Del “puerta a puerta” al “compartilo”: la importancia de WhatsApp en campaña

Alrededor del 64% de la población de América Latina utiliza la red social WhatsApp. En Argentina el porcentaje es aún mayor y el 76% de los encuestados por Latinobarómetro usa la app. ¿Cuál es la importancia de esta plataforma y cómo usarla?

 

Según indicó el sociólogo Manuel Castells, las nuevas tecnologías de la información marcan el comienzo de un nuevo paradigma que genera la base para un nuevo tipo de estructura social: la sociedad en red. La comunicación, entonces, se ve modificada y el esquema emisor-receptor del mensaje fue cambiando por uno más horizontal. Hay muchos emisores y, por tanto, muchos generadores de contenidos. Los políticos y la política no están fuera de esto y el uso de redes como WhatsApp menos aún.

 

WhatsApp agiliza los canales de diálogo, brinda información inmediata y ayuda a transmitir un mensaje único. También permite lograr mayor cercanía de dirigentes y candidatos con sus electores. Se pueden enviar noticias, videos y hasta stickers con saludos de buen fin de semana a miles de contactos. En definitiva, lo que esta plataforma permite es ampliar nuestras propias capacidades de relacionarnos. Su eficacia reside en la eficacia de las relaciones.

 

En campaña se puede utilizar y mucho. Con el objetivo de construir una cadena de comunicación de forma piramidal, que funcione como control de calidad de la comunicación, se pueden armar tres niveles. En el primero están los principales organizadores. En un segundo grupo, cada uno de los integrantes del primero, que son a la vez administradores de otros grupos. Los receptores de este tercer grupo son también referentes territoriales que administran otros chats. Esto provoca un efecto cascada que permite que lo que se envió desde un primer grupo madre circule por tantos grupos como se hayan logrado armar.

 

Lo que esta plataforma permite es ampliar nuestras propias capacidades de relacionarnos. Su eficacia reside en la eficacia de las relaciones.

 

Un video, un gif, un flyer y/o un mensaje pueden circular sin límite. ¿Asusta? Un poco, pero no deja de ser una herramienta central para comunicar, comunicarse y, en especial, acercarse a las y los ciudadanos de la mejor manera posible: uno a uno. Como si fuera el kiosquero el que te lo cuenta, la vecina o tu amiga, pero de forma virtual y con la posibilidad de llegar a miles de personas. Entre idas y vueltas de mensajes por WhatsApp se da, entonces, una campaña cercana y permanente.

 

Las redes pueden aumentar la participación territorial y permitir que una actividad pasada a la escena digital se pueda potenciar y viralizar, pero también pueden multiplicar las fake news que tienen intencionalidad política de ataque y que son de rápida circulación. No desesperar ante eso es fundamental y no responder de manera improvisada e individual, también.

 

 

 

WhatsApp es central en nuestra cotidianidad. Lo político y la política no están por fuera de eso. Lograr que quienes forman parte de diferentes espacios políticos compartan en sus propios grupos la información circulante es fundamental. El efecto cascada es una oportunidad para organizar comunidades virtuales en relación al territorio y una manera de unificar mensajes, estéticas e ideas. Una forma más de repartir volantes a un costo (casi) cero.

 

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