

Una trenza es un conjunto de tres ramales que se entretejen cruzándolos alternativamente. En nuestra coyuntura y hasta el 22 de junio próximo (fecha en que se inscribirán los nombres de los precandidatos presidenciales que competirán en las PASO), la trenza se va armando a partir de los resultados de los comicios provinciales, los posicionamientos de los referentes nacionales y los avatares de la economía.
La clara victoria de Sergio Uñac en San Juan, como la de Omar Gutiérrez en Neuquén, no sorprende. En los mapas provinciales suele haber una inclinación a los triunfos oficialistas. Pero en ambos casos, como antes en La Pampa, se pueden ir detectando climas parciales que reflejan y componen a la vez el escenario global.
La mayor parte de los gobernadores que fueron libres de elegir lo hicieron por la separación de los comicios. Primero el territorio, para dejar claro que la política siempre es local y mucho más cuando quienes encabezan las encuestas a nivel nacional con alrededor de 30 puntos de intención de voto reúnen también el 60% de rechazo. Contra los escépticos de siempre, el federalismo funciona confirmando realidades distritales más firmes y estables fruto, tal vez, de situaciones fiscales más relajadas y mejores condiciones de cercanía con el votante para ajustar el liderazgo y la gestión y calibrar la distancia adecuada en la relación con “Buenos Aires”.
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Hasta aquí, cada comicio provincial obliga a los voceros de Cambiemos a ensayar interpretaciones que mitiguen la derrota. Acostumbrados a convivir con la devaluación del peso, la inercia les facilita la propensión a devaluar los triunfos ajenos. En ambos niveles, su propósito es el mismo: evitar la corrida, sea al dólar o a las ofertas de la oposición.
Para esta última, tanto en su versión K como peronista federal, el ejercicio es argumentar con convicción quién es el beneficiario de cada nueva fecha de esta Superliga electoral. Desde Unidad Ciudadana se podrá decir (sin faltar a la verdad) que CFK facilitó la unidad distrital. Desde Alternativa Federal se reivindicará (dato objetivo) la pertenencia al espacio del gobernador triunfante.
A Nietzsche le gustaba decir que aquello que los seres humanos llamamos verdad no es otra cosa que la mentira más eficiente. ¿Quién en el armado de esta trenza articulará más creíblemente el discurso en los próximos 83 días para posicionarse mejor de cara a las PASO? Cuánto espacio dejará a la construcción de los relatos la evolución de las pizarras en las casas de cambio, la inflación y el devenir de la economía real es la gran incertidumbre. Hasta que no sepamos si la jefatura de campaña oficialista va a estar en manos de Guido Sandleris o de Marcos Peña, el interrogante seguirá abierto.