Los cordobeses ya votaron, ahora le toca a Schiaretti

El denominado enfoque realista de la democracia (sostenido por autores como Joseph Schumpeter), que contrasta con la teoría clásica, intenta presentar una versión más verosímil del proceso democrático al poner el foco, no en la elección de representantes por parte del pueblo, sino en la competencia que los representantes desarrollan por conseguir el voto del pueblo. La verdadera naturaleza del proceso democrático, según este enfoque, no está en que la gente elige sus representantes, sino en que los representantes buscan ser elegidos por la gente para representarlos, y por ello gobiernan en interés de ellos y no propios.

 

En un momento donde el proceso democrático en nuestro país ofrece mucha evidencia de la descomposición del sistema de partidos; donde la oferta electoral se construye sobre un terreno líquido y altamente personalista; y donde la competencia se desarrolla entre espacios y no entre partidos políticos, se vuelve más relevante el “voto” de los dirigentes más que el voto de la gente que tendrá su momento de expresarse en agosto cuando tenga que emitir su veredicto. En este sentido, a poco más de un mes de la oficialización de las candidaturas, los que hoy se encuentran emitiendo sus votos son los propios dirigentes políticos, que al tener que ir definiendo su posicionamiento político-electoral van confeccionando la oferta electoral que los electores tendrán disponible sobre la mesa al momento de votar.

 

Es allí donde el papel de Juan Schiaretti se vuelve más que relevante luego de lograr un triunfó histórico, en la búsqueda de su reelección como Gobernador de Córdoba: 1) supero el 50% de los votos llegando a ser el segundo candidato a Gobernador de Córdoba más votado desde el retorno a la democracia, luego del 55,8% de Angeloz en el ´83, 2)  le sacó más de 35% al segundo (Mario Negri), y 3) el justicialismo recuperó la capital luego de 46 años. A partir de esta elección, las decisiones que tome Juan Schiaretti serán clave para terminar de moldear la oferta electoral para la competencia nacional, y condicionarán decisivamente la dinámica electoral.

 

 

 

Mientras la oferta electoral se va confeccionando con: 1) un oficialismo que está buscando conservar la presencia de sus socios y aliados originales, y 2) con Cristina Kirchner anunciando su candidatura con su silencio (al postergar su definición, confirma que será candidata ya que si declina su postulación muy cerca de la fecha produciría mucho daño), 3) falta terminar de definir la característica que adquirirá esa tercer opción anti-grieta (anti Macri y anti CFK) que están intentando construir el peronismo no kirchenrista, y que viene navegando en la incertidumbre: a) sin reglas claras para la definición de sus candidaturas y b) sin límites definidos respecto de lo que ese espacio ES y de lo que ese espacio NO ES.

 

¿Qué puede hacer Schiaretti? Puede hacer mucho o poco para incidir en la confección de una oferta alternativa al oficialismo y al kirchnerismo en el escenario nacional. Aquí posibles caminos a seguir:

 

  1. SER EL ARQUITECTO DE LA RENOVACIÓN DEL PERONISMO. Una opción es que Schiaretti decida apoyarse en la legitimidad popular conseguida para reclamar algún rol de árbitro en el espacio Peronismo no Kirchnerista. Que en ese rol se incline por lo que más le conviene a este espacio, que es consensuar una candidatura única para ir buscar el mejor número posible en la Primaria para seducir a votantes desencantados de la grieta que vean en esta alternativa una forma de salir de la trampa de elegir el menos malo, y apuntar a colocar la oferta en condiciones de llegar a la segunda vuelta. Ese liderazgo podría ser muy bien retribuido si el destino del espacio es el triunfo, y podría darle un rol decisivo de cara a la renovación del peronismo.                       
  2. CUMPLIR CON LOS COMPROMISOS PREVIOS Y ACOMPAÑAR SIN ASUMIR EL LIDERAZGO DENTRO DEL PERONISMO NO K. Otra opción es que viendo la dificultad de los desafíos que tiene el Peronismo no K, decida simplemente cumplir con los compromisos asumidos, pedir que se respeten los acuerdos previos de ir a resolver la candidatura en una interna y apostar a tener un rol secundario a la espera de la resolución nacional, y ver cómo se posiciona de cara a lo que la elección nacional decida para los próximos cuatro años. Esta posición podría favorecer la consolidación del escenario de polarización Macri-CFK y condicionar el futuro del peronismo no K.                                                                                                                       
  3. REPLEGARSE EN SU PROVINCIA A LA ESPERA DE LA RESOLUCIÓN DE LA BATALLA NACIONAL. Finalmente, Schiaretti puede no involucrarse en la pelea nacional, replegarse en la Provincia y esperar que se resuelva la elección nacional para ajustar su futuro político provincial en función de si Macri o Cristina sean elegidos para gobernar después del 10 de diciembre próximo. Esta última opción es la que sería mejor vista por Cambiemos y podría bien representar para Schiaretti una apuesta a la reelección de Macri, para así recoger los beneficios de esa apuesta más adelante.  

En definitiva, son tres caminos que tienen una incidencia decisiva en la dinámica nacional, para una figura que acaba de tener una triunfo hegemónico y que le puede dar al cordobesismo un rol protagónico en la elaboración de los destinos del país. Los cordobeses ya votaron, ahora le toca votar a Schiaretti. 

 

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