria sobre María Eugenia Bielsa dejó un tendal de heridos. De hecho, la arquitecta no le sacó la cola a la jeringa y se sumó a la campaña hacia las elecciones generales. Compartieron actividades y hasta se mostró con Perotti en Rosario, su punto fuerte y, a la vez, uno de los puntos más flojos de la recaudación de votos perottistas.

 

La contracara a la carrera por el título que encabezan Bonfatti y Perotti fue Corral. No solo el resultado en las PASO lo dejó fuera de combate, sino que el mensaje de las urnas fue más duro aún en su reducto, Santa Fe capital, donde el candidato del Frente Progresista, Emilio Jatón, arrasó en las primarias y todo indica que desbancará al radicalismo de la ciudad.

 

Una señal clara de cómo se desinfló la candidatura de quien fuera presidente de la UCR fue el abandono al que lo sometieron desde Buenos Aires. Al no llegar ni a 20 puntos en las PASO, las principales espadas de Cambiemos se bajaron de la campaña y ya no bajaron a la foto con su candidato. Ni el presidente Mauricio Macri ni los gobernadores macristas María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta se acercaron a dar su respaldo. Ya nadie quería la foto con el candidato perdedor.

 

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